La inserción de niños y jóvenes con distintas discapacidades en centros especiales puede ser complejo para una familia. Pero, de acuerdo a sus necesidades y capacidades, muchos son recibidos en instituciones donde asisten a diario y cuentan con variadas actividades que favorecen su bienestar a través de la inclusión y la estimulación, en un marco de sociabilidad.
Sin embargo, en lo que respecta a chicos con pluridiscapacidades o condiciones más severas, el vacío es total. Son los padres quienes deben buscar de manera constante la forma de acompañar a sus hijos de la mejor manera posible y generar un espacio con buenas condiciones para su desarrollo, educación y rehabilitación, con los recursos a su alcance.
Es el caso de muchos de los padres que hace casi 30 años se reunieron por primera vez para que sus hijos tuvieran un “horizonte”, un centro de día donde poder recibir atenciones y cuidados necesarios que en muchos casos son muy difíciles de costear para las familias.
Hoy, luego de un gran esfuerzo, pueden poner manos a la obra y avanzar con la construcción de un edificio que podría albergar a treinta concurrentes. Si bien es un camino largo, tanto María Isabel Ferrari como Liliana Visconti confían en que puede lograrse.
Un trabajo sin descanso
“Por el año 95 nos juntábamos un grupo de padres con hijos especiales, un grupo grande, en el club Villa Talleres”, cuenta Liliana, mamá de Javier, por quien ella comenzó a movilizarse. Hoy su hijo tiene 37 años, como muchos de los chicos que crecieron, tal vez sin reconocerlo, con el sueño del Centro.
Liliana, tesorera de la institución, asegura que a pesar de las dificultades, la ciudad siempre colaboró con cada pedido de Horizonte: “Hemos tenido ayuda, Junín es muy solidario”. No obstante ello, a nivel nacional, la cuestión no fue igual. Y las becas o subsidios logrados, todo se destinaba al Centro que había comenzado a funcionar a pulmón y corazón. En un trabajo sin descanso. Día a día.
“Con las becas de provincia se cubría el pago a los profesionales que trabajaban en Horizonte”, cuenta, ya que además de cuidar a sus hijos, el grupo de padres se encargaba de contratar a los profesionales para el Centro.
“Cuando Javier era chiquito no existía el centro de estimulación que hoy está en el Hospital. Yo deambulaba con mi hijo de consultorio en consultorio, kinesiólogo, terapista ocupacional, fonoaudiólogo. El costo es muy alto para los papás. Solamente lo sabemos los que tenemos un chico especial”, asegura Liliana. A su vez reconoció que “el acompañamiento de la familia es indispensable y muy necesario”.
Un lote, un proyecto, un sueño
Asociación Horizonte cuenta con un lote, ubicado en 12 de Octubre al 1000, que fue donado por el exintendente Abel Miguel.
“En su momento, hace años, se levantaron paredes y la comisión trabajaba a destajo”, cuenta la secretaria, María Isabel Ferrari. “Era una tarea titánica y fue por ello que se abandonó por algunos años, con las paredes levantadas”.
En el último tiempo se ubicaron en Primera Junta y Juan B. Justo, pero con la pandemia de Covid, se cerró el servicio.
“Pasada la pandemia se complicó más aún y, cuando se renovó la comisión, se decidió retomar la construcción del viejo proyecto. Hicimos planos, presentamos una carpeta en la Agencia Nacional de Discapacidad y recibimos el dinero para poder techar. Luego, en 2023, recibimos un subsidio de la Fundación Banco Provincia, para realizar las terminaciones del techo”, explica María Isabel. Actualmente trabajan con el Municipio para la conexión de cloacas y demás.
Los trabajos en la nueva edificación toman tiempo y un presupuesto amplio, por el que buscan acompañamiento. Es por ello que aquellas empresas o particulares que puedan acercarse al proyecto “son más que bienvenidos”, coinciden tanto María Isabel como Liliana.
En centro especializado
La construcción planificada permitirá que el centro atienda a 30 concurrentes.
En ese sentido, María Isabel remarca que “para poder ingresar, la condición es que no puedan insertarse en ningún otro centro. Por ello, la estructura es especializada y tiene que contar con muchas cuestiones”.
“Es muy específico, por los profesionales que tiene que tener”, destaca Liliana, además de los requerimientos edilicios. Y es por ello que requiere “el apoyo económico, de provincia, de nación, del municipio, empresas, quien sea que pueda ayudar para terminarlo”. “Ojalá en 2025 podamos estar funcionando ahí”, confió María Isabel.
“Para mí sería un sueño verlo realizado, por mi hijo y por todos los chicos que hay que no se ven, que necesitan un centro de día y que es una gran contención para la familia", cerró Liliana.
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