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María Eugenia Vidal anuncia medidas para frenar el descontento social y, en ese contexto, busca los votos para lograr la aprobación del Presupuesto.
PANORAMA PROVINCIAL

Un ensayo de acuerdo nacional que encendió alertas en la Gobernación

En el oficialismo todavía analizan el impacto del ensayo de unidad que concretó el peronismo. Si aquél movimiento que mostró un accionar conjunto entre el kirchnerismo y el sector de Sergio Massa para arrebatarle a Cambiemos apetecibles y decisivos espacios de poder en el Consejo de la Magistratura nacional, puede ser un anticipo de lo que vendrá mirando el año electoral o si sólo se trató de tomar una oportunidad que la voracidad del PJ no podía dejar escapar.
Ese movimiento llenó de dudas al poder bonaerense, porque llegó en plena negociación del Presupuesto 2019 que María Eugenia Vidal envió a la Legislatura. La Gobernadora requiere para aprobar ese proyecto del respaldo del massismo y de un puñado de diputados que responde a intendentes peronistas que han venido mostrando sintonía con el Ejecutivo. La ligazón entre una y otra cuestión no parece descabellada en función de los actores que entran en escena.
“Es el primer acuerdo concreto entre Massa y Cristina”, anotaban algunos de los negociadores oficiales del Presupuesto. La pregunta es si ese acercamiento podrá complicar a Vidal, que hasta el momento había podido, de una u otra forma, surfear la inquina opositora con Mauricio Macri.
Algunas señales empiezan a inquietar a Cambiemos. La dureza de Massa en la negociación es mayor a la que se aguardaba en la previa. El tigrense está firme en su decisión de que allanará el camino si la Legislatura vota el descalce de las elecciones municipales. Esto es, la posibilidad de que los intendentes puedan convocar a comicios en sus distritos en fechas distintas a las de gobernador y presidente.
En el oficialismo insisten en descartar el proyecto al que juzgan “inconstitucional”, pero para Massa la cuestión en juego tiene mucho que ver con su supervivencia política. El tigrense persigue al menos dos objetivos con ese proyecto. El primero, evitar nuevas fugas en su tropa. 
Si las elecciones en algunas comunas se adelantaran, los intendentes renovadores podrían atravesar con menos dificultades el camino hacia sus reelecciones y así no se verían tentados a buscar otros destinos que les garanticen la continuidad. Pero, además, Massa vería robustecido su proyecto porque podría ingresar en la etapa grande de la negociación por la candidatura presidencial con su poder bonaerense casi intacto.
En Cambiemos existe un dilema sobre lo que quiere el líder del Frente Renovador. Algunos dirigentes estiman conveniente ceder al reclamo del ex diputado nacional porque de otra forma, analizan, sería entregar a Massa a los brazos de Cristina Kirchner y propiciar la temida unidad del PJ. “Sergio tiene que llegar con algún poder a la etapa de definiciones para sostener la tercera vía del Peronismo Federal”, evalúan. Otros están convencidos de que la aprobación del proyecto no hará diferencia. Y que la posible juntada peronista no depende de la negociación parlamentaria bonaerense.
En ese ajedrez aparecen los intendentes dialoguistas cuyo principal ariete es el lomense Martín Insaurralde. Hablan con funcionarios de Vidal sin descuidar sus aceitados contactos con Máximo Kirchner. También, miran de reojo a Massa.
Ese juego a varias puntas hace difícil seguir el derrotero de estos alcaldes peronistas. El martes, por ejemplo, darán una muestra más de fe kirchnerista cuando se junten con sus pares ultra K en la Legislatura. De ese encuentro no podría salir otra cosa que una expresión fuertemente crítica al proyecto de Vidal. Pero en el oficialismo no pierden la esperanza de convencer a los dialoguistas.

La cuestión de los subsidios
La aceleración de los tiempos electorales está complicando el movimiento bascular de ese grupo. En la Gobernación creen sin embargo que tienen la carnada justa para saciar el apetito de esos jefes territoriales: la pesada carga de subsidios que la Provincia tiene previsto transferir a los municipios y que ronda los 14 mil millones de pesos. Una negociación que reduzca parte de ese paquete podría convencer a los intendentes.
Cambiemos tiene sus propias cuitas. “El proyecto, así como está, no pasa ni en nuestro bloque”, dicen tanto el Diputados como en el Senado. Ya habría un amague de rebelión. Vidal quiere que los municipios se hagan cargo de unos 2.500 millones de pesos que la Provincia le paga a la empresa estatal mixta encargada del tratamiento y disposición final de los residuos, la muy costosa Ceamse. De ese monto se tendrían que hacer cargo 36 comunas.
La mochila es pesada y ha puesto en alerta al gremio que nuclea a los trabajadores de la planta. La Provincia garantizaba año a año el pago del déficit operativo, pero si prospera el planteo oficial las comunas que operan en la Ceamse tendrán que afrontar esa carga. El sindicato que se opone es cercano al moyanismo y su líder es Jorge Mancini. 
Vestigios de aquella buena sintonía que supieron mantener Hugo Moyano y Macri, Mancini es diputado provincial de Cambiemos. Ahora, dicen en la Legislatura, es uno de los más férreos opositores a que el gobierno bonaerense se desentienda de aquella obligación.
Como al oficialismo no sólo no le sobran sino que le faltan votos, ya se especula con que habrá un operativo contención sobre el moyanista de Cambiemos. Y que, producto de aquella necesidad, los municipios terminen salvando la ropa.
Los intendentes radicales también dejaron expuestas sus quejas. El vicegobernador Daniel Salvador escuchó los planteos que remiten al ajuste que tendrán que hacer por el pago de los subsidios a la luz y el transporte que les transferirá la Provincia.
En medio de planteos propios y ajenos, la discusión por el Presupuesto está trabada. Tanto, que el deseo oficial de que no llegue a diciembre, se ha vuelto una quimera. Esta semana la Legislatura se propone convocar a sesiones extraordinarias porque el proyecto, en el mejor de los casos, se terminará discutiendo el mes que viene.
El Ejecutivo pretendía que el último tema parlamentario picante del año no diera espacio a una posible expresión opositora en la calle. La idea era no alimentar un posible clima de efervescencia típico de la previa de Navidad. A esa intención la sepultaron el almanaque y la falta de acuerdo.
   Vidal afronta además otro escenario de complejidad. La última etapa de discusión salarial con los gremios viene rodeada de un extenso conflicto con los docentes. El acuerdo resulta improbable porque la Provincia se dispone a concretar una oferta que quedará lejos de la inflación proyectada del 45 por ciento para todo 2018.
El mix de un bono que incluirá a los jubilados y el aporte de un porcentaje más bien módico a los básicos, está lejos de las pretensiones de los docentes que este año ya batieron el récord de paros. Los estatales dialoguistas tampoco están muy convencidos. De hecho, ya rechazaron una primera oferta informal que les acercaron en las últimas horas.

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