Mario Garavaglia
El juninense Mario Garavaglia es un científico de renombre internacional, orientado a la investigación en óptica y láser.
RECONOCIDO CIENTÍFICO

Mario Garavaglia: Un investigador de relevancia internacional

Doctor en Física, publicó más de 300 artículos en revistas internacionales. En el Conicet, alcanzó el grado de Investigador Superior e integró el Directorio. Creó el Laboratorio de Espectroscopía, Óptica y Láseres y el Centro de Investigaciones Ópticas.

Mario Garavaglia lo tenía pensado desde chico: proveniente de una familia de ferroviario; cuando terminara la primaria, intentaría ingresar al ferrocarril. Sin embargo, fueron sus maestras de la Escuela del Sagrado Corazón las que lo convencieron para que hiciera el secundario.
Ya en el Colegio Nacional, tuvo otros docentes que terminaron marcándole el camino, como el “Vasco” Eguren, “Birome” Schiavoni, Alberto Merino y Horacio de la Cámara.
Así fue como estudió Física, se recibió de licenciado primero y doctor después, e hizo un extraordinario recorrido científico en el que se dedicó a la investigación de la óptica y el láser y lideró la difusión de los estudios de óptica en América Latina. Además, montó el Laboratorio de Espectroscopía, Óptica y Láseres (LEOL) en la Universidad Nacional de La Plata, fundó el Centro de Investigaciones Ópticas (CIOp) -que es una de las instituciones de educación e investigación en óptica más importantes de América Latina- y fue miembro del directorio del Conicet.

“Siempre tuve tendencia a la parte de las aplicaciones”

Formación
En el segundo año de su carrera, Garavaglia ya era docente universitario rentado y al poco tiempo de haberse recibido, era jefe de trabajos prácticos. Más adelante, obtuvo dos cargos de Profesor de Física por concurso en la Escuela Naval Militar de Río Santiago, La Plata.
Al mismo tiempo, comenzó con la investigación. “También hice muchas tareas de tipo ingenieril, porque también me gustaba muchísimo la física experimental, así que lo que aprendía en la investigación lo utilizaba en aplicaciones”, explica.
A mediados de los 60 completó sus estudios de posgrado en la Universidad de Upsala, en Suecia y obtuvo su doctorado. “Mi experiencia fue excelente porque yo llegué al ‘Fysikum’ de Upsala con una preparación muy buena, que es la que me había dado la Universidad Nacional de La Plata”, recuerda.
A su regreso, en menos de diez días ya había puesto en funcionamiento un láser en La Plata. Según dice, “esto era importante para demostrar que se podía hacer algo de esas características”. Y, a partir de allí, se pudo trabajar “en primera línea”.
Para ese entonces, ya había iniciado su carrera en el Conicet, donde alcanzó el grado de Investigador Superior.

“No me puedo quejar en absoluto por lo que pude hacer”

Sus creaciones
En 1966, Garavaglia lanzó el LEOL. “Ese laboratorio fue una tarea muy grande, que nos dio muchas satisfacciones -indica- atrajo la atención de graduados y estudiantes. En 1969, se doctoró en Física el primero de ellos”.
Más adelante, fundó el CIOp, en el que se hacía investigación y trabajo aplicado: desde el corte de chapas de acero hasta la alineación de componentes en naves, como el buque de desembarco de tanques “Cabo San Antonio”, que estuvo en Malvinas. “Hacíamos muchos trabajos, de todo tipo y para todos lados, desde Salta hasta Comodoro Rivadavia, teníamos muchísima demanda, casi llegamos a hacer dos turnos por día”, recuerda, para luego ampliar: “Y también se hacía mucha investigación orientada a aspectos básicos, tanto de espectroscopía, como de óptica y de láser”.

Investigador
Garavaglia publicó más de 300 artículos de investigación en revistas internacionales. Sus trabajos se basaron en temas tan variados como óptica clásica y moderna, espectroscopía, física del láser, óptica oftálmica, aplicación de métodos físicos en arqueología, entre otros.
“En un momento en nuestra facultad se creó la carrera de Física Médica y ahí nos dimos cuenta de las posibilidades del láser en esa rama -comenta-, ya conocíamos el uso que hacían los oftalmólogos, a quienes solíamos resolverles algunos problemas, y después empezamos a hacer muchísimas cosas en Medicina. Entre los láseres, las fibras ópticas y los sistemas de manipulación a distancia que tienen los técnicos para trabajar en determinadas operaciones, había mucho campo para que desarrolláramos nosotros”.
De hecho, uno de sus estudios permitió desarrollar la “Terapia fotodinámica del cáncer”, una técnica para el tratamiento de tumores.
En el Conicet llegó a ser miembro del Directorio, donde también promovió espacios de trabajo: “Siempre he dicho que tengo tendencia a la parte de las aplicaciones, así que ahí instituí la fundación Innovat, una unidad de vinculación tecnológica para permitir la transferencia de tecnología”. Se trata de una iniciativa cuyo objetivo es que lleguen a la sociedad los bienes y servicios desarrollados por científicos y emprendedores.

“Las últimas tesis doctorales que estoy dirigiendo apuntan a resolver temas médicos con técnicas físicas, relacionar ambas disciplinas es muy importante”.

Balance
Actualmente, Garavaglia sigue trabajando como docente, siendo Profesor Emérito de la UNLP y, en la medida en que la pandemia se lo permite, dirige en forma virtual tesis de doctorado.
Inclusive, los trabajos apuestan a seguir enriqueciendo la investigación. “Las últimas tres tesis doctorales -dos aprobadas y una en preparación- apuntan a resolver temas médicos con técnicas físicas y, para mí, poder relacionar ambas disciplinas es muy importante”, asevera.
Con todo, al momento de hacer un balance, el científico juninense señala: “No me puedo quejar en absoluto por lo que pude hacer. Desde que salimos del departamento de física éramos un puñadito y ahora nos encontramos con que el CIOp tiene más de 60 integrantes entre asistentes de gestión, becarios, técnicos, ingenieros e investigadores y con 31% de mujeres. Esto es habitual en las disciplinas ‘duras’, mientras que en las ‘blandas’, como filosofía, psicología, letras, dicha proporción se invierte”.

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