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BARRIO LA LOMA

Recaudan fondos para ampliar el comedor de Rojas “Por una sonrisa”

En 2016, Evelina y Darío abrieron las puertas de su casa para dar de comer a veinte chicos y hoy ya asisten casi noventa. La historia de una familia que hizo de la solidaridad un camino para transitar la vida.

Hace dos años, Evelina Gago y Darío Aguilar decidieron abrir las puertas de su casa para dar un plato de comida a los chicos del barrio los días sábado, cuando no tienen posibilidad de asistir al comedor de la escuela. Al principio eran veinte, después cuarenta, luego sesenta, y hoy son cerca de noventa niños de entre dos y trece años que llegan, cada fin de semana, a recibir su porción a la hora del almuerzo. Al crecer la demanda, la pareja optó por ampliar la casa para realizar la tarea solidaria con mayor seguridad. Para eso, contaron con la colaboración de vecinos, autoridades municipales, comerciantes y distintas organizaciones que se sumaron aportando con lo que podían. En diálogo con Democracia, Evelina se refirió a la peña que se llevó a cabo con el objetivo de recaudar fondos y contó cómo es la intimidad de esta familia que, sábado tras sábado, recibe a casi noventa chicos en su casa.

- ¿Con qué objetivos se realizó la peña para el comedor “Por una sonrisa”?
- Hicimos una peña para poder terminar con las construcciones en el comedor, agrandamos, hicimos tres metros más hacia adelante, hicimos el techo nuevo y mucha gente nos ayudó. Muchos nos dieron una mano, nos donaron chapas y demás, pero estamos en la mitad del proceso, nos falta el cielo raso, los pisos, la barra para separar el comedor de la cocina para que los nenes no pasen para el lado donde está el fuego, nos falta una pileta para lavar los platos, por ahora lavamos en fuentones. Son varias cosas, con una peña no íbamos a llegar a cubrir todos los gastos pero nos alcanzó para saldar lo urgente, les pagamos a los albañiles. En la peña tocó Banda 2001 y había distintos grupos musicales, hicimos un buffet y tenemos previsto hacer otro evento más adelante, vamos a organizarlo bien, y seguiremos con las peñas y polladas.



- ¿Cuántos chicos asisten cada sábado a tu casa?
- El comedor está en mi casa y la realidad es que ya no entrábamos más, habíamos comenzado con veinte nenes y hoy tengo 87 criaturas en la lista. Cada sábado van 50, 40, 20, y somos unas diez personas que, de manera voluntaria, nos ocupamos de llevar adelante la actividad. De a poquito quisimos agrandar mi casa, que es el lugar más cómodo que tenemos, porque empezamos ahí y a los nenes les queda cómodo ir.Yo estoy firme todos los sábados, pese a que muchas veces estamos cansados o con sueño. Los chicos te esperan y, si no estás, te salen a buscar y te dicen “seño por qué no hay comedor” pero siempre hay. Una sola vez no hubo porque llovía a baldes y pensamos que no iba a ir nadie pero vinieron chicos y comimos en mi casa, improvisé algo para comer. Ahí te das cuenta que esos diez o quince nenes que fueron son los que lo necesitan sí o sí y no se les puede decir que no le vas a dar de comer. Así que estamos siempre. Actualmente tenemos nenes desde cinco años hasta doce o trece años, hay una nenita de dos años que va con los hermanos. 

- ¿Cómo es tener un comedor en tu casa? Un acto de amor que, definitivamente, no tiene cualquiera.
- Nosotros somos tres, y con el comedor somos cuatro. Así lo vivimos. Con mi pareja, Darío, y mi hijo, Nahuel, tenemos una responsabilidad más. Los tres nos comprometemos en esto, en la semana pensamos qué vamos a comer el sábado, qué podemos preparar, mi nene me ayuda mucho en el comedor, los sábados, cuando terminamos, se cambia y se va a fútbol. Y con mi marido tenemos un carro gastronómico en la rotonda de Rojas, entonces nos organizamos y vamos viendo qué hace falta, si algún sábado hacemos hamburguesas las prepara él en la plancha del carrito, que es bien grande, armamos todo en casa y vamos a hacer las hamburguesas allá y las traemos. Lo mismo con los choripanes. Hace dos años nosotros incorporamos el comedor a nuestras vidas y no podemos fallar.

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