Los bancos de la plaza financiera local atesoran más de 30.000 millones de pesos de los ahorristas juninenses.
Los bancos de la plaza financiera local atesoran más de 30.000 millones de pesos de los ahorristas juninenses.
AHORRO E INVERSIÓN

Los juninenses tienen depositados en los bancos más de 30.000 millones de pesos

Los fondos se encuentran colocados en su mayoría en certificados a plazo fijo, en busca de una renta por tasa de interés que atenúe la pérdida de valor del peso frente a la inflación.

Los bancos que operan en el ámbito local tienen en su poder más de 30.000 millones de pesos de los juninenses, fondos que están colocados en su mayoría en depósitos a plazo fijo, y en menor medida en cuentas a la vista, como cajas de ahorro y cuentas corrientes.

De ese volumen de dinero, el 47% está depositado en el Banco de la Nación Argentina y el Banco de la Provincia de Buenos Aires, ambas entidades con una sucursal en el centro de la ciudad y otra en el Barrio Belgrano, estratégicamente ubicadas para atender al público más alejado de la zona bancaria tradicional.

El 53% restante de los ahorros e inversiones de los juninenses, se reparte entre los bancos Credicoop, Galicia, Santander Río, HCBC, Francés, Macro y Patagonia, las siete entidades bancarias privadas que actualmente operan en Junín.

Ese volumen de depósitos, cercano los 100 millones de dólares, muestra claramente la importante capacidad de ahorro de la comunidad juninense, teniendo en cuenta que, según datos emanados del propio Banco Central de la República Argentina, Junín tiene más depósitos en los bancos que otras ciudades de similares características y potencialidades.

Qué buscan los ahorristas

Quienes tienen excedente de pesos, en un contexto de alta inflación con la consiguiente pérdida del valor adquisitivo de la moneda nacional y frente a la imposibilidad de refugiarse en una moneda fuerte como el dólar, recurren a los bancos para obtener una renta con tasas de interés a plazo fijo, para atenuar los efectos de la devaluación constante.

La tasa nominal anual del 75%, llevada a la tasa efectiva anual, que implica la capitalización de intereses, llega al 107%, lo que permite de alguna manera pelear contra el índice inflacionario, que para el año a punto de terminar se estima que llegará al 95%.

De esa manera, tanto pequeños como medianos ahorristas obtienen una renta que les permite vivir un poco mejor, hacer pequeñas inversiones o bien capitalizar y aumentar nominalmente su capital inicial.

La banca oficial lidera

De los nueve bancos que existen en la ciudad de Junín, la banca oficial -representada por el Banco de la Nación Argentina y el Banco de la Provincia de Buenos Aires- es indudablemente la gran protagonista en la pulseada por la competencia, por la mayor confianza que generan en los ahorristas.

Más allá de las críticas que invariablemente se suelen formular a la calidad de atención de estos bancos, la confianza que despiertan en los ahorristas es determinante a la hora de escoger donde guardar el dinero. Precisamente por esa circunstancia, no resulta extraño que, entre ambas entidades, con sus casas centrales y sucursales en Barrio Belgrano, concentren más del 47% de los depósitos de Junín. 

De todas formas, es conveniente aclarar que de esa suma hay una porción de depósitos variable, que corresponde al sector público no financiero, que siempre es volcada a los bancos oficiales. En el Banco Nación existen depósitos de la Dirección General Impositiva, del Pami, del Ejército Argentino, de Anses, de obras sociales y sindicatos, entre otras.

En tanto que en el Banco de la Provincia se resguardan fondos del Departamento Judicial, de la Dirección de Rentas, de la Municipalidad de Junín, de la Policía y del Servicio Penitenciario, entre otros organismos oficiales del territorio bonaerense.

La banca privada acompaña

Los siete bancos que quedan, todos ellos con varias sucursales en distintas regiones del país, se disputan arduamente el resto de la porción de depósitos y en este rubro no puede decirse que alguno se esté adjudicando una supremacía o que haya alcanzado una ventaja sobre los demás.

La competencia, por los casi $17.000 millones que quedan, no se da en el terreno de las tasas ni en el de las seguridades que otorga cada banco, porque esta legión de inversores está integrada en su gran mayoría por un segmento de medianos y pequeños ahorristas, cuyos depósitos se fraccionan invariablemente, para que estén preservados por la garantía que otorga la ley. La diferencia la marca la calidad en la atención del público, la calidez humana y la contención que cada cliente reciba en el banco donde concurre habitualmente.

En tanto que aquellos inversores importantes, que buscan obtener tasas más altas, en esa búsqueda suelen migrar de una entidad a otra, porque si bien saben que no están dentro del régimen de garantía, asumen el riesgo en busca de mayores ganancias por sus ahorros.

¿Y los créditos?

A la hora de otorgarle un destino a los fondos captados, cada una de las entidades aplica políticas que resultan compatibles en toda la órbita nacional donde desarrollan sus actividades. Están los bancos que prefieren atender a los segmentos concentrados, como el Santander Río, el Galicia, Francés y en menor medida el Macro y el Patagonia, y los que se inclinan por atomizar sus carteras, bancarizando a una mayor cantidad de gente y asistiendo con preferencia a las pymes, como el Banco Credicoop.

Precisamente este último, por su carácter cooperativo, en su estrategia prioriza junto con el otorgamiento de los créditos a las pymes, la colocación de una vasta línea de servicios, que incluye seguros, pago de sueldos a la nómina de empleados, planes de ahorro, tarjetas de crédito, aseguradora de riesgo del trabajo y otras prestaciones, que terminan anclando por varios años a sus clientes con el banco.

Tasas activas muy altas

Si las tasas efectivas anuales para los depósitos superan el 100%, es impensable que los particulares puedan obtener préstamos personales y las empresas créditos para capital de trabajo o inversión a un interés adecuado, que no limite o dificulte la capacidad de pago en el tiempo.

Precisamente, por las altas tasas activas, hoy no existen -por ejemplo- los préstamos hipotecarios para ampliación, refacción o compra de viviendas, porque créditos a largo plazo, con estas tasas de interés, no sólo hacen imposible afrontar una cuota mensual para un asalariado o profesional, sino que además distorsionan el sentido mismo de la asistencia crediticia.

Claro que todo es producto del nivel de inflación, sin dudas, un flagelo recurrente de la economía argentina que condiciona la vida de la población y el desarrollo de todas las actividades.

Cajas de seguridad y colchón

Los especialistas aseguran que los argentinos, por desconfianza en el sistema financiero -caída de decenas de bancos- y en medidas de gobierno a lo largo de la historia, como el Plan Austral de Alfonsín, el Plan Bonex de Menem, el corralito y el corralón de De la Rúa, ponen la mayor parte de sus ahorros en cajas de seguridad y también en “el colchón”.

En esa línea, afirman que si en las sucursales bancarias que operan en territorio juninense hay alrededor de 100 millones de dólares, fuera del circuito hay otros 300 millones, guardados en cajas de seguridad y en los domicilios particulares, bien lejos de la lupa de la AFIP.

Para qué alcanza

Una suma que supera los 100 millones de dólares, expresada nominalmente, puede parecer no demasiado significativa para una población como la juninense, que tiene alrededor de 100 mil habitantes. 

Sin embargo, el monto depositado en los bancos es equivalente a 1.000 departamentos de dos dormitorios en el centro de la ciudad, valuados en 100.000 dólares cada uno; o a 5.000 vehículos de 20.000 dólares cada uno.

En cambio, si se decidiera repartir esa cifra entre toda la población de la ciudad, a cada habitante le tocarían 1.000 dólares, algo así como 320.000 pesos de acuerdo con la cotización del billete norteamericano en el mercado paralelo.

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