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>La psicóloga Catalina Aguiar y la psiquiatra Gabriela Martínez, del Centro de Salud Mental – CPA.
LAS PREVIAS Y EL ALCOHOL

Un promedio de cuatro jóvenes de entre 15 y 30 años ingresan al HIGA por fin de semana

El consumo, naturalizado social y culturalmente por parte de los adolescentes, supone un riesgo en sí mismo y es una puerta de entrada a otras problemáticas asociadas al consumo.

Las previas y el consumo de alcohol se convirtieron en la última década –y más también-, en una problemática conjunta, difícil de controlar y que muestra cifras en alza año a año, incluso en muchos casos con chicos que se inician a los 12.
El desafío a la autoridad, la omnipotencia, la búsqueda de pertenencia, son algunas de las razones por las que el consumo de alcohol se vuelve la meta, el sinónimo de la diversión y la necesidad imperiosa de llevarlo a cabo durante el fin de semana, en la reunión previa a la salida al boliche.
Generalmente una previa comienza luego de las 23 y se da en la casa de alguno de los adolescentes del grupo, con conocimiento de los padres.
Padres que muchas veces se vuelven cómplices del consumo indiscriminado de alcohol por parte de los chicos.

Desnaturalizar el consumo de alcohol
La adolescencia como tal implica una etapa de desafíos a toda autoridad impuesta durante la cual los  jóvenes se encuentran en pleno proceso de formación de su personalidad y a la búsqueda de su rumbo.
“Se encuentran los que no han consumido, los que sí, los que están en la etapa de probar y desafiar la autoridad de los papás, en este gran problema que es la naturalización del alcohol, de la previa”, explica Gabriela Martínez, psiquiatra del Centro de Salud Mental -CPA perteneciente al gobierno de Junín coordinado  con la Provincia
“Los chicos tienen que saber que se puede disfrutar sin consumir alcohol. Muchos hablan de tomar poco, yo trato de que los chicos no consuman porque están modelando su sistema nervioso central y todo el resto del organismo y el alcohol es deletéreo”, asegura.
El psicólogo Horacio Matellán, con vasta trayectoria en la docencia y colaborador de Alcohólicos Anónimos se refirió a las distintas connotaciones que posee actualmente la previa y el consumo de alcohol.
“En la previa los chicos llevan sus bebidas y se combinan distintas actividades, juegan a las cartas, a la play, conocen a otra gente. En el caso de las mujeres, muchas veces se terminan de producir para salir. Y toman”, advierte. “El objetivo es llegar al boliche a las cuatro de la mañana ya bastante alcoholizados”, explica.
Para el profesional, “el chico toma alcohol primero para desinhibirse y no se lo plantea como un problema porque ya está aceptado y naturalizado esto de tomar. Pero el chico no sabe que hay cosas con las que realmente no se juega. Por inexperiencia, por  falta de orientación y de conocimiento el chico no sabe que está jugando con una sustancia que puede inducir a una enfermedad”.
Gabriela Martínez asegura que “ellos no tienen conciencia siquiera de cuánto pueden tomar hasta llegar a un coma alcohólico. Ha habido muchos pacientes que han llegado con un coma alcohólico, inclusive no solo alcohol sino que a veces mezclan otras sustancias”.
Entender las razones por las cuales el alcohol se ha convertido en la meta del fin de semana y el encuentro con los amigos derivan sin dudas a un replanteo del mensaje cultural y social que reciben  los jóvenes donde el medio es sin duda una fábrica de promesas y marcador de tendencia voraz.
Catalina Aguiar, psicóloga del Centro de Salud –CPA asegura que son múltiples los motivos por los que un chico o incluso un adulto bebe.
“No significa que todos los que hacen la previa terminan en un coma alcohólico. Hay una cultura del alcohol porque hay una cultura que manda a gozar, con respecto al consumo. Entonces nuestro trabajo tiene mucho que ver con un cambio de paradigma, con la forma de  pensar, porque cada vez resulta peor en cuanto a consumo”, alerta.

Diálogo e ideas claras, desde casa
El consumo de alcohol en los jóvenes se da siempre en el grupo de pares aunque muchas veces, en casa, los padres tratan de controlar la situación permitiéndoles beber en casa, con limitaciones, para evitar un posible descontrol, sin tener en cuenta que la decisión de la Organización Mundial de la Salud de prohibir el consumo a los menores de 18 no es una cuestión arbitraria sino basada en estudios científicos. Consumir alcohol ya produce una lesión neurológica
“Suele decirse que es mejor que el chico tome en casa y no en otro lado, pero la lesión neuronal se hace en la casa también, no tiene domicilio”, indica Gabriela Martínez.
“Ningún chico debería consumir alcohol hasta los 18 años. Y creo que el trabajo comienza desde muy temprana edad”, asegura Martínez
“Hay que enseñarles que el alcohol hace mal y hay que enseñarles con el ejemplo desde la casa. Si yo te enseño que el alcohol hace mal, cuando me reúno con mis amigos no me reúno para tomar un montón en un asado. Porque los chicos observan”.
Para Aguiar, es necesario que los adultos tengan ideas claras para poder orientar al adolescente.
“El chico tiene que formar su criterio sin confusiones. Si los adultos no tienen ideas claras sobre lo que permiten y lo que no, entonces no se le puede pedir a ese chico que lo tenga”.
El diálogo continúa siendo la herramienta más fuerte que se puede utilizar, según Horacio Matellán
“Se trata de hablar, hacerles ver que hay un límite, donde ya alcoholizado se puede caer en un estado de coma alcohólico, donde no se puede manejar, donde aparecen temas como el tránsito, la sexualidad, vinculadas a esa pérdida de conciencia que te provoca el alcohol”.
Generar confianza y seguridad en el adolescente puede colaborar a la hora de construir su personalidad.
“Los papás lo que tienen que generar en el chico desde el principio es confianza, seguridad. No complicidad. Y menos respecto del alcohol, porque incluso no lo hacen con mala intención sino a veces por desconocer el efecto y otras posibilidades”, destaca Gabriela Martínez.
Porque permitir un poco o no permitir, no debería ser la cuestión cuando hablamos de adolescentes
Para Matellán, “los padres deberían tomar conciencia de que esto es un problema que hay que resolver desde el ‘no consumo’. Consumir ciertas cosas tiene consecuencias.El trabajo de padres es el de estar atentos. Y los chicos tienen que saber qué pensamos los padres. Hay que decírselos y obrar con ejemplos también porque esto es un problema que se puede tomar como cuestión cultural o social pero se resuelve desde lo micro, desde cada hogar y familia o relación padre e hijo”.

Puerta de entrada
El alcohol es sin dudas una puerta de ingreso a otras problemáticas y particularmente, a nada bueno. Sin dudas algo que impacta en cualquier joven que se está formando, atravesando los cambios propios de su crecimiento.
“Un adolescente que aún no tiene una identidad sexual, entre otras cosas, la madurez, psíquica y emocional y no tiene muy claro quién es, está investigándolo de a poco.  Si a eso le sumás alcohol, difícilmente salgan cosas buenas. Lo más probable es que salga todo lo  peor. Y no se lo puede hacer responsable al chico, debe haber un adulto responsable que marque el camino”, explica la psicóloga Aguiar.
Esa puerta que abre el alcohol, Martínez la resume con una frase de Eduardo Kalina, el reconocido psiquiatra especializado en temáticas de adicciones, quien afirma que “la conciencia es soluble en alcohol”. 
“Vos tomás alcohol, te desinhibís y hay cosas que aparecen que te perjudican; las enfermedades de transmisión sexual, otro tipo de adicciones, agresividad, otros cuadros psiquiátricos de base que van despertando con el consumo de sustancias. No es solamente el consumo de alcohol y el efecto deletéreo, esto trae consigo un montón de cosas”, explica la psiquiatra.

Consumo y consumismo
Desde el Centro de Salud Mental-CPA plantean las razones por las que el consumo de alcohol se enlaza con la salida y la diversión.
“¿Por qué cuando van a jugar al fútbol, o al cine, no necesitan consumir?”, cuestiona Martínez. “¿Qué es lo que se ha establecido? Voy al boliche, tengo que consumir, me voy a una fiesta, tengo que consumir. ¿Es obligatorio este consumo? La diversión no tiene por qué estar asociada a eso pero lo asocian permanentemente”.
Y tal vez ese concepto encierra una parte de la visión actual sobre la felicidad y la satisfacción inmediata que constantemente se busca.
Aguiar asegura que “en la sociedad de hoy en que nada alcanza para ser feliz, la inmediatez, parece que todo nos promete la felicidad pero ese todo no existe. Imagináte en un chico que se está formando y cree todo lo que ve. Es muy peligroso”.
Todos los medios parecen apuntar a los adolescentes impartiendo mensajes constantes, estereotipados y equívocos al que ellos suelen responder y luego replican.
“Todo recae en los adolescentes”, aduce Martínez. “Los vinos de colores, que está todo perfecto y que la paso bárbaro consumiendo esto o aquello. Y los chicos lo ven. Incluso se generan fiestas que se promocionan con banderas de las marcas.Es todo marketing y consumo y los chicos lo compran porque es lo que se les ofrece.Si uno les ofreciera un estilo de vida saludable y un encuentro con amigos de otra manera yo creo que empezaría a cambiar todo esto. Es ese cambio de paradigma del que hablamos”.

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