DE PUÑO Y LETRA

¿Hacia donde vamos?

A nadie puede escapar que las preocupaciones que vive el pueblo argentino, están siendo bombardeadas por temas de los fondos buitres, la ley de abastecimiento, la ley antiterrorista, el ´encanutamiento´ de los fabricantes de automóviles, etc., temas que por supuesto interesan y mucho a la sociedad, pero debemos tener cuidado de no caer en falsas intenciones de culpar siempre a los demás de lo que nos pasa, mientras tratan de hablar lo menos posible de la vergüenza de tener un vicepresidente (Varias veces en ejercicio de la presidencia del país) procesado en dos causas penales, como también hablar muy bajito de la inflación y del mayor problema que venimos soportando: La Seguridad de los ciudadanos.
Ahora el secretario de Seguridad, habla de la deportación de los delincuentes extranjeros, lo que ha generado una gran polémica. Cierto es que la Constitución Argentina es muy abierta y generosa, para con los extranjeros, que, como los viejos inmigrantes hicieron grande esta patria nuestra con su trabajo y esfuerzo, pero una cosa es cobijar bajo nuestro cielo a ciudadanos extranjeros honestos, y otra muy distinta permitir el ingreso de delincuentes, que por falta de controles de nuestras fronteras y de la corrupción policial en muchos casos, liberando zonas para el delito, viven a sus anchas ocasionando perjuicios inmensos al país.
No sólo el tiempo empleado en perseguirlos para evitar delitos, el daño que causan a la sociedad entera en cualquier lugar del país, la interminable burocracia de jueces, fiscales, abogados defensores, gastos del servicio penitenciario y cada vez hay más delincuentes, por supuesto no sólo extranjeros.
Pero éstos podrían ser muchos menos si se controlan las fronteras, porque los narcotraficantes, ahora instalados como “carteles” en nuestro país, ya que le abrimos las puertas , importando efedrina en cantidades industriales, muy superiores a lo que se necesita para la industria farmacéutica, con su infinito poder  para corromper autoridades, funcionarios de todo nivel, directivos, empresarios etc, tienen un campo muy fértil y bien regado en Argentina, llegando hasta la misma Casa Rosada con comunicaciones directas.
La droga ya suma y suma muertos, y podemos  llegar a ser Colombia o México en el sur de América.
Es hora de dejar de filosofar sobre si está bien o no deportar delincuentes extranjeros, que por encontrar mayor control y verdaderas condenas en sus países de origen, limítrofes o no, vienen aquí porque saben que pueden comprar voluntades, encontrar funcionarios corruptos, fácilmente dominables para sus negocios de droga y muerte de nuestros jóvenes, inclusive leyes de blanqueo que les permiten blanquear todo el dinero obtenido con el narcotráfico y el crimen organizado.
Argentina está a las puertas de un cambio de gobierno y es bueno reflexionar sobre la “herencia K”:
CORRUPCIÓN: Niveles jamás alcanzados, en nuestra historia. Desde el mayor rango político hasta las mas pequeñas reparticiones oficiales. Un mal endémico cuyo grado de desarrollo ha llegado a enfermar toda la sociedad, que no encuentra ejemplos de honestidad, salvo honrosas y, lamentablemente, muy pocas excepciones.
I NSTITUCIONALIDAD: Pisoteadas como nunca. Se escucha una sola voz de mando y el congreso, los ministerios, los gobiernos provinciales y municipales, las fuerzas armadas, las de seguridad interior, los medios de comunicación y hasta el fútbol o el automovilismo, deben alinearse a ella, bajo la amenaza  de no tener fondos para su desenvolvimiento, muy lejos de una república constitucional y muy cerca de una hegemonía totalitaria, centralista, unitaria y antifederal.
PRODUCCION: Producimos menos petróleo y gas, que hace 10 años. Producimos menos carne y leche, que hace 10 años. Perdimos el superávit comercial, no cumplimos con los compromisos de entrega al exterior (Cuota Hilton, por caso), Se han cerrado miles de tambos y decenas de frigoríficos, agravando la falta de trabajo en el interior y fomentando el avance de asentamientos precarios en las grandes ciudades. La industria entró en recesión hace un año, y comienzan las suspensiones y despidos. La burocracia y la ineficiencia están comiendo la productividad y el trabajo. Pueblo y país, en decadencia.
EDUCACION: Educación de inferior calidad que hace 20 años, jóvenes que no terminan sus estudios, escuelas transformadas en refugios alimenticios, para muchos niños que carentes de un desarrollo normal, verán frustradas sus ambiciones de progreso, en un mundo que exige cada vez mas conocimientos, y que desarrollan patologías violentas que llevan a las escuelas, en muchos casos apoyados por padres, tan carentes como ellos. Se habla de “conectar igualdad”, entregando computadoras para los niños. Eso está muy bien. Pero se “desconecta igualdad” con un descontrol económico, que margina a los que menos tienen y les impide el acceso a una educación de calidad. La inflación no sólo golpea los bolsillos, sino que margina a mentes infantiles o jóvenes del conocimiento, sin el cual se transforman en víctimas del sistema social imperante en todo el mundo.
SOCIEDAD: La falta de desarrollo del país hace que últimamente crezca el empleo estatal, transformando al estado en el único empleador, pero para mantener y pagar cada vez mas sueldos, se necesita cada vez mas impuestos que ahoga la inversión productiva, en un círculo vicioso, que  termina en una emisión de billetes descontrolada, que hace que la moneda pierda valor cada minuto, llevando la inflación a niveles que sólo Venezuela, tiene hoy en América del Sur. Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile, Perú, están creciendo sin inflación y consiguen créditos internacionales a baja tasa e inversiones para el desarrollo.
El mundo nos da oportunidades, somos nosotros los que llevados por un gobierno ineficiente y corrupto, terminaremos en el último lugar del planeta, porque no hemos aprendido las lecciones de la hiperinflación del Rodrigazo, de Alfonsín y de Menem que terminó en esa nefasta convertibilidad del 1 a 1, de De la Rúa sin decisión para cambiar rumbos, de Rodríguez Saá declarando el Default, muy aplaudido por los que hoy están en el gobierno, de Kirchner que con la soja a 600 dólares, nos hizo creer que la fiesta duraría para siempre y como estamos viendo, se está terminando y hay que pagar los postres y los champanes.
Es hora de decirle a toda la sociedad la verdad: Un país no crece con planes y más planes que sólo son parches.
El país y sus habitantes crecen cuando se trabaja en serio, se castiga la corrupción y el delito con la severidad que corresponde a las leyes, con una educación que otorgue premios y castigos con equidad, ya que no todo “da igual”, si un alumno no sabe, no debe pasar de grado por decreto.
Las escuelas no deben ser ´comedores´, deben ser la simiente del conocimiento y la educación moral de nuestros niños.
FUTURO: Exijamos honestidad a nuestros gobernantes. Basta de seguir votando a los que “roban, pero hacen”. Es hora de que hagan sin robar. No permitamos que nos lleven a un “narco-estado”, ni a un estado totalitario, basta de jueces al servicio de los gobernantes, (Oyarbide), basta de fiscales que impiden investigaciones que tocan a los poderosos de turno, (Gils Carbó), basta de ignorar los fallos de la Suprema Corte de Justicia (Procurador Santa Cruz- 82% jubilados), basta de condenar a los que trabajan y producen, presionándolos con impuestos y haciéndolos aparecer como los causantes de los males (Primero el campo, después la industria, luego los supermercados, los gremios, las automotrices, etc) ignorando y premiando a los que delinquen y viven fastuosamente (Lázaro Báez, Cristóbal López, Jaime, Moreno, Boudou, Alperovich, Infrán, etc., etc., etc.)
Todos debemos recordar la “Noche Negra” de la dictadura militar, del 74 al 83, pero debemos estar alerta a los negociados con el narco tráfico, porque los muertos y desaparecidos, serán muchos más que en ése entonces.
Tenemos una gran oportunidad.
Las próximas elecciones deben traer necesariamente un gobierno honesto, cuyos integrantes rindan cuentas a la ciudadanía y llegado el caso ante la Justicia, como corresponde. No vendamos nuestra conciencia, ni nuestros valores, por un puñado de billetes que cada vez valen menos y que nos hunden en  el asqueroso submundo de la corrupción, la ilegalidad, la falta de horizonte para nuestros hijos y nietos, la obsecuencia, la sumisión ante la soberbia y la ostentación, propia de los falsos líderes y salvadores.
Si siempre votamos igual, no esperemos resultados diferentes.
Por el contrario, lo malo crecerá mas rápido que lo bueno, como las malezas entre los cultivos. Estamos a tiempo para evitarlo. Reflexionemos y hagámoslo.
 

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