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DE BUNGE A JUNÍN

Marcelo Carafiello hace 30 años que es peluquero en nuestra ciudad

Sus primeras armas las hizo al lado de su primo Claudio, muy conocido en la profesión, luego fue capacitándose y desde hace 25 años tiene su propio local y clientela.

Marcelo Carafiello, nacido en Emilio Bunge, partido de General Villegas, es peluquero y desde hace 30 años está afincado en Junín.
Aquí hace lo que le gusta, la peluquería, un oficio que aprendió al lado de su primo Claudio, en primer término, y luego solo, con gente que lo acompaña hace mucho tiempo.
En diálogo con Democracia, dijo que él se considera casi juninense porque ha pasado más de la mitad de su vida en nuestra ciudad, haciendo lo que le gusta y “lo único” que sabe hacer, según él mismo confesó.
Al recordar sus inicios, explicó: “Empecé a trabajar con mi primo Claudio, muy conocido en el rubro, también con Gaby, su hermano, y Jorge Romero, que pertenecía a esas empresas en aquel momento. Actualmente, cada cual está en su propio local, dentro del rubro peluquería, y Jorge está trabajando conmigo”.
“Mi peluquería está hace 25 años. Se ubica en Rivadavia 1020. Recuerdo que cuando yo llegué de Bunge, estábamos a media cuadra, en Rivadavia y Rioja, luego pasamos por otros lugares”, apuntó.
De acuerdo a lo expuesto, Marcelo Carafiello empezó siendo peluquero de caballeros, después se fue perfeccionando hasta abarcar también peluquería de damas.
“Primero hice cortes, solamente, y hace quince años que tenemos un salón completo, hacemos color, peinado. También trabajó con nosotros Estela Pastafiglia, que hacía manicuría, depilación, maquillaje, pero ahora por problemas de salud se retiró y seguimos con lo que es peluquería solamente”, aclaró.
Destacó que actualmente lo acompañan Karina Yañes, quien hace color en el salón, y Jorge Romero, quien realiza cortes.

¿Por qué peluquero?
A la pregunta por qué había abrazado el oficio de peluquero, Marcelo respondió: “Cuando era chico tenía muchas ideas. En mi pueblo practicaba deportes y estudiaba. Cuando me recibí tuve la posibilidad de venir a Junín, donde estaba mi primo, quien me había propuesto venir a probar en la peluquería y, si me gustaba, darle para delante. Vine para ver de qué se trataba, cómo se trabajaba. Empecé como todos, viendo, y con el tiempo fui probando, haciendo distintas cosas. Hoy hace 30 años que soy peluquero y no lo pienso dejar, es lo único que aprendí a hacer y realmente es lo que me gusta”.
“Siempre decía que me quería dedicar a hacer lo que me gustaba para trabajar de eso toda la vida. No es fácil lograr hacer siempre lo que uno le gusta. Yo lo logré”, afirmó.

Tendencias
Todos los años, para estas fechas, preguntamos a los peluqueros cuál es la tendencia. En este caso Carafiello respondió: “Se usa de todo, desde largo, largo hasta corto tipo rapado. Incluso los hombres se hacen muchas diferencias de largos, no es como años atrás cuando los cortes eran más uniformes. En lo que es corte, se usa desde un largo, hasta un corto casi rapado.  Y en los hombres muchas diferencias de largos. No es tan armonioso como hace unos años atrás, entonces jugamos bastante con los cortes, desde una pelada a cero en los laterales, como mechas de 20 centímetros en la parte superior”.
Respecto a los colores, el entrevistado dijo que ese tema era muy personal, cada persona buscaba su estilo.
“Se usan las mechas, de distinto tipo y colores. Para mantener el color, también hay que tener en cuenta el shampoo, las cremas y los tratamientos”, acotó.
“Lo más novedoso es el gris. Es un tipo de gris que no se ve mucho en la calle pero en moda de alta costura se ven unos buenos reflejos grises, para todos. El tema es que necesita bastante mantenimiento”, explicó.
A la pregunta sobre qué hacían las personas canosas entonces, el peluquero dijo que generalmente buscan unificar el color. “Aprovechando la base que les queda de color y canas, vemos la altura y con qué color cubrimos”, apuntó.

Cuidados y tratamientos
Sobre el cuidado del pelo, Carafiello dijo que había muchas líneas cosméticas que competían entre sí, para lo que es calidad. “Han ido mejorando. Nosotros trabajamos con tres o cuatro líneas y, a mi criterio, la que mejor resultado ha dado en cosmética, cubrimiento y color. Buscamos que el resultado sea bueno y que conforme a la clientela”, dijo.
“En cuanto a peinados, se pide mucho el alisado permanente, el lacio definitivo, el progresivo, que trabaja a base de mantenimiento de calor, tanto a planchita o a brashing. Es un trabajo lindo y se luce bien”, explicó.
“El alisado definitivo es como todo, por ejemplo, si uno hace un color, hay que mantenerlo cada 30 o 40 días. El mantenimiento del cabello con color, no es el mismo que con el cabello natural, varía el shampoo, las cremas, los tratamientos. Y en el alisado es exactamente igual, para mantener la calidad del cabello es necesario cambiar el shampoo del que usaban antes del alisado. El mantenimiento es a base de keratina, argán. Una vez que el cabello ha sido tratado con cualquier producto químico, el mantenimiento que se hace es distinto al del cabello natural. La clientela vuelve al salón por un cuidado no obligatorio, pero si quiere conservar la calidad y cosmeticidad de su cabello, que le da la presentación en sociedad, siempre vuelve”, manifestó.

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