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Guillermo Vega, presidente de Capynoba.
ESCENARIO ECONÓMICO LOCAL

El desafío del sector productivo local es el de sostener la cadena de pagos

Cheques rechazados, altas tasas de descuentos en bancos y alargamiento de plazos de pagos, son signos que muestran que se está atravesando un período de retracción. No obstante, la esperanza de una buena cosecha de trigo más la aplicación de alguna medida de Gobierno genera expectativas. La estabilidad cambiaria e inflacionaria es clave para reactivar el consumo y alentar la inversión productiva.

Quienes analizan el complejo escenario productivo actual coinciden en que uno de los desafíos clave para los actores de diferentes sectores pasa por sostener la cadena de pagos. Ante esto, hay que decir que se advierten algunas luces de alarma que empezaron a prenderse en el último tiempo: cheques rechazados, altas tasas de descuentos en bancos y alargamiento de plazos de pagos son signos inequívocos de que se está atravesando un período de retracción.
Un informe del Banco Provincia sobre cheques rechazados, al que tuvo acceso Democracia, da cuenta de que en se rechazaron valores por 1.307.052,96 pesos, una cifra superior a cualquier mes del último año y medio. El mismo estudio revela que a finales del año pasado hubo meses con mayor cantidad de cheques rechazados en la entidad en Junín, aunque por importes menores.
Más allá de los números, lo cierto es que la economía local muestra sus dificultades. Aunque analistas consultados por este medio creen que una buena cosecha de trigo más la aplicación de alguna medida de Gobierno genera expectativas positivas de cara al futuro.

“Costos financieros altos”
El sector pyme es uno de los más afectados por este escenario. Guillermo Vega, presidente de la Cámara Pyme del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Capynoba), sostiene que “la dificultad más grande” para las pequeñas y medianas empresas se encuentra “en que los costos financieros son muy altos, aumentaron las tasas de descuento de cheques” y, en ese contexto, considera que “sostener la cadena de pagos a ese costo va a generar una inflación muy alta, porque la gente no se puede encontrar los pagos en efectivo y debe achicar los plazos de cobranza, lo que hará que mucha gente quede afuera del mercado”.
Es por ello que cree que una de las claves para mejorar la situación actual pasa por una baja en las tasas de descuento y de cambio de cheque, lo que daría “un alivio al sector y sería una forma de dar créditos a las pymes”, que se transformaría en un círculo virtuoso. “Hoy, si yo tengo un cheque a 60 días y lo quiero cobrar antes, el banco aplica un interés que en abril era de un 34 por ciento anual, y hoy está entre un 50 y un 60% en algunas entidades privadas; por ahí el público lo tiene un poco más bajo, puede ser un 43 o 44 por ciento”, ejemplifica Vega.
El titular de Capynoba mantuvo encuentros con gerentes de bancos locales, quienes le manifestaron que “hay un movimiento más grande de cheques rechazados”, lo que también influye en la calificación de algunas carpetas: “Algunas que podían tener hasta cien mil pesos de acuerdo, ahora han llegado con menos y les han bajado la calificación, porque el banco está viendo que hay un mayor riesgo en diferentes sectores. Seguramente hay una mayor incobrabilidad y las entidades toman estas medidas a manera de resguardo”.
Todo esto, sumado a los constantes aumentos en los costos fijos, hacen que haya un fuerte impacto en el sector productivo. “Estamos en un punto en el que no se puede subir más los costos fijos y las tasas –opina Vega– porque esto provoca una baja en el consumo, y una cosa va influyendo sobre la otra. De seguir así, la recesión se va a profundizar. Si bien se empezaron a anunciar algunas medidas, habría que acelerar los tiempos porque la situación está muy difícil”.

“Este no es un país para improvisados”
Para analizar la situación económica actual, el contador Marcelo Storani, secretario académico de la Escuela de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Unnoba, remarca que “Argentina no es un país para improvisados”, y enseguida profundiza: “Aquellas empresas que están ordenadas, que son conscientes de la realidad que se vive y que van meditando cada paso que van dando en base a como se está comportando la economía, están sorteando satisfactoriamente esta turbulencia”.
Según su análisis, en algunos casos se está dando una suerte de profecía autocumplida, ya que “cuando la generalidad de los actores económicos tiene una perspectiva de futuro que se tiende a complejizar, es probable que el futuro sea, efectivamente, más complejo porque cada uno va tomando decisiones pensando que lo que viene no es promisorio, y el que tenía que hacer inversiones o tomar un empleado va a esperar, y entonces cada uno hace, con su accionar diario, que ese pronóstico poco alentador se termine cumpliendo”.
Para Storani, hay que diferenciar lo que le sucede al asalariado, “que su sueldo le rinde cada vez menos porque estamos en una economía inflacionaria”, y lo que experimenta el empresario que, de acuerdo al último informe de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA), que se difundió el viernes y toma datos acumulados hasta julio, “se ve que tuvimos un primer semestre –sobre todo los primeros cuatro meses– con muchos altibajos, pero en el acumulado, y en base a las encuestas que se han hecho a los empresarios, el 60 por ciento contestó que la evolución de su rentabilidad se mantuvo igual o aumentó; y con respecto a las ventas, el 55% asegura que permaneció igual o aumentó”.

Trasladado este análisis a Junín, Storani destaca que nuestra ciudad “está en un microclima económico que nos permite poder sortear estas turbulencias con mayor éxito o con menor incidencia que en otros lugares”. Esto es así porque aquí “hay muchos sueldos seguros”, de la administración pública, docentes, dl Poder Judicial y organismos administrativos, como Afip o Arba, “y si a esto se le agrega la influencia del campo, todo esto hace que las crisis que pueden ser terminales en el Gran Buenos Aires, aquí se puedan ir paleando”.
Con todo esto, y sin perder de vista que la situación actual es compleja, el contador Storani se muestra optimista de cara al futuro: “Nos bancamos estos meses que fueron difíciles, tenemos una expectativa muy positiva con la próxima cosecha fina –que parece que va a ser muy buena– las ventas deberían, como mínimo, estabilizarse y hasta se puede pensar en un leve repunte, no vamos a tener un futuro inmediato brillante pero, por lo menos, deberíamos dejar de estar complicados”.
Finalmente, señala que para que esto se cumpla, deben cumplirse determinadas condiciones. “Necesitamos que se estabilice la inflación, que se controle el tipo de cambio, que baje la tasa de interés –porque con una tasa del 45% para las Lebacs es imposible que pensemos en créditos para reactivar la economía–, y que se concreten las buenas perspectivas que tenemos para el campo. Si se dan estas pautas o si por lo menos empiezan a estabilizarse estas variables, creo que lentamente deberíamos salir de todo esto y tener un futuro mejor. Cuando hay un escenario de normalidad, el empresario argentino siempre piensa en mejorar y en ir para adelante”, concluye.

“Un círculo vicioso”
El economista Santiago Aguiar sostiene que la economía, en general, y las pymes, en particular, tienen dos grandes problemas: “En primer lugar, que la actividad económica ha mermado mucho, el consumo bajó a partir de una retracción muy importante del poder adquisitivo de los salarios, y esa baja del consumo hace que baje la rentabilidad de las pequeñas y medianas empresas; pero por otro lado, hay un proceso de tasas de interés altas, que decidió el Banco Central como política monetaria para combatir la inflación, y la consecuencia de eso es la falta de acceso al crédito del sector productivo, porque con estas tasas es imposible endeudarse”.
El asesor del Frente Renovador también hace hincapié en que el costo financiero “es uno de los más importantes” que enfrenten las pequeñas y medianas empresas, “que en general vive del banco, del crédito a corto plazo, del  descubierto, del descuento de valores, y eso genera que se resienta la cadena de pagos, que empiece a haber alargamiento de plazos, que haya cheques rechazados, y si la cadena de pagos se rompe, hay desconfianza y algunas pasan a tener grandes problemas financieros, por lo que deben recurrir a estas tasas de interés que, finalmente, los lleva a un círculo vicioso”.
Como las pymes tienen una capacidad casi nula de acceso al crédito internacional y a líneas de financiamiento blandas, “lo que ha sucedido este año es que muchas se han financiado con el Estado, entonces se deben aportes, impuestos, y esto no es eterno, en algún momento el Estado va a ir contra las pymes, de hecho gran parte de las ejecuciones de Afip o Arba tienen que ver con eso, y las pone en una situación muy comprometida”.
Por todo esto, Aguiar advierte que se está atravesando “una situación preocupante” y, según su análisis, “hay señales claras” de esto:  “Empezó a haber mora, problemas de renovación de cheques, hay un promedio más alto de cheques rechazados, hay atrasos en la cancelación de créditos, pedidos de créditos para cancelar saldos descubiertos, e insisto en que esto resiente la cadena de pago”.
Según su análisis, es necesario que haya medidas gubernamentales que apunten a la pequeña y mediana empresa y a la producción nacional: “El Estado debería estar preocupado en lanzar líneas de fomento y de desarrollo, tendría que subsidiar y aplicar políticas públicas dirigidas directamente al sector productivo y comercial de pequeño y mediano tamaño, sobre todo por el impacto que esto tiene en el empleo y en el consumo. Yo veo un Gobierno muy direccionado a lo macro, a los déficits, y muy poco preocupado por las pymes, que es lo que mueve al país. Eso lo vemos nosotros, en nuestra ciudad, acá no hay empresas de mil, dos mil o tres mil empleados, tenemos pequeños negocios, industriales, comercios, metalúrgicos, y ahí debería apuntar el Estado”.

Amesentamiento
Desde la Sociedad Comercio e Industria de Junín observan que “hay una cuestión de amesetamiento y de preocupación”. Si bien el escenario actual que tiene “algunos signos que dan alicientes para la gente que tiene la posibilidad de exportar”, lo cierto es que “el que depende ciento por ciento de lo local está complicado, cuidando los costos al máximo y tratando de buscarle la vuelta para salir adelante”.
Así lo resume Diego Ruiz, presidente de la entidad, quien también advierte sobre la fragilidad que hay en la cadena de pagos: “Si uno quiere cambiar un cheque en el banco no conviene hacerlo. Yo no veo tanto cheque rechazado, pero sí se ve que la cadena de pagos está más lenta, más retraída, a los proveedores les cuesta más soltar los pagos y los plazos se están extendiendo”.
Según su análisis, esto se agudizó a partir de abril, a partir de la tormenta cambiaria, y no mejoró en los meses siguientes. “Cuando el dólar sube –analiza Ruiz–, los argentinos nos guardamos y nos quedamos quietos hasta que se estabiliza. Ahora veo algún signo positivo en que empezaron a salir los pagos y a generarse algunas ventas que antes no se daban, y esto es porque el dólar está estable. Una realidad que percibimos es que dependemos mucho de la estabilidad del dólar”.
El titular de Comercio e Industria espera que una eventual buena cosecha “derrame” en la economía, y pondera las medidas de exención de tasas que anunció el Ejecutivo local el lunes pasado: “Me parece un signo positivo, que le da una mano al comerciante y a la pyme, y pareciera que estamos un poco más acompañados en ese aspecto, así como criticamos cuando las cosas no están bien, hay que reconocer cuando hay una medida positiva, con un sacrificio del municipio que dejará de tener algunos ingresos por esta decisión. Es cierto que no cambian la realidad del sector, pero sí son granitos de arena que pueden ayudar”.

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