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ENFOQUE

Que los dirigentes no se pasen de listos

Se engolosinaron con los fondos públicos, sin que se los viera rendir cuentas ciertamente por el dinero que recibían, y ahora al cerrarse el grifo quedaron en orsay.
Que no se pasen de listos los dirigentes del fútbol argentino que insisten en reclamar asistencia del Estado para comenzar a pagar las deudas con los jugadores, tras años de despilfarro con presupuestos sobredimensionados.
Como de costumbre, la pelota va a volver a rodar, pero que no le tomen más el pelo a los hinchas, ni a los contribuyentes, ya que nadie en los últimos años se ha "esforzado" tanto como ellos, los directivos de clubes, para transformar a los problemas financieros en males crónicos de este deporte.
Esos inconvenientes se resuelven con más responsabilidad, más idoneidad y menos derroche descomedido, por no decir corrupción... Y verdaderamente, no se solucionan con raptos de solidaridad corporativa, más allá de que resulte lógica la decisión de los futbolistas de parar.
Los jugadores están en todo su derecho, obviamente, pero en definitiva el gremio que los agrupa también participó como actor de reparto de ese festival de dinero público con el que se venían embriagando los dirigentes, con el guiño de la AFA y el amparo oficial del programa "Fútbol para Todos".
Si bien es poco probable que efectivamente suceda, ya es hora de que los directivos de los clubes en particular y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) en general dejen de hacerse los distraídos, asuman sus obligaciones y afronten las consecuencias de sus actos.
Dejar de pagar salarios o impuestos y endeudar furtivamente a las instituciones no puede ser gratuito, no debería serlo y no debe serlo más. Está mal. 
Las gestiones irresponsables tienen que ser penadas, llámese como se llame el club, sea quien fuese.
Para muestra, basta un botón: "Nosotros no terminamos de cobrar octubre", venía diciendo el defensor de Banfield Gonzalo Prósperi en medios de prensa en estos días. Se trata de una deuda de cuatro meses de duración.
La entidad del sur del Gran Buenos Aires, cuyo equipo pelea bien arriba en el actual campeonato de fútbol de Primera División, perdió recientemente al delantero Santiago Silva y al ídolo de la gente Walter Erviti a causa de sus problemas económicos. Ambos se  marcharon en medio de un escándalo.
Sin embargo, el club acaba de incorporar a dos refuerzos de renombre, como lo son el atacante Darío Cvitanich y el defensor Renato Civelli, que así regresan al "Taladro" después de haber desarrollado prolíficas campañas en el exterior. 
Parece una broma, y hasta una burla por cierto, pero no es así: se trata simplemente del fútbol argentino, una especie de mundo del revés, que tiene al astro Lionel Messi que factura millones de dólares junto a la Selección nacional y que al mismo tiempo parece  condenado a convivir con dirigentes a los que les sobra descaro y las falta profesionalismo.

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