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TRAFICO DE ESTUPEFACIENTES

El comisario Santiago Alvarez: “Todos saben dónde venden drogas en nuestra ciudad”

El funcionario aclara “por ello la gente hoy hace más denuncias”. Además, analiza los alcances del caso Fiordellino, explica los objetivos de la fuerza y rechaza cualquier comparación de la situación local con la del conurbano.

El consumo de drogas y el tráfico de sustancias prohibidas son cuestiones que toman cada vez más fuerza dentro de la realidad juninense y generan una gran preocupación en la sociedad.
En ese marco, DEMOCRACIA entrevistó al comisario inspector Santiago Alvarez, responsable de la delegación local de Drogas Ilícitas de la Policía desde hace medio año, en una charla en la que reconoció que “todos saben dónde se venden drogas”, aunque remarcó que no hay grandes organizaciones ni estructuras muy sofisticadas.
Además, analizó los alcances del caso Fiordellino, explicó los objetivos de la fuerza y rechazó cualquier comparación de la situación local con la del conurbano y, mucho menos, con la mexicana.

El panorama en Junín

El comisario Alvarez se hizo cargo de la delegación local del departamento de Drogas Ilícitas en mayo de este año.
Con apenas 45 años de edad y 28 de servicio, previamente se desempeñó en San Miguel, Pilar, Pergamino, Campana, San Nicolás, entre otros lugares, y el peldaño previo a su arribo a Junín fue la misma función que cumple actualmente, pero en la delegación de San Martín.
Según dice, antes de llegar “ya conocía el trabajo que se hacía acá porque a veces siguiendo la ruta  de algunas investigaciones han llegado a hacer allanamientos en jurisdicciones del Gran Buenos Aires” en donde él trabajaba.
“Yo nací en un pueblo que queda a unos 60 kilómetros y viví acá hasta los 15 años -continúa-, y hoy veo una ciudad muy cambiada, eso me impactó mucho”.
Para Alvarez, “si uno coteja el nivel de conflictividad con localidades de características parecidas, los problemas también son similares; la droga es una problemática que está presente en todos lados: ciudades chicas, medianas y grandes”.
Aunque aclara que él viene de un lugar como San Martín y aquí “la problemática es muy inferior; hay consumo, hay venta, pero no tiene puntos de comparación con lo que es el Gran Buenos Aires” (ver recuadro).

Alarma

El decomiso de 227 kilos de marihuana en una casa de Mayor Orellanos al 400 en marzo último, en un hecho conocido como “el caso Fiordellino” y la confiscación en Corrientes de 249 panes, a comienzos de este mes, en poder de un juninense, encendieron una luz de alarma por la posible instalación de una red de narcotráfico en nuestra ciudad.
En este contexto, Alvarez considera que “es prematuro” hacer un análisis concluyente al respecto, y amplía: “Del caso del juninense apresado en Corrientes, no ten go muchas precisiones, conocemos a la persona, pero no sé cómo es la causa. En cuanto a lo de Fiordellino se ha trabajado muchísimo, hubo gente detenida, que ha recuperado su libertad, se lo detuvo al propio Fiordellino, que se fugó, y es una causa que está en plena etapa investigativa. De todo lo que yo vi en el expediente, no hay un vínculo directo con algún punto de venta en Junín, no surge nada que nos permita sospechar que el destino era este o que hubiera un distribuidor acá”.
El comisario inspector afirma que en nuestra ciudad no hay grandes organizaciones dedicadas al tráfico de drogas, ni con un alto nivel de sofisticación. “No podemos dar detalles -advierte-, pero hay muchas investigaciones en curso, algunas que vienen de varios meses, pero no hay redes tan importantes como las que se pueden ver en el Gran Buenos Aires o lugares donde hay otros picos de venta. Hay pequeñas organizaciones y de hecho hemos hecho procedimientos que se empezaron acá y llegaron hasta una cocina en Moreno y eso habla de una red, pero de una estructura menor”.
Algo similar ocurre con el tema de la fabricación. El hecho de que se vea con cierta frecuencia que hay personas que tienen alguna planta de marihuana en la casa, no significa que pertenecen a una estructura de producción. “En esto influye mucho internet porque hay páginas que explican detalladamente cómo se hace, qué cuidados deben tener y demás”, agrega el funcionario.

“Todos saben”

Desde distintos sectores, incluyendo a dirigentes políticos, se suele decir que “todo el mundo sabe dónde se vende la droga en Junín”.
Ante esta afirmación, Alvarez revela que “esa es una realidad que nos dicen en todas las reuniones de foros y con vecinos”.
Según dice, desde que se implementó el 911 se multiplicaron las causas en trámite en toda la Provincia. Es que por cada llamado se inicia una investigación judicial en la que interviene la central telefónica de La Plata que la gira a la dependencia que corresponde, allí se da aviso al fiscal, se investiga y cuando se logra reunir la prueba, se pide un allanamiento al juez de garantías.
Alvarez cree que “fue muy importante que se sacara de la órbita de la Justicia Federal la venta al menudeo. Antes, si una persona denunciaba que en el kiosco de su barrio se vendían porros, se iniciaba una investigación que tal vez en ocho meses terminaba en una cocina en el Gran Buenos Aires, pero mientras tanto, esa persona seguía teniendo en el barrio al vendedor. Ahora es mucho más dinámico y a lo mejor en menos de un mes ya se puede allanar ese lugar. Porque se trabaja paralelamente: por un lado se busca combatir al vendedor, pero sin descuidar la pesquisa que sigue toda la cadena de comercialización”.
En ese contexto, Alvarez concluye: “Entonces sí, la Policía, los vecinos, todos saben dónde venden drogas, y con beneplácito uno ha visto que la gente hace la denuncia, porque hay otros resultados, más rápidos”.

La Fuerza

El lugar común indica que para que se instale la droga en algún lugar, debe haber connivencia política y policial, algo que se sugirió también aquí y que, lógicamente, cayó mal entre los uniformados.
“Hay de todo -se resigna Alvarez-, yo tengo 28 años en la Fuerza y nos ha tocado investigar y meter presos a policías, pero lo cierto es que hay hombres buenos y malos, funcionarios responsables y otros que no lo son tanto, y en el caso puntual nuestro, si tuviera el dato de algún miembro que está haciendo lo que no debe, yo sería el primero en denunciarlo”.
Por último, asevera que los objetivos planteados para su gestión pasan por “seguir trabajando en las dos direcciones: por un lado investigar toda la cadena de comercialización, persiguiendo al traficante, pero también seguir con la venta del menudeo, hay que estar presente, buscar al pequeño vendedor, allanarle el punto de venta, por eso las denuncias sirven de mucho”.

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