CANTAUTOR DE RECONOCIDA TRAYECTORIA

Jerónimo: “Yo nací para cantar”

Hace más de 40 años que se presenta en los más variados escenarios de Argentina y el mundo. Tiene numerosos discos grabados. Afirma que “la palabra ‘artista’ no se puede usar a la ligera, es muy grande”.

Con apenas 18 años, Jerónimo llegaba a Buenos Aires con el sueño de convertirse en cantante y triunfar en la gran ciudad. Venía de pasar su infancia y adolescencia entre Junín, Membrillar y Morse, intercalando la escuela, el trabajo en el campo, guitarreadas y algunos grupos musicales de los que formó parte.
Pero la capital fue un escollo mayor. “Buenos Aires fue siempre como subir al Eve-rest”, ejemplifica hoy.
Golpeó todas las puertas disponibles y estas no siempre se abrían. A veces se entornaban y parecía que existía una posibilidad, como aquella vez que pasó varias etapas de un casting en la ex CBS, hoy Sony Music, en el que había numerosos aspirantes inscriptos, y llegó a una suerte de final en la que, finalmente, fue elegido Sergio Denis.
Así volvía a empezar una y otra vez. Pero el sueño se desvanecía y se le escurría como arena entre los dedos. Hasta que llegó el día que decidió regresar a su casa. Y fue justo ese día, cuando suponía que su proyecto quedaba definitivamente trunco, cuando apareció el mecenas que hasta entonces nunca había encontrado.
“Fue de casualidad”, asegura hoy: ese día acompañó a un periodista de La Razón a cobrar una publicidad a una empresa textil y el propietario le pidió a Jerónimo que cantara. Al otro día le ofreció producirle un disco, que al poco tiempo se grabó nada menos que en los estudios ION, con Oscar Cardozo Ocampo y Juan José García Caffi como directores, y cincuenta músicos.
A sus 20 años, el sueño comenzaba a hacerse realidad.

“Me pude levantar por las ganas, la pasión, y por tener algo para dar”.

De gira
La productora presentó su disco en diferentes países y luego le organizó una gira: “Llegué a Colombia para hacer dos especiales de televisión y terminamos haciendo cinco”.
La gira siguió en Puerto Rico, Miami, México y otra vez Colombia. “Ahí conocí la multitud, los desmayos, los gritos, los guardaespaldas, fue impactante”, recuerda.
Cuando regresó de esa exitosísima gira, que duró un año y medio, hubo grandes diferencias con quienes lo manejaban y tuvo que volver a empezar.
Un productor había publicado su disco en España y en ese entonces lo llamaron desde la península ibérica para grabar un segundo LP.
Allí le fue bien desde el principio, se fue metiendo en el ambiente artístico musical de la época y trabó relaciones con Luis Suárez –director de Televisión Española internacional– y con su hermano Adolfo, quien fuera primer ministro en la transición postfranquista. También lo nacionalizaron español para representar al país en diferentes eventos europeos. Ganó los festivales de Alcobendas y de Benidorm, y representó a Argentina en el Festival OTI de la canción, donde salió tercero, en una edición en la que se impuso un tema de tintes revolucionarios, de Nicaragua, que daba cuenta del clima de época, y en contraposición nuestro país estaba pasando por un gobierno de facto.
Allí estuvo diez años: “Tengo agradecimiento por España, porque las cosas que hice allá y las personas que conocí, son de mucho valor”.

Otra etapa
En un momento le jugaron una mala pasada y debió enfrentar una nueva situación adversa, de la que pudo salir iniciando una etapa distinta en su carrera. “En ese momento conocí lo que es la depresión, fue un año muy duro –relata–; se presentó una posibilidad de ir a Estados Unidos, me presenté en diferentes lugares, estuve por México, en Colombia, me casé, y en ese tiempo me convertí al cristianismo, me apasioné con la obra de Jesús, escribí canciones para Él y canté en iglesias de todo el mundo. Eso me cambió la vida y me posicionó de otra manera”.
La fe le permitió sostenerse durante los ocho años que estuvo dedicado plenamente. Hasta que un profeta, en una iglesia, le dijo que tenía que volver donde estaba. Y así lo hizo.

“Mi profesión es fascinante y dura, pero cuando uno es auténtico, se ve”.

Actualidad
Hace diez años, de a poco se fue metiendo de nuevo en el camino que había dejado, y así fue que los empresarios volvieron a llamarlo y descubrió que el público añoraba sus canciones y su arte.
Cuando falleció su padre se afincó en Junín, lugar al que siempre estuvo volviendo, durante toda su carrera.
Hoy es un reconocidísimo músico popular, que se presenta en diferentes lugares de Argentina y también en otros países, con mucha actividad en Centroamérica y, principalmente, en Colombia, donde acaba de hacer un show en Medellín ante 10 mil personas.

“El arte tiene sus exigencias, por eso la palabra ‘artista’ no se puede usar a la ligera, es muy grande. Eso la gente lo sabe y valora mi respeto por esta profesión”.

Balance
Una constante en su carrera fue la de reinventarse, renacer y salir adelante. “Siempre me levantaron las ganas, la pasión, el tener algo para dar”, comenta.
Es que siempre tuvo claro su sueño y su objetivo: “Yo nací para cantar. Definitivamente. A pesar de las dificultades. Nunca le he fallado a nadie, nunca falté a un ensayo, el arte tiene sus exigencias, por eso la palabra ‘artista’ no se puede usar a la ligera, es muy grande. Eso la gente lo sabe y valora mi respeto por esta profesión”.
Por todo esto considera que su profesión “es fascinante, es dura, hay muchos golpes, hay mucha envidia, pero cuando uno es auténtico, se ve”.

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