Los principales centros de panaderos de la provincia de Buenos Aires y de Junín aumentaron, a partir de este lunes 27 de mayo, el precio del kilo de pan hasta los $2.800. El alza también se replicó en todos los productos panificados que comercializan, como consecuencia de las importantes subas de los costos que sufre la industria panadera.
Hace un mes, el Gobierno anunció el fin del Fondo Estabilizador del Trigo, que tenía como propósito garantizar un valor de referencia en el mercado interno del pan. Desde entonces, y con la fuerte crisis que atraviesa el sector panadero por la caída de las ventas, panaderos bonaerenses anunciaron el nuevo aumento en el precio del kilo.
Según informaron a este diario, la suba se da “debido a los constantes aumentos que venimos sufriendo en materia de tarifas de los servicios públicos, las materias primas, los alquileres, las paritarias, y todas las subas que son de conocimiento público”.
Además, el incremento -a mediados de mayo- en el precio de la bolsa de harina de 10 mil a 13 mil pesos por parte de los molinos productores provocó una marcada suba en el precio del pan en mostrador.
“La harina ya aumentó hace dos semanas. En algunas panaderías el pan pasó de 2 mil a 2400, y en otras de 2200 a 2800, ya que lo hacen con harina más cara, cuatro ceros; pero el promedio es 2400. Además, la docena de facturas yo la tengo a 5500 y en algunos lugares está más cara”, explicaron a Democracia desde la panadería Pérez Con Pan.
El porcentaje de aumento producido por los molinos se trasladó directamente al precio del mostrador debido a que las panaderías ya no pueden seguir absorbiendo más costos. A la suba de la materia prima, se le suman también los aumentos que sufren todos los vecinos en materia de servicios.
“La suba de luz también impactó: nos vino más de un millón; lo de la harina sería anecdótico. También hubo aumento de salarios y del gas. Y el aumento del combustible que impacta directamente en el precio”, afirmaron.
Toda esta situación llevó, además, a una modificación en la planificación de la elaboración del stock diario. Hoy se elabora menos porque, si no se vende, o lo consume el productor o se termina rayando para reciclar el pan.
“El pan es lo que más se consume cuando hay escasez de dinero porque te llena. Si bien no tiene los beneficios de otros nutrientes, el pan es lo que más se vende; mientras que bajó el consumo de otros panificados, como facturas o postres, entre otros”, explicaron desde el local situado en Álvarez Rodríguez 385. Y agregaron: “Hoy la gente pide cuatro u ocho facturas. Bajaron los hábitos de consumo”.
“Es inevitable no aumentar, y entiendo que la gente se enoje. Estamos todos en la misma, tanto el que consume como el que produce que tiene más de las de perder. Además, dejamos de hacer algunos productos que tienen más costos”, concluyeron.
Crisis en el rubro panadero
Los centros de panaderos estimaron una caída de hasta 45% en la venta del pan desde diciembre hasta mayo. También confirmaron una merma en la rentabilidad en el sector y el impacto del aumento de los servicios de luz, agua y gas de entre un 300% y un 500%. Muchos se vieron obligados a realizar cambios en los productos para poder sostener el nivel de ventas.
La primera forma en la que se visibiliza esta situación complicada es en el cierre de los comercios dedicados a la producción de panificados.
Informe
Un trabajo de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) señaló que, del total que paga el consumidor por kilo de pan francés, el trigo representa el 10%, el molino el 4%, la panadería el 59% y los impuestos el 27%. La entidad señaló que cada 8 bollitos de pan, “nos comemos 2 de impuestos”.
“También es posible observar cómo está compuesto ese importe. En el estudio se detalla que el 48% son costos, el 27% impuestos y el 25% ganancias”, amplió FADA. En ese marco, de retomarse los aumentos en luz y gas, por ahora postergados, el kilo de pan podría sufrir nuevos movimientos.
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