ANÁLISIS

El mensaje al Gobierno de un Congreso que puede ser hostil

El mayor daño que le acaba de producir el Congreso a Javier Milei con la media sanción en Diputados de un proyecto de movilidad jubilatoria que fue concebido en esa casa sin la intervención del Poder Ejecutivo, no es el eventual costo fiscal si llegara a convertirse en ley. Es el mensaje de vulnerabilidad frente a un Parlamento que, si quiere, puede ser hostil. 

Que no es un estatus novedoso, dada la notable minoría de La Libertad Avanza en ambas cámaras (una treintena de diputados, algo más de media docena de senadores) pero que el oficialismo había manejado con cierta pericia maquilladora con la media sanción lograda en la Cámara baja de la Ley Bases y el paquete fiscal y lo que parece será la aprobación en general de esas normas en el Senado. Esto último gracias a los buenos oficios negociadores de algunos funcionarios del Presidente. Como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. 

Curioso: Diputados le marcó de hecho un límite a Milei sancionando la movilidad de las jubilaciones en una extraña asociación entre el kirchnerismo, el radicalismo y el bloque variopinto de Hacemos Coalición Federal. La curiosidad radica, sobre todo, en que la UCR y la bancada que lidera Miguel Pichetto fueron una suerte de aliados del oficialismo para la media sanción de Bases y paquete fiscal, que no hubieran salido sólo con la colaboración del PRO, el socio natural de Milei. Probablemente esa rara sociedad en la madrugada de ayer en Diputados entre kirchneristas, radicales, peronistas no K y progresistas haya sido sólo coyuntural por un tema -la mejora de las jubilaciones- que es políticamente correcto. Pero encierra un mensaje posible: la amenaza de los dos tercios, el número mágico para muchas cosas. Entre otras, para ir contra el Presidente. La movilidad nueva obtuvo ayer 160 votos positivos. Fueron dos tercios, pero de los presentes. Otra cosas es la mayoría especial de los miembros totales, que es de 171 almas. Claro, muchos se hicieron la “rata” a la hora de levantar la mano. Cuando a fines de abril se dio la media sanción a Bases y paquete fiscal, con la asistencia opositora el oficialismo logró 142 votos afirmativos en Diputados. Es una diferencia importante. 

 

Ahora, el senado 

La recomposición jubilatoria ya fue girada al Senado, que hoy es un ámbito clave para el Gobierno porque allí se negocia la media sanción que le falta a los dos proyectos que Milei considera fundacionales. Las “herramientas” que pide para gestionar la cuestión económica. En esa Cámara, los dos tercios se conforman con 48 legisladores. 

Allí, la oposición -dialoguista y dura- tiene números suficientes para convertir la movilidad en ley. El kirchnerismo, que votará positivo a pesar de que el pasado de esa fuerza evidencia una notable vocación por recortar jubilaciones, tiene 33 legisladores. El radicalismo ostenta 13, aunque algunos se muestran más cercanos al oficialismo que otros. La cuestión es que no están tan lejos de la mayoría especial, que sería una votación contundente, porque tendrían el aval de otros bloques menores. 

Y Milei sabe perfectamente esa situación. Por eso ayer, con su habitual tono desafiante, exacerbado, aseguró en un foro empresarial: “Les voy a vetar todo; me importa tres carajos”. Y también llamó a los legisladores “degenerados fiscales de la política que quieren romper el equilibrio fiscal”. 

Con este tipo de dichos, en caliente, el Presidente parece olvidar que necesitará el favor de esos “degenerados fiscales” para lograr la media sanción de la mencionada Ley Bases y el paquete fiscal en la Cámara alta y después, cuando regrese a Diputados con modificaciones, un nuevo aval allí también. Un conocedor de los vericuetos legislativos le explicaba ayer que hay que buscar en ese tipo de comportamiento despectivo hacia el Congreso una parte de la explicación del comportamiento legislativo de los últimos meses. Milei ayer incluso se comparó con el muy polémico presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien inició su segundo mandato la semana pasada. “Cuando asumió no tenia ningún diputado, ningún legislador, nada. ¿Saben cómo gobernó? A puro veto”, dijo. No asoma como un buen mensaje para los que miran expectante lo que suceda en Argentina. 

 

Los mercados, atentos 

Y esa es otra dimensión de aquel estado de vulnerabilidad política que dejó como lección lo de la movilidad jubilatoria. Estamos ante un presidente que no ha logrado sacar una sola ley del Congreso en seis meses de gestión, que se expone ante un mundo (mercados, potenciales inversionistas, gobierno extranjeros, organismos internacionales como el FMI, etc.) que espera síntomas de gobernabilidad y de que el osado programa de ajuste que propone muestre alguna factibilidad o sustentabilidad desde lo político. La caída de los bonos soberanos y la suba del riesgo país de las últimas horas asomarían como un síntoma de cierta incertidumbre al respecto. 

La política se hacía ayer una pregunta. ¿Qué pasaría si, llegado el caso de que la nueva recomposición jubilatoria se convierta en ley, Milei decida vetarla, una facultad que le asigna la Constitución nacional?

Porque la ley volvería al Congreso ¿Insistirá el Parlamento para voltear ese veto, para lo que se requiere que las dos cámaras reúnan la mayoría especial de dos tercios de los miembros presentes? El ala más política del gobierno afina el lápiz y se apresta a enmendar los ataques presidenciales a los legisladores con diálogo y promesas: una derrota de esa envergadura tendría consecuencias impredecibles para el oficialismo.

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