El profesional participa de ciclos de formación y congresos de forma continua.
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MÁS DE 20 AÑOS DE CARRERA EN MEDICINA

Claudio Dituro: “Mi principal logro es poder trabajar de lo que me gusta”

El reconocido médico diabetólogo dialogó con Democracia acerca de su presente, sus proyectos personales y el vínculo establecido con los pacientes. Pasión, dedicación y años de trayectoria lo convierten en un referente del campo que pondera la educación y el abordaje integral.

Una vida dedicada a su profesión, un apasionado por el trabajo en el campo, y un referente en la materia. Todo ello se halla detrás de Claudio Dituro, el médico especializado en diabetología con más de 25 años de trayectoria y un intenso trabajo en pos de la expansión de la profesión hacia nuevos horizontes.

Juninense por adopción, llegó a la ciudad a fines de los noventa, y fue aquí donde desarrolló su carrera profesional y formó su familia. Hoy, entre nuevos proyectos, la formación continua y el trabajo en paralelo con otros profesionales, su carrera atraviesa un momento bisagra, y asegura que aún le queda recorrido en la medicina.

De Santa Fe a Junín, por la profesión

Oriundo de Bigand, un pequeño pueblo del sur de la provincia de Santa Fe, Claudio se crió en el seno de una familia dueña de una florería y estudió medicina en Rosario junto a su hermano mellizo, para comenzar así su carrera profesional y dejar de lado la deportiva. 

“Tuve que abandonar el fútbol y, por lo que dicen, jugaba bastante bien”, explicó, dado que, entre los problemas físicos y sus estudios, se volcó por la salud. Es que, en definitiva, se trataba de una pasión que tenía desde pequeño. “Desde los 10 años sabía que quería ser médico”, explicó.

Una vez recibido, la medicina lo alejó de su pueblo natal. “A Junín llegué de casualidad”, explicó, dado que, inicialmente, realizaba guardias en Chacabuco para aprovechar la mejor paga que tenían los honorarios en la provincia de Buenos Aires. “Viajaba en colectivo por 6 horas y me buscaba la ambulancia para ir a trabajar”, recordó.

Pero fue su interés por el trabajo en la comunidad el que lo impulsó a instalarse en Junín, puesto que era aquí donde se llevaba a cabo la residencia de medicina general y familiar.

“Rendí y tuve la suerte de entrar, ni mi familia sabía que me había postulado”, recordó el médico, que debió mudarse desde Rosario en el año ´97 para quedarse en el noroeste de la provincia de Buenos Aires por los años subsiguientes.

La diabetología, en sus raíces

Su abuelo Emilio Eustaquio, que supo ser un “referente, compinche y gran compañero” tenía diabetes y, de joven, Claudio vivió a la par de él su día a día junto a la enfermedad crónica. 

“Yo creo que ese cariño y respeto que tuve por mi abuelo fue lo me acercó a la diabetología, está en mis raíces”, destacó el médico que, cuando empezó a ejercer en Junín, descubrió que “en el colegio médico no existía la medicina general y de familia como básica para hacer diabetología” y, por ello, trabajó para que la situación cambiara.

“Fundamenté por qué a un médico general y de familia le sobra la base para ser diabetólogo”, explicó con orgullo, y fue tras la evaluación de los organismos pertinentes que logró que se instalara el cambio.

Hoy, tras un recorrido de más de 2 décadas en la especialidad, Dituro agradece que se haya avanzado mucho en el campo, a tal punto que considera que “a veces resulta difícil abarcar todo lo que se puede hacer en diabetología”.

Educador con abordaje integral

En el ejercicio de su profesión, el vínculo con los pacientes es prioritario. Entre los tantos ciclos de formación complementaria realizados, obtuvo una diplomatura en la Sociedad Argentina de Diabetes que lo convirtió en educador, lo que hoy aplica, a diario, en su consultorio.

Es que Claudio explicó que “lo mejor que se puede hacer por las personas con diabetes es darles todo el conocimiento posible, las herramientas y las estrategias para que se empoderen y aprendan a cuidarse”. Para ello, señaló que “la empatía es fundamental, porque hay que poder ponerse en el lugar del otro para acompañar en el tratamiento de las enfermedades crónicas”.

Sin embargo, lamentó que “en la salud, la educación no es contemplada” y expresó que “es el abordaje correcto, porque un médico sin compromiso social deja una pata muy importante fuera”.

En suma, el tiempo dedicado a cada consulta, el vínculo particular con cada paciente y el abordaje integral hacen a su particular estilo dentro del consultorio. Al tratarse de una enfermedad crónica, puede compartir muchos años y cientos de consultas con sus pacientes a lo largo de su vida y, por ello, reconoce que “hay que saber comunicar para ser efectivo”.

“Si como médico sólo miro un análisis y administro medicación sin siquiera explicar por qué y para qué, estoy fallando”, sostuvo, y destacó la relevancia que le otorga a la salud mental y los aspectos psicoemocionales que implica la enfermedad. En el horizonte, y detrás de cada tratamiento y cada consulta, hay historias particulares, y la necesidad de vivir una vida plena.

“Para mí el éxito radica en que el paciente tenga un manejo autónomo de su enfermedad, viva en sociedad y pueda cuidarse”, afirmó.

Su proyecto en la salud

En un balance realizado sobre la situación actual de la medicina, Dituro señaló que se halla “en un momento crítico” y lamentó los obstáculos que presenta el sistema para el trabajo con los pacientes, sobre todo en su especialidad. “Cada vez hay más exigencias y cargas administrativas, eso desgasta y suma angustias y barreras al paciente”, explicó, y afirmó que se enmarca “en un sistema de enfermedad y no de salud en el que no se valora la promoción ni la prevención”.

En dicho sentido, actualmente el especialista trabaja para abrir su propio instituto de salud, un proyecto personal que concibió hace varios años. “Va a ser un centro destinado a la promoción de la salud, la prevención de las enfermedades y la rehabilitación de las complicaciones”, explicó.

Asimismo, según adelantó, se tratará de un espacio donde se aborde de forma integral e interdisciplinaria la diabetes, y que estará integrado por nutricionistas, enfermeras, psicólogas y médicos especializados. “Es clave hacer un abordaje desde la empatía, siento que es la clave del éxito”, expresó.

Comprender, ayudar, y ponerse en el lugar del paciente con trabajo en equipo tendrá, como objetivo ulterior, la educación de la persona con diabetes, para que los esfuerzos no sean en vano. “La acción de un médico debe salir de las cuatro paredes de un consultorio”, remarcó Dituro.

En formación

Más allá de sus proyectos personales, el especialista no deja de perfeccionarse en su materia. Además de su título como médico generalista, también es magíster en diabetología desde 2008, cuando se recibió en la Universidad del Salvador. “Fue una experiencia muy enriquecedora, había pocos lugares y éramos médicos de todo Latinoamérica”, recordó el especialista, que considera a dicha instancia “un momento fundante” para su carrera, dado que le permitió establecer vínculos con Buenos Aires, donde hoy estudian sus tres hijas.

Asimismo, además de Educador Certificado en Diabetes, también es diplomado en Pie Diabético y Curación Avanzada de Heridas. “Valoro mucho mi profesión, cada vez quiero saber más y me siento muy pleno”, señaló, y recordó que “el conocimiento es de la gente”, por lo que su formación obedece a un servicio que brinda a los pacientes.

No obstante, su involucramiento y la entrega hacia la actividad tienen contracara. “Me considero un indigente por el poco tiempo que tengo para administrar mis otras actividades”, afirmó, respecto a que, además, fue recientemente elegido presidente del Capítulo Atlántico de la Sociedad Argentina de Diabetes. La dedicación es plena.

En el entorno digital

Salir del consultorio es también migrar a nuevos horizontes y, en el caso de Claudio, desde hace algunos meses hizo extensiva su actividad a las redes sociales. “Para crecer hay que salir de la zona de confort”, sostuvo el especialista que en su cuenta de Instagram, @diabetologiadituro, comunica avances, brinda consejos y da a conocer sus actividades.

“Es un trabajo en equipo”, explicó, dado que junto a sus tres hijas, trillizas, y un equipo de publicidad, administra sus redes sociales, donde vuelca contenido semanalmente. “Para mí es todo nuevo, y sin ayuda no podría hacerlo”, agregó, satisfecho con los resultados que se observan tras los meses de trabajo.

De ese modo, conformó su comunidad digital, que funciona como canal para conocer diferentes experiencias y establecer vínculos entre los pacientes. A pesar de reconocer sus dificultades para resumir la información en pocos segundos, Claudio acepta el desafío y genera contenidos audiovisuales explicativos, que recomienda a sus pacientes escuchar y leer, como modo de contar con una ayuda memoria para su tratamiento.

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