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Un argentino de 13 años ganó 900 mil dólares en el Mundial de Fortnite.
LAS CLAVES DEL JUEGO DE MODA

Interacción con “gamers” y el desarrollo constante detrás del fenómeno Fortnite

Especialistas en videojuegos analizan las razones que hicieron que se transforme en un fenómeno cultural sin precedentes. Cómo se desarrolla un juego. Características de una industria que crece sin pausa.

Chicos de entre 13 y 25 años convertidos en millonarios y un estadio, sede habitual del US Open, transformado en el escenario de un torneo multitudinario de jugadores del videojuego del momento: el Fortnite. 
La escena sorprendió a muchos, pero, quienes conocen de cerca al mundo de los videojuegos, lo toman con naturalidad. Y encuentran en el fenómeno cultural que se desató en torno al Fortnite dos elementos clave: un desarrollo sostenido y una aceitada interacción con las comunidades de gamers (jugadores), chicos de 13 o 14 años que siempre se sintieron participantes.
Así lo indicó Alejandro Iparraguirre, quien es coordinador de videojuegos de la Secretaría de Cultura de la Nación y co-fundador de la Fundación Argentina de Videojuegos: “creo que esos dos elementos son los principales que impulsaron el crecimiento de Fortnite” frente a otros juegos multiplayer (para más de un jugador), dentro de la categoría conocida como triple A y de los juegos “mainstream” (de consumo masivo).
Pero para entender qué implica un trabajo de desarrollo constante conviene saber cómo se desarrolla un videojuego en esos niveles de la industria.
“El desarrollo de un videojuego de este tipo comprende muchos aspectos. Estamos hablando de un trabajo multidisciplinario que requiere la participación de más de 200 personas sólo en las instancias de preproducción”, dijo. 
De entre todos los aspectos hay tres que son principales: el arte (que incluye la música y el guión), el diseño (que implica el desarrollo de las reglas) y la programación.

“En esos niveles de producción de videojuegos, tanto los costos como la cantidad de participantes son variables”, explicó Iparraguirre y agregó: “Lo que ya aparece en las instancias de preproducción es el contacto con las comunidades de jugadores para ir ajustando detalles”. 
Se trata de ese proceso, que en el mundo de los videojuegos se conoce con el nombre de iteración, que se refiere al desarrollo de una idea creativa y del diseño del juego realizando pruebas y evaluaciones de resultados una y otra vez con el fin de obtener nuevas ideas.
En ese proceso es clave la participación de las comunidades de gamers como uno de los elementos fundamentales.
De esas pruebas surge un demo o prototipo que es la primera versión del juego, pero que, según sostiene el especialista, en el caso de Fortnite (y de otros juegos) continúa una vez lanzado el juego oficialmente a través de un fluido contacto con las comunidades de gamers que “se sienten participantes en el desarrollo del juego”.
Iparraguirre destaca que el papel dado a las comunidades de gamers durante todo el desarrollo de Fortnite, y aún en la actualidad, explica mucho de su éxito.
“Cuando hablamos de comunidades de gamers estamos hablando de grupos de chicos de 13 o 14 años, en su mayoría, que juegan on line y para quienes el videojuego es mucho más que un entretenimiento. Es un bien cultural, un espacio de socialización”, subtaró.
La importancia que tiene para los jóvenes de hoy el mundo de los videojuegos queda ilustrada por un dato: en el país es la única industria cultural que crece en la actualidad, impulsada por los jóvenes. Y también lo hace en el mundo, donde la Argentina se posiciona en el escenario internacional como el tercer mayor consumidor de videojuegos de América Latina.

El desarrollo en el país
En la Argentina también hay un creciente desarrollo de videojuegos, pero protagonizado en su mayoría por estudios medianos y chicos, a los que en los últimos años comenzó a sumarse la inversión extranjera.
Para tener una idea de la magnitud del fenómeno, una de las páginas web más importantes en el registro de la actividad del sector en el país tiene en su lista 350 desarrollos inscriptos, la mayoría dirigidos al mercado internacional.
En cuanto a la inversión necesaria para encarar un desarrollo -por caso el de un juego del tipo “casual” para dispositivos móviles en el que se desempeñe un equipo de tres personas- no puede ser inferior a los 10.000 dólares.
La excepción son los desarrollos encarados por programadores entusiastas que se hacen cargo de la mayoría de los pasos, ya que se considera que el 85% del costo del desarrollo de un videojuego corresponde a la mano de obra.

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