El 6 de abril de 1943 la editorial Reynal & Hitchcock (Estados Unidos) publicó por primera vez El Principito de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), y luego de tres años se editó en Francia.
Hoy, 70 años después, nos preguntamos acerca del éxito de este libro que es el segundo más traducido después de la Biblia. Esta vigencia deviene del valor literario que el libro conlleva y de los temas universales que en él se plantean -de manera metafórica- como el egoísmo, el mal, el bien, el amor, el odio, etc. En él, el Principito -crítico con la falta de valores de la sociedad- representa la niñez, la inocencia y la pureza, en clara oposición con el mundo de los adultos que es superficial, disconforme y egoísta; todo esto visto desde los ojos de un niño. Sin embargo es el adulto quien reflexiona a partir del relato y pone en manos de los niños este libro; también por esto El Principito tiene gran impacto en la actualidad y una circulación que no decae a pesar del paso del tiempo.
No podemos dejar de observar la relación que El Principito mantiene con los cuentos de corte tradicional, no solo por el tratamiento de los temas universales que se dan en ambos sino porque tanto uno como otros son importantes para el niño, ya que estimulan su fantasía, sus experiencias, pensamientos y sentimientos, y además ayudan a superar sus ataduras emocionales por medio de un lenguaje simbólico.
La prosa poética que se plasma en las páginas de El Principito junto a las singulares imágenes realizadas por el mismo autor, seducen no solo a los niños sino también a los adultos más allá del paso del tiempo y los hace reflexionar aún 70 años después de haber visto la luz.
(*) Profesora y Licenciada en Letras (UNS). Magíster en Escritura y Alfabetización (UNLP).
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