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ANÁLISIS

El obispo de Luján pidió “perdón” por la misa con los gremios y el kirchnerismo

La relación entre el Gobierno y la Iglesia católica no atraviesa por su mejor momento. La misa que ofició monseñor Agustín Radrizzani, en la que sindicalistas y dirigentes de la oposición pidieron por “paz, pan y trabajo” agitó aún más las aguas. Por eso, el arzobispo de Mercedes-Luján salió ayer a pedir “perdón” a los que “han sufrido”, en tácita referencia a los simpatizantes de Cambiemos.
“Sé que algunos han sufrido por la misa del 20 octubre, les pido perdón, así como otros se han alegrado. Los invito a todos a caminar juntos para superar la dolorosa brecha que vivimos en nuestra sociedad”, sostuvo Radrizzani en una “carta a los fieles”. En la misiva, buscó despegar al Papa Francisco de la polémica y dijo que “no tuvo ninguna injerencia” en aquella celebración.
Pero lo cierto es que en sectores del oficialismo opinan lo contrario, sobre todo luego de que el sumo pontífice firmara en el Vaticano una remera de la agrupación 21F, que integran diversos gremios y movimientos sociales, entre los que se destacan Hugo y Pablo Moyano. De hecho, la misa pareció una suerte de respaldo ante los problemas judiciales que afrontan los Camioneros.
En la carta que mandó a publicar ayer, Radrizzani recogió el guante frente a esas suspicacias, al afirmar que la Iglesia se opone a “toda forma de corrupción”. En la misma línea, el arzobispo abundó: “Nunca tuve el deseo de apoyar ni un partido, ni una ideología, ni una persona”. Siguiendo ese razonamiento, aseguró que “no existió intencionalidad política alguna”.
La relación entre Radrizzani y el kirchnerismo viene de lejos, de la época en que Néstor Kirchner fue presidente de la Nación (2003-2007). En aquel entonces, el Gobierno invirtió fondos millonarios en la restauración de la Basílica de Luján. En la carta, el arzobispo afirmó: “No he recibido ningún beneficio económico para nuestra querida Iglesia ni tampoco para mi persona”.
Radrizzani dijo además que su intención fue “construir puentes que forjan una convivencia fraterna que es el encuentro entre hermanos, tan recomendado por el papa Francisco y tan necesario en este momento histórico que nos toca vivir”.
Pero reconoció que algunos fieles se puedan sentir “desorientados o angustiados” por el hecho de que la Iglesia quedó emparentada a un sector político, pero aclaró: “No nos identificamos con ningún partido, ni apoyamos ninguna persona en particular vinculada a los mismos”. Y aunque no lo dijo con todas las letras, se refirió de ese modo a Cristina Kirchner.

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