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UN INFORME DESNUDA EL AVANCE DEL FLAGELO

Tranzas, menudeo y violencia: los barrios de Junín que cambiaron por la droga

Disputas territoriales, ajustes de cuentas y la venta de sustancias como ingreso salarial son algunas de las facetas que expone una investigación sobre los jóvenes y las adicciones realizada en la Ciudad. Afirman que hay chicos que consumen desde los 12 años.

Plazas y esquinas que huelen a marihuana. El "menudeo" como entrada de dinero. Ajustes de cuentas y disputas barriales por el control del negocio. Allanamientos frustrados por complicidades. Chicos que a los 12 años ya fuman porro y toman alcohol. Pasa en el conurbano, en el Gran Rosario. También en Junín.
Una investigación realizada por el Instituto de Investigación sobre Jóvenes, Violencia y Adicciones (Ijóvenes) en Junín revela que el consumo en esta ciudad "mantuvo un crecimiento sostenido" en los últimos años y que ya es "similar" al de otras ciudades importantes de Buenos Aires y el país.
Además, da cuenta de "enfrentamientos de grupos antagónicos" que se disputan las zonas de influencia y hasta analiza el fenómeno de las bandas motorizadas.
El trabajo, denominado "Jóvenes, consumos y violencias en ciudades intermedias de la provincia de Buenos Aires", también analiza la situación en Baradero y San Nicolás y forma parte del informe anual de Ijóvenes, solicitado por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.
En el capítulo juninense, se tomaron como muestra tres barrios: San Martín, Barrio Norte y San Cayetano. Allí, los investigadores se entrevistaron con chicos que residen en esas zonas de la ciudad y trabajadores del Centro Preventivo Local de Adicciones (Cepla) Junín. Los testimonios dan cuenta de una realidad que está a la vista, pero no siempre se ve.

Batallas barriales
Peleas con armas blancas, batallas en las que se arrojan piedras e incendios por ajustes son algunas de las disputas que se mencionan en la investigación."En reiteradas episodios, frente a la intervención policial, los grupos que hasta ese momento se mostraban antagónicos, se unen haciendo causa común agrediendo a la Policía", indica el trabajo.
Los investigadores también observaron una fuerte división entre los barrios pertenecientes al casco urbano histórico, y aquellos barrios producto del crecimiento de la ciudad. "Resultan notables las dificultades del acceso de los jóvenes según su origen (barrial). En muchas ocasiones esto incide en el propio acceso a la educación, al trabajo, y a las redes sociales", señala el trabajo. En esa línea, hablan de "imaginarios que funcionan en paralelo a la idiosincrasia juninense establecida".

"El consumo es intenso"
En el trabajo de campo en el barrio San Martín, los autores del informe relatan la transformación de la zona donde la plaza antes era un lugar de esparcimiento al aire libre y luego fue ganada por la compra y la venta de droga. "Esto se tradujo en una suerte de rechazo social con respecto a la plaza, en tanto es entendida por algunos vecinos como 'un lugar que en ciertos horarios no se podía permanecer ni transitar' y 'un depósito de basura'".
Ante este panorama, la tarea de los integrantes del Cepla Junín tuvo como objetivo “recuperar el espacio” y organizaron charlas y actividades en el lugar.
“El consumo es intenso, importante y cotidiano, es un consumo instalado. Está como más permitido socialmente, funciona como legalizado de alguna manera, los chicos fuman y toman en la plaza y en la canchita”, relata el testimonio de un psicólogo citado en el estudio, cuya identidad fue preservada.

Desde los 12
Uno de los datos más preocupantes  que exhibe el informe es la edad de inicio del consumo en Junín. Según los trabajadores del Cepla, los chicos toman contacto con el alcohol y la marihuana a partir de los 12 años. También advierten que el tema aparece en el imaginario de los niños en edades aún más tempranas. "Los chiquitos hablan de eso, está instalado como tema, los chicos hablan de faso, de chala, de alcohol, indudablemente esto está instalado en la familia, en la comunidad, es un tema que no le es ajeno”, advierte el psicólogo consultado.
A la vez, indican que el consumo de drogas ya es un hábito que se adquiere en el hogar y citan el testimonio de una adolescente de 16 años: "En mi familia todos fuman (marihuana), mis hermanos, mis primos; mis viejos ahora no fuman….yo lo probé a los 13 años”.
La ausencia de la familia, la presencia de chicos de 12 años hasta altas horas de la madrugada en las plazas sin ningún adulto que vaya a mirarlos es una de las grandes falencias de las que habla el trabajo. Y las interacciones a través de gritos, insultos y golpes son otro de los fenómenos que aparecen desde "muy temprana edad", según los integrantes del Cepla.
En cuanto al uso de cocaína señalan que "es más escaso y resulta menos visible en términos sociales" –pero que sube entre los 23 y 32 años– y que el del paco es "relativamente bajo en la ciudad".
También advierten por el "consumo de drogas 'legales', fármacos que son traficados, montando un comercio paralelo y de alto grado de nocividad. Esta situación se puede constatar en muchos kioscos y despensa de barrio en las cuales se venden medicamentos tanto de venta libre como aquellos de prescripción médica", explican los autores.

Narconegocio
La venta de drogas como fuente de ingresos es otra tendencia que aparece con fuerza en varios testimonios, como el de una mujer que fue despedida de su trabajo por su adicción a la cocaína y terminó dedicándose a la venta de la droga para subsistir y, a la vez, poder seguir consumiendo.
También se hace mención al narconegocio como un forma de crecimiento económico, que les permite a los vendedores cambiar la moto, comprarse autos y otros bienes materiales.

Complicidades
"N. sostiene que su casa es un infierno ya que hay allanamientos al menos una vez por semana, en los cuales revuelven todo y no encuentran nada. Además, manifiesta que su sobrino es avisado por un ex comisario y su abogado sobre los allanamientos", dice otro de los testimonios citados en el documento.
"En su relato, aparece la noción de que se ha montado una red de comercialización amparada por la seguridad y la justicia: 'Él le compra a un amigo del barrio que vive a la salida del mismo. El comisario recibe dinero por la información, el abogado respalda a todos los narcos. Mi sobrino vende faso y gana plata fácil, el Narigón (su amigo) vende merca y gana el triple. Mi sobrino se está metiendo con gente cada vez más pesada, tiene cuatro vendedores, que venden en distintos barrios'", denuncian.

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