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PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Señales que preanuncian un cambio de época

El gobierno de María Eugenia Vidal estaría cerca de concretar uno de sus más fervientes anhelos en relación al Poder Judicial. La embestida que ensayó desde el arranque de la gestión robustecida por las denuncias de Elisa Carrió, estaría a punto de dar frutos con la salida de la Procuradora de la Suprema Corte, María del Carmen Falbo.
La funcionaria, apuntada por Cambiemos por su cercanía con sectores del peronismo y la controvertida actuación de algunos fiscales en causas resonantes, dio señales de empezar a hacer las valijas.
La presentación de una nota a la Suprema Corte en la que Falbo notifica que está en condiciones de jubilarse, es un dato imposible de soslayar en un contexto marcado por el mencionado embate.
En las últimas semanas, la funcionaria habría sido visitada por el ministro de Justicia, Gustavo Ferrari, y por el secretario Legal y Técnico de la Gobernación, Julio Conte Grand. No se descarta que esas gestiones tuvieran relación con el trámite que comenzó la Procuradora que podría terminar con su jubilación.
Tampoco parecería casual el silencio de radio que impera en el gobierno de Vidal luego de que se conociera la presentación de Falbo en la Corte. Hay quienes lo vinculan con la necesidad de no hacer olas en el tiempo que demande el trámite de salida de la funcionaria, que llegó al cargo en 2004 durante la gestión de Felipe Solá.
Es un secreto a voces que la Gobernadora tiene decidido impulsar a Conte Grand para el cargo. Desde que comenzó a hablarse de la posible salida de Falbo, el funcionario siempre fue mencionado como aspirante. En el primer tramo de la gestión de Vidal compartió cartel -y no pocos roces-, con el entonces ministro de Justicia, Carlos Mahiques.
Pero Mahiques decidió volver a su cargo en la Justicia Federal y a Conte Grand le quedó allanado el camino. Resta que Falbo, como se descuenta, finalmente inicie los trámites para obtener su jubilación. Nadie aguarda que el Instituto de Previsión Social, que suele demorar largos meses en otorgar el beneficio a empleados administrativos y docentes, le vaya a poner trabas a ese expediente.

La pata peronista
Mientras tanto, Cambiemos empieza a preparar el terreno para la batalla electoral. La asunción de mañana en el Ministerio de la Producción de Joaquín de la Torre tiene como objetivo político, más allá de lo institucional, de acercar dirigentes peronistas al esquema oficial.
Tampoco habría que pasar por alto algunas grajeas que dejó el timbreo nacional que desplegó el PRO en la Provincia. La Matanza, mostró, juntos, a los ministros provinciales Cristian Ritondo (Seguridad) y Alejandro Finocchiaro (Educación). Ambos tienen la misión de trabajar para que el PRO levante sus acciones en un territorio clave.
Ya se habla, incluso, de que se mira a Ritondo como posible candidato a intendente en 2019, previo paso por la Legislatura a la que llegaría como candidato a diputado en diciembre de 2017.
Convulsionado, en tanto, aparece el escenario interno en el radicalismo. El principal socio del PRO parecería encaminarse a una interna por la conducción bonaerense en la que asoman desafíos llamativos y reapariciones que generan no pocas suspicacias. Un primer dato fuerte es la imposibilidad de encolumnar al partido del dirigente con mayor peso institucional de la Provincia: el vicegobernador Daniel Salvador.
La aparición de otras dos listas, una liderada por el alfonsinismo y otra que cuenta con el guiño de Ernesto Sanz, son pruebas palpables de que buena parte del radicalismo no está conforme con el desempeño de Salvador en defensa de la propia estructura partidaria que anhela conducir. Los reproches pasan por los escasos lugares que le asignó la Gobernadora a los radicales en su equipo, una línea que profundizó cuando resolvió reducir aún más las injerencias de Jorge Elustondo, el único ministro con que cuenta la UCR en el gobierno de Cambiemos, para dar cabida al peronista De la Torre.
Interrogantes en la UCR
 No pocos radicales se preguntan en voz alta si el rol institucional de Salvador como vice de Vidal y la buena sintonía que mantiene con la mandataria, son compatibles con ejercer la presidencia del partido y la necesidad de ir a pelear con más dureza que amabilidad el año que viene, espacios en las listas legislativas de Cambiemos.
Los radicales empiezan a cocinar además otras cuestiones. El grupo cercano a Sanz que lanzó al diputado provincial Maximiliano Abad enarbola la bandera de la renovación en busca de correr a los tradicionales actores del centenario partido. Hay cuestiones curiosas en ese grupo: uno de los principales impulsores es el intendente de San Isidro, Gustavo Posse. En la UCR bonaerense aseguran que, en su profuso camino de idas y venidas de los últimos años, Posse ni siquiera estaría afiliado.
Los alfonsinistas se resisten a perder lo que todavía ostentan. Ricardo Alfonsín dejará la conducción partidaria pero pretende que su sucesor sea el senador provincial Carlos Fernández. Su sector se ha quedado con buena parte de los espacios en las listas del año pasado y es el que más resistencia viene expresando a la llegada de sectores del peronismo a las costas de Cambiemos.
Aun con tres candidatos en la cancha, en el centenario partido pocos apuestan a que la interna llegue en pie al 23 de septiembre, cuando deban presentarse las listas. Hay quienes ya promueven una cumbre entre los tres postulantes para evitar un mal mayor: una elección con escasa participación como la que se prevé, podría terminar desdibujando a la UCR en la coalición gobernante.

Convite del Frente Renovador
En el Frente Renovador se mira con atención ese desenlace. El armado de Sergio Massa ya lanzó la invitación a todos aquellos radicales que se sientan desencantados con Cambiemos. De esas posibles fugas hablaron, hace algunos días, la propia Vidal y Elisa Carrió.
El massismo está dispuesto a abrir la tranquera mientras puertas adentro debate si Massa será candidato el año que viene o preservará su figura para intentar la revancha en las presidenciales de 2019.
El tigrense parece encaminado a un acuerdo con Margarita Stolbizer que iría como senadora y además dialoga con intendentes del peronismo escindidos del armado ultra K que procura reflotar en su renovada incursión bonaerense la propia Cristina Fernández.
Por estas horas se habla de una alternativa al propio Massa en la boleta: la que encarna su esposa, Malena Galmarini. Así, la presencia del apellido estaría garantizada.
Todo dependerá de cómo esté el Gobierno al momento del cierre de listas, allá por mediados de 2017, cómo mida para entonces el líder del Frente Renovador y si saltar el turno electoral legislativo lo dejará o no perfilado para dar la pelea por llegar a la Casa Rosada. 

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