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CUMPLÍA PRISIÓN PERPETUA

Murió Reynaldo Bignone, el último presidente de la dictadura cívico-militar

El genocida Reynaldo Bignone, último presidente de la dictadura, falleció ayer a los 90 años en el Hospital Militar, donde había sido internado el martes, mientras cumplía prisión perpetua en una de las diez causas en las que fue condenado por crímenes de lesa humanidad.
Bignone había recibido una de las mayores condenas por parte del Tribunal Oral Federal N° 1, en el marco del juicio oral por crímenes de lesa humanidad cometidos en el marco del Plan Cóndor y Automotores Orletti.
En 2016, la Justicia lo condenó a prisión perpetua junto a Santiago Omar Riveros y otros acusados, en el marco de la causa que investigaba los delitos ocurridos durante la dictadura cívico militar en el Colegio Militar de la Nación.
En diciembre de 1983, Bignone le entregó el mando al primer jefe de Estado de la actual democracia, Raúl Alfonsín, después de que este ganase las elecciones realizadas dos meses antes tras siete años de dictadura. 
Contra el dictador pesaban varias condenas perpetuas por delitos de lesa humanidad cometidos durante el régimen: robo de bebés, torturas, privaciones ilegales de la libertad y asociación ilícita eran algunos de los delitos que figuraban en su historial.
Ocho días después de la muerte del también genocida Luciano Benjamín Menéndez, Bignone murió cuando cumplía arresto domiciliario en un edificio de Luis María Campos y Dorrego, en el barrio porteño de Palermo, desde donde fue trasladado de urgencia al Hospital Militar.
Hace un año, el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín le había impuesto la pena de prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad de los que fueron víctimas soldados que cumplían el servicio militar obligatorio en el Colegio Militar de la Nación entre 1976 y 1977, en un juicio en el que también fueron condenados otros seis represores.
Con esta última sentencia, había sumado tres condenas a perpetua y otras siete de al menos 15 años de prisión.

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