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LA COLUMNA INTERNACIONAL

Espiar a los amigos

Si la semana anterior, los Estados Unidos concitaron la atención internacional producto de la paralización del Estado federal como consecuencia del intento del ala dura del partido republicano de quebrar el programa de salud pública del presidente Barack Obama, esta semana la atención se centra sobre el espionaje electrónico llevado a cabo desde las agencias de seguridad norteamericanas.
Según el diario británico The Guardian, el gobierno de Estados Unidos espió las conversaciones telefónicas de 35 gobernantes de otros países. Entre ellos, sobresale la figura de la canciller alemana, Angela Merkel.
Según las revelaciones de Edward Snowden, ex empleado de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos, un número de teléfono de Angela Merkel aparece entre los documentos dados a conocer por el ex espía, actualmente exiliado en Rusia.
Y según los servicios secretos alemanes, la vigilancia y la utilización de dicho celular por parte de los norteamericanos se prolongó durante varios años.
Por estos días, surgieron denuncias sobre espionaje que afectan al gobierno español, al italiano, al francés, al brasileño y al mexicano.
Estados Unidos y su socio menor, Gran Bretaña, dicen que no espían más allá de lo tradicional. No parece ser estrictamente cierto.

Garantías y libertades

El espionaje electrónico liquida el ámbito de la privacidad y de la confidencialidad de personas, empresas, instituciones y gobiernos. Nadie queda exento de la mirada y el oído escrutador de las agencias de seguridad. En particular, de la norteamericana.
El seguimiento y el rastreo alcanza a millones y millones de llamadas telefónicas, de envíos de mensajes de texto, o de uso de las redes sociales a través de Internet.
El argumento es el mal menor. El espionaje electrónico se lleva a cabo –se argumenta- para combatir el terrorismo. Como si un mal eclipsara al otro. Como si para combatir a los talibanes y a Al Qaeda hubiese sido válido borrar a Afganistán del mapa, mediante el empleo de bombas nucleares.
Si en algún momento, el espionaje electrónico fue imaginado como arma de combate contra el terrorismo, rápidamente pasó a ser un espionaje total. Es que la tentación es enorme. Cuando se cuenta con los medios para escuchar cuanto se habla en el mundo, los límites se diluyen y dejan de existir. Entonces, el espionaje se transforma en financiero, en industrial, en político y en lo que sea.
La masividad de las intercepciones de comunicaciones implica la existencia de otro actor, además de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos. Son las grandes corporaciones digitales. Gran parte de la humanidad, sobre todo en la generación juvenil, transfiere a dichas grandes corporaciones digitales gran parte de su privacidad. El individuo se autoimpone así un límite a su libertad.
Peor aún, comparte su vida –buena parte de ella- con alguien sin saber o tomar conciencia de ello. Ninguno o casi ninguno de los que escriben algo en Facebook –por ejemplo- tiene presente que dicho mensaje será chequeado.
Seguramente, los más avisados sobre este tipo de espionaje sean las organizaciones terroristas. De allí que, por ejemplo, Al Qaeda utiliza muy poco las vías electrónicas para sus comunicaciones. Optan por el boca a boca presencial.
Inclusive evitan el intercambio de datos en las transacciones financieras. Prefieren el tradicional sistema de banca islámica, donde el dinero circula a través de intermediarios que nunca, o muy rara vez, estafan a sus clientes.
Conclusión: por un lado, el absurdo de democracias que emplean método totalitarios para… defender la democracia. Por el otro, el empleo de dichos métodos para espiar casi exclusivamente a los amigos.    

Un poco de economía


Luego de casi dos años de recesión, en algunos casos, y de muy débil crecimiento, en otros, la economía de los países industrializados parece haber tomado nuevamente aliento. Paradójicamente, la situación tiende a complicarse entre los países emergentes.
Un estudio publicado por la consultora EY –hasta no hace mucho Ernst and Young- revela comportamientos disímiles entre 25 países con desarrollo relativo.
La previsión de crecimiento para este grupo de 25 países fue reducida en un punto. Así, mientras que a principios de años se estimaba un crecimiento del 5,7 por ciento, ahora en el último trimestre, el pronóstico bajó a un 4,7 por ciento.
Lo novedoso de la medición resulta en una estimación de la capacidad de esos 25 países para enfrentar las turbulencias financieras y monetarias que giran por todo el planeta.
Así, EY emplea siete criterios: el estado de la cuenta corriente en 2012; el nivel de endeudamiento global y del sector público en 2012; la inflación media en 2013; la progresión del crédito entre 2010 y 2012; el tiempo de importaciones aseguradas en términos de reservas;  y el tiempo de cambio frente al dólar entre setiembre del 2011 y del 2012.
El resultado es la conformación de tres grupos de países.
El primer grupo queda integrado por 8 países calificados como de alto riesgo, susceptibles de ser alcanzados por los problemas financieros mundiales que surgirán, casi inevitablemente, por el endurecimiento progresivo de las políticas monetarias en los países avanzados.
Son los países que presentan una balanza comercial deficitaria, importantes deuda pública e inflación elevada. En la lista figuran Turquía, Argentina, India, Egipto, Vietnam, Ghana, Indonesia y Sudáfrica.
Luego se ubican 9 países de riesgo intermedio: Polonia, Brasil, República Checa, Colombia, Chile, México, Ucrania, Kazajstán y Malasia.
Por último, 8 países de bajo riesgo: Tailandia, Rusia, Corea del Sur, Nigeria, China, Emiratos Arabes, Arabia Saudita y Qatar.

La felicidad por decreto

Todo es posible en la Venezuela chavista. Más aún en la Venezuela del chavismo post Chávez.
Su sucesor, Nicolás Maduro, no repara en ridículos de ningún tipo. No solo modifica el idioma –no es el único- cuando habla de “millones y millonas”, asegura que Chávez se le aparece bajo la forma de un “pajarito” y ahora acaba de crear el Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo Venezolano.
No, no es un chiste. Para Maduro y los chavistas, a la felicidad se la alcanza a través de decretos y reparticiones públicas. Y no a cualquier felicidad, sino a la “Suprema”.
Maduro dijo que su “iniciativa” responde a un homenaje a Chávez y a Simón Bolívar. El presidente venezolano ha convertido la acción de su gobierno en un homenaje diario a su “padre político” fallecido, Hugo Chávez.
El próximo 8 de diciembre, Venezuela elige gobiernos municipales. Será un buen momento para saber si la mayoría del pueblo venezolano se cansó de semejantes ridículos o si prefiere que continúen.

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