PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

El kirchnerismo patea otra vez el tablero

“El kirchnerismo es la aventura política de lo inesperado”. La definición pertenece a Horacio González, titular de la Bibloteca Nacional y referente del nucleamiento intelectual Carta Abierta. Y se ajusta casi a la perfección tanto a lo que sucedió en los últimos años en la Argentina como a la incertidumbre que se desparrama en los distintos ámbitos sobre lo que pueda pasar en su último año en el poder. Todas las proyecciones en ese sentido corren el riesgo de quedar en ridículo.

Para empezar, no se sabe si el kirchnerismo tendrá un candidato a la sucesión de la Presidenta o si optará por mantenerse al margen de esa contienda. Ayer la conducción de La Cámpora -con Máximo Kirchner incluido- llenó con 30.000 militantes el estadio de Argentinos en La Paternal, pero no subió al escenario a ninguno de los dirigentes oficialistas que aspiran al sillón de Rivadavia. Algunos se acercaron pero lo miraron de abajo, como Julián Domínguez y Sergio Urribarri.


La Campora y el Papa

Los jóvenes camporistas son el dique de Cristina. De hecho, Axel Kicillof se convirtió en el hombre fuerte del Gobierno en una alianza con dirigentes de esta agrupación, como los diputados Andrés Larroque y Wado de Pedro, a lo que sumó una buena relación personal con la Presidenta. A su vez el titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, es mencionado como el posible reemplazante de Jorge Capitanich en la Jefatura de Gabinete, en un recambio que se concretaría el mes próximo.

Aunque en la interna oficialista también comenzó a tallar la figura del Papa Francisco. El pontífice recibirá el sábado que viene a Cristina Kirchner en la residencia vaticana de Santa Marta, para un almuerzo del que saldrá un respaldo a la pelea del Gobierno contra los “fondos buitre” antes de que la Presidenta viaje a Nueva York para la Asamblea Anual de la ONU. Las gestiones previas las hizo el peronista porteño Eduardo Valdés, quien trajo a Buenos Aires en mano la invitación papal.

Valdés conoce a Jorge Bergoglio desde antes de que fuera arzobispo de la ciudad de Buenos Aires, al igual que Julián Domínguez. Por eso, no constituye un dato menor que el titular de la Cámara de Diputados vaya a integrar la delegación que viajará con la Presidenta al Vaticano, en momentos en que también se lo señala para la sucesión de Capitanich junto a Recalde. Los gestos del Papa al Gobierno vienen siendo reiterados y tienen que ver con su preocupación por la Argentina.

Sin ir más lejos, la semana que pasó se pudo notar su influencia en la forma en que se difundió un relevamiento de la Universidad Católica sobre la pobreza en la infancia, que resultó más moderada que en anteriores oportunidades en los que ese foro académico vinculado a la Conferencia Episcopal de la Iglesia castigó sin miramientos los indicadores sociales de la economía kirchnerista. Pero ahora, hasta llegó a afirmar que la pobreza bajó “sustancialmente” en los últimos años.


Pobreza e inflación

De todos modos, los investigadores de la UCA no pudieron evitar que el Gobierno saliera a rebatir la estadística según la cual el 42,6% de los niños y adolescentes que viven en los centros urbanos y sus suburbios se encuentran en situación de pobreza, un cálculo que se basa en los ingresos de las familias, fuertemente perjudicadas por la persistencia de la inflación, estimada por el INDEC tan sólo en un 1,3% para agosto pasado. Y por las consultoras privadas en exactamente el doble: 2,6%.

La inflación es, por cierto, la madre de todos los problemas de la economía argentina. Y junto a la devaluación de enero pasado, provocaron una retracción en el nivel de consumo que llevó a la recesión. El propio Gobierno admitió -con su estilo- el problema al lanzar el plan “Ahora 12” para recuperar las cuotas sin interés en la compra de electrodomésticos e indumentaria, entre otros bienes. También ratificó la vigencia del “ProcreAuto”, aunque se enfrentó con las automotrices.

Ese cortocircuito le valió a la Presidenta una raleada cena por el Día de la Industria en Tecnópolis, hasta donde no llegaron los directivos de megaempresas como Techint, Arcor y varias automotrices, a excepción de FIAT que estuvo representada por el siempre astuto Cristiano Rattazzi. Se sabe que una parte de la UIA -corporizada en José Ignacio de Mendiguren- ya apuesta a Sergio Massa y que otro sector del empresariado vería con buenos ojos una entronización de Mauricio Macri.


“Patria o buitres”

Mientras tanto, el dólar “blue” siguió ampliando la brecha con el oficial y agitando la variable del tipo de cambio que el Palacio de Hacienda y el Banco Central no parecen tener bajo control. Tal vez por eso economistas como Juan José Llach advirtieron que crece la posibilidad de que se produzca “un accidente macroeconómico” en los próximos meses, si es que el Gobierno no logra cerrar el conflicto con los “holdouts”. Sin embargo, se sigue imponiendo la consigna “Patria o Buitres”.

El kirchnerismo la utiliza como bandera política para reforzar su identidad en el último tramo de su estadía en el poder. Y aún cuenta con la fuerza necesaria para imponer su criterio en el Congreso, que acaba de aprobar la ley de “pago soberano” de la deuda. Tampoco hay que soslayar que el Gobierno consiguió el respaldo mayoritario de los países que integran la ONU para socavar el poder de los “buitres”, aunque sin efectos retroactivos. Y a que las grandes potencias votaron en contra.


“Diciembre violento”

En el plano interno, no deja de llamar la atención que se haya instalado con tanta anticipación el escenario del “diciembre violento” que suele sacudir a la Argentina los fines de año. Las -una vez más- desafortunadas declaraciones de Luis Barrionuevo, quien recibió un respaldo extemporáneo de Eduardo Duhalde, le ofrecieron al Gobierno una plataforma para lanzar una maniobra preventiva, ante algunos hechos de alto impacto como el atentado contra el periodista Gustavo Sylvestre.

Ese clima enrarecido en materia de seguridad llevó a la Presidenta a ordenarle al “supersecretario” Sergio Berni que bajara su exposición pública y que le diera garantías al Gobierno porteño de que no se va a retirar a la Policía Federal de algunas comunas, como había trascendido en un comienzo. Macri recibió esa tranquilidad por parte de Cristina Kirchner, en una nueva conversación telefónica que otra vez despertó suspicacias entre la dirigencia política nacional.

¿Qué pasaría si, como sugirió ayer el acto de La Cámpora, el kirchnerismo duro decidiera no apoyar a Daniel Scioli o a Florencio Randazzo -por mencionar a los mejor posicionados en las encuestas- y en cambio apostara por un candidato menos taquillero como Domínguez o Sergio Urribarri? Podría suponerse entonces que esa estrategia favorecería a un candidato de la oposición como Macri.

El líder del PRO sabe que ese escenario asoma posible y devuelve a la Presidenta algunos gestos de cortesía, como cuestionar a quienes pronosticaron un “estallido social”. Paradójicamente, la misma línea siguió ayer por la tarde Máximo Kirchner al dirigirse por primera vez en público a los militantes de La Cámpora. El hijo mayor de la jefa de Estado habló de los dirigentes que están “rodeados de culatas y barrabravas”. Apuntó así contra Barrionuevo y Hugo Moyano.


Re reelección

Pero la nota de la jornada la dio Máximo cuando planteó que la oposición debería darle a su madre la posibilidad de reformar la Constitución para que pueda competir por la re-reelección en 2015, si es que su gestión “es tan mala como ellos dicen”. Con esas palabras, el jefe camporista confirmó que el kirchnerismo hubiera forzado una reforma de la Constitución si ganaba las elecciones en la provincia de Buenos Aires el año pasado, pero la victoria de Massa se lo impidió.

De hecho, en el Frente Renovador festejaban el embate del hijo presidencial, que los volvió a identificar como uno de sus principales escollos para su permanencia en el poder, justo cuando Macri y Daniel Scioli habían entrado en una dinámica tendiente a polarizar entre ellos las preferencias del electorado en la búsqueda de sacar de la cancha a Massa, que se estancó en los sondeos. Pero el debut público de Máximo Kirchner provocó un sacudón de proporciones.

Aunque queda claro que el temblor político no lo agitó Máximo por su propio peso específico como dirigente, sino por el mensaje que portó en la cancha de Argentinos. Casi en forma simultánea, la Presidenta emitía una serie de tuits en los que señalaba al trío Duhalde-Moyano-Barrionuevo. Cristina Kirchner manifestó su temor de que se produzcan incidentes cuando ella se encuentre fuera del país en ocasión de su visita al Papa y su posterior intervención en la asamblea de la ONU.

Demás está aclarar que Amado Boudou estará a cargo del Poder Ejecutivo y que el Gobierno quedará así totalmente desguarnecido ante la opinión pública. De todos modos, el kirchnerismo volvió a dar cuenta de su vocación por retener el poder, al tirar al aire la moneda que pone al país nuevamente de cara a “lo inesperado”. <

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