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ANTICIPOS

Una propuesta potenciada por el descontento económico

El paro más fuerte realizado durante gobiernos kirchneristas desnudó tensiones económicas y políticas, ya adelantadas por encuestas previas con niveles altos de insatisfacción ante la situación social, en medio de la devaluación, el alza de precios y la inseguridad.
Si bien la huelga impulsada por Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli, entre otros, se hizo fuerte por la adhesión del transporte, sondeos de opinión pública venían alertando sobre la incertidumbre económica en la que van cayendo vastos sectores de la población, lo cual hace crecer la protesta.
Casi el 70% de los consultados debió reducir su nivel de consumo a raíz de la devaluación y la inflación, según un relevamiento de la consultora OPSM.
Y lo más serio es que las principales caídas no se produjeron en bienes suntuarios, que ya habían empezado su declive mucho antes, sino en alimentos y bebidas, rubros clave de la canasta que vienen aumentando con fuerza a pesar de los voluntaristas esfuerzos del secretario de Comercio, Augusto Costa.
El trabajo también verificó recortes en salidas a restaurantes, compra de vestimenta y entretenimientos, a lo cual la presidenta Cristina Fernández salió al cruce en su última cadena nacional.
“No todo está tan mal”, dijo la mandataria, y pidió mirar cómo “los restaurantes están llenos” de gente. No es la mirada que devuelve cualquier recorrida por ese tipo de establecimientos, donde se suelen ver mozos mirándose unos a otros, ni tampoco la que se ve en las calles con un consumo típico de clase media, el de los taxis, a los que se ven a diario circulando vacíos por las principales arterias.
El estudio de OPSM explica que la gente recorta ciertos gastos para priorizar otros clave, como cobertura médica, educación privada y combustibles, pero el problema es que estos figuran entre los que más aumentan, y entonces se hace todo cuesta arriba.
A partir de abril, la quita de subsidios dejará un tarifazo que llegaría hasta el 500 por ciento en la de gas, mientras que también aumentará la de agua.
A mediados de año, tal vez después del mundial de Brasil, el equipo económico anunciaría una quita de subsidios a tarifas eléctricas, que replicaría lo realizado con las de gas.

Un ministro en su laberinto

Circula en los pasillos del poder una versión de que la presidenta tiene altas expectativas sobre Axel Kicillof, el ministro de Economía que por estos días defendió ante la Asamblea del FMI el plan argentino y está confiado en recuperar el crédito internacional si finalmente se cierra con el Club de París.
Incluso, la imagen de Kicillof habría sido empezada a sondear, y obtenido un aceptable nivel de conocimiento entre la ciudadanía. El problema, por ahora, es que la gente sabe quién es, pero lo quiere poco.
El relevamiento de OPSM arrojó que el 64% de los encuestados desaprueba la política económica.  
Los puntos más atacados por la opinión pública son la inflación, la devaluación y el programa de “Precios Cuidados”, al que el 54% considera poco útil para afrontar la inflación.
El mal humor de la gente también está vinculado con la incapacidad de ahorro: 66,3% admitió haberla perdido hace rato, lo cual genera angustia ante lo que vendrá.
Otro sondeo, esta vez de la Universidad Católica y TNS-Gallup, arroja que el 57,1% de los argentinos consultado cree que la situación económica es “mala” y, más grave aún, empeorará.  El mal humor evidenciado en el masivo paro del 10 de abril tiene correlato, además, con otro tema: el 62% de los consultados ya admite que no le alcanza para vivir, ante un escenario donde todo sube.
Desde octubre de 2011, el sector más dinámico de la economía, la actividad inmobiliaria, entró en una pendiente acelerada que sólo alcanzó su piso dos años y medio después.
El sector automotriz parece seguirle ahora, con una caída del 30 por ciento en sus niveles de producción.
“El mercado está parado”, dijo un alto directivo de las concesionarias de autos.
El escenario refleja que este año la Argentina no tendrá crecimiento económico y hasta podría retroceder 1,5%, según las proyecciones de la consultora Elipsys. El lunes se conocerá otro dato sobre la economía real muy sensible para reflejar lo que está ocurriendo con el consumo: la venta de autos usados cayó 15% en marzo.
Con tasas de interés por las nubes para frenar el dólar y la gente impedida de acceder a un crédito hipotecario porque no hay sueldo que alcance para tomarlos ante el valor de las propiedades, el panorama pinta algo más complicado de lo que parece creer un gobierno que sólo apuesta a que el tiempo pase y poder llegar a fines del 2015 con los menores sobresaltos posibles.

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