El ministro Martín Guzmán con la jefa del Fondo, Kristalina Georgieva.
El ministro Martín Guzmán con la jefa del Fondo, Kristalina Georgieva.
PANORAMA ECONÓMICO

Reunión clave con el FMI: cómo estirar la negociación hasta las elecciones

Los encuentros que mantendrá el ministro Martín Guzmán con la plana mayor del FMI serán claves para tener una idea más precisa de si es viable que la Argentina postergue un acuerdo por la deuda hasta después de las elecciones.
Guzmán se encontrará este martes cara a cara con la jefa del Fondo, Kristalina Georgieva, en momentos en que la Argentina parece haber alcanzado una calma cambiaria, aunque al altísimo costo de un cepo al dólar que contradice las recomendaciones básicas del organismo multilateral.
El ministro prevé justificar la necesidad de esa intervención y de paso mostrar datos sobre cómo se logró reducir la emisión monetaria, achicar el déficit fiscal y lograr un aumento de la recaudación.
Buscará garantizar así que si la Argentina logra una refinanciación de sus pagos de deuda, con una recuperación económica esperada del 6% para este año será posible ir preparando el terreno para un plan a largo plazo de los U$S 44.000 millones adeudados.
En el mercado anticipan que la Argentina ya no podrá hacer frente ni al vencimiento de mayo de U$S 2.400 millones con el Club de París -un acuerdo firmado en su momento por Axel Kicillof que generó muchos interrogantes- ni a los U$S 3.800 millones (distribuidos entre septiembre y diciembre) que le debería pagar al FMI.
Los vencimientos con el Fondo serían afrontados con el mayor reparto del organismo que en la semana obtuvo el respaldo del decisivo G7 (países económicos más poderosos).
La Argentina quedó así más cerca de obtener unos U$S 3.500 millones sin condiciones por parte del FMI, luego de que los ministros de finanzas del G7 respaldaran un reparto a los países emergentes y de ingresos más bajos.
Ese alivio financiero le permitirá al gobierno de Alberto Fernández estirar las negociaciones con el Fondo más allá de las elecciones legislativas, especulan en el mercado.
Los ministros de finanzas del G7 apoyaron una asignación nueva y considerable de Derechos Especiales de Giro para aumentar las reservas de países miembros del Fondo y proporcionar liquidez a los vulnerables.
El objetivo es liberar recursos para pagar vacunas y las importaciones de alimentos, y mejorar los soportes financieros de los mercados emergentes y los países de bajos ingresos.
Guzmán exhibirá también ante el Fondo que la Argentina atraviesa una etapa de tranquilidad cambiaria.
Se logró a partir de un mecanismo que está exigiendo las reservas del Banco Central.
La autoridad monetaria vende bonos AL30 contra pesos y los recompra con reservas.
Esto explica que a pesar de haber comprado más de U$S 2.000 millones en el último bimestre, las reservas prácticamente no se hayan movido y sigan por debajo de los U$S 40.000 millones.
Las divisas ingresadas por la agroindustria a partir de las altísimas cotizaciones de la soja -U$S 520 la tonelada- explican el margen de maniobra que está teniendo el BCRA.
También ha decidido al ministro Guzmán a aprovechar este tiempo de cierta bonanza para retrasar el dólar y reducir las presiones sobre una inflación indomable.
El retraso cambiario es una herramienta contraindicada en los manuales del FMI, por lo que Guzmán también deberá convencer al organismo sobre las razones de esta medida controversial.
El ministro explica -y lo hará ante el FMI- que el Gobierno decidió concentrar el mayor peso sobre el alza de precios en el arranque del año -el costo de vida subió 8% en el primer bimestre- para avanzar con una fuerte desaceleración en lo que resta del 2021.
Parte de esa estrategia es que YPF haya aplicado los mayores ajustes de sus combustibles en esta etapa.
La duda es qué ocurrirá con las actualizaciones de las tarifas de luz, gas y transporte.
Guzmán pretende que tengan un aumento capaz de reducir los subsidios que engrosan el déficit fiscal, pero el ala más política del gobierno pretende postergarlos hasta después de las legislativas.
La Argentina, una vez más, apoya su precaria estabilidad cambiaria sobre los buenos precios internacionales y sobre la posibilidad de una buena cosecha del campo.
Antes de las reuniones con el FMI, el ministro se reunió con representantes de fondos de inversión que participaron del canje de deuda -están preocupados por la caída en la cotización de los bonos- y otros financistas, a quienes prometió "reglas claras y previsibilidad".
Referentes del mercado de Nueva York hicieron trascender que la reunión con un puñado de intermediarios financieros es insuficiente para cambiar expectativas sobre la inversión en el país.
Los inversores demandan un plan económico realista y consistente, con suficiente respaldo político, y determinar cuál es la estrategia a mediano plazo, algo que por el momento la Argentina parece no poder ofrecer.
Más allá del empeño puesto por Guzmán en llevar tranquilidad al mundo del dinero, persisten las dudas sobre el esquema de toma de decisiones en el país.
Es que, más allá de lo que sostenga el ministro, en Wall Street siguen convencidos de que el poder de veto de la vicepresidenta Cristina Kirchner sobre las decisiones es total.
Ese convencimiento llena de dudas al establishment sobre la profundidad de las reformas que estaría en condiciones de encarar el presidente Alberto Fernández.

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