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ANALISIS DE LA SEMANA

Poder y lápiz

por MARISA ALVAREZ

Por si algunos dirigentes peronistas lo necesitaban, el acto que los sectores que se consideran "kirchneristas puros" realizaron el viernes con Cristina como gran protagonista terminó de definir la pulseada crucial que se desarrollará en las próximas semanas en el oficialismo: una dura pelea por el poder interno y por "el lápiz".
El lápiz que concede el poder y con el que se escribirán las listas de candidatos para los comicios de octubre, claro. Por eso, todo indica que la guerra cederá cuando se anoten esas nóminas. Pero sería un error creer que habrá terminado para siempre.
Las pujas que se desperezan por estos días podrían signar los próximos años del oficialismo, ya con el objetivo de determinar un cuadro inapelable de ganadores y perdedores para el 2015, el turno electoral en el que increíblemente ya está pensando -y actuando en consecuencia- medio kirchnerismo. Y aunque será una guerra nacional, a partir de su contundente poderío electoral el oficialismo bonaerense será el eje de las batallas más cruentas.

Volver al '73

La Corriente de la Militancia que organizó la movida del viernes para dejar en claro su "poder" interno está integrada por transversales no peronistas y por dirigentes y organizaciones sociales peronistas que reniegan -al menos en público- del "PJ". Lo componen también algunos dirigentes que se han esmerado en cultivar un perfil de "izquierda" y "progresista", aunque hayan sido parte de gobiernos de signo bien distinto -sobre todo, en el criterio de esos mismos dirigentes-, desde las administraciones peronistas de Carlos Menem y Eduardo Duhalde hasta la de la Alianza con Fernando De la Rúa en la Casa Rosada.
Militan allí los ex piqueteros Emilio Pérsico y Edgardo Depetri, Jorge Taiana, Sergio Urribarri, Daniel Filmus, Agustín Rossi, el ministro de Scioli Mario Oporto, intendentes bonaerenses como el "Barba" Gutiérrez y Mario Secco. Y el dato saliente es que la agrupación juvenil La Cámpora, que conduce el hijo de la Presidenta, Máximo, se cobija bajo el paraguas de la Corriente, sin integrarla formalmente.
Pero la heterogeneidad y los pasados no deberían generar confusión. Todos los integrantes del espacio se sienten unificados por la condición de "kirchneristas puros" -ultra K para el resto del oficialismo- en evolución plena hacia el "cristinismo". Y el acto del viernes -realizado el día del aniversario del triunfo de Héctor Cámpora- y el propio arranque del discurso de la Presidenta pusieron en relieve cuál es el antecedente histórico que el sector ha decidido adoptar para el kirchnerismo: el '73 (el de Cámpora, no el de Perón) y el "espíritu ideológico": el regreso de lo que fue la izquierda peronista de aquellos años, protagonizada por la juventud.

Fronteras e invitados

La elección de ese perfil apunta, por lo demás, a marcar nítidamente la frontera: del otro lado, del lado del adversario interno a combatir, está la dirigencia del PJ formal e histórico, que incluye a la gran mayoría de los intendentes y referentes bonaerenses de esa fuerza, tanto que ese sector bien puede ser definido como el peronismo de la Provincia, a secas.
Por eso, las presencias en el acto del viernes -determinadas por rigurosa invitación de los organizadores- mostraron en el palco -algunos tan atrás que no fueron vistos por la concurrencia- sólo a los intendentes peronistas que ya aceptaron la gran jugada del kichnerismo orientada a acotar en octubre las chances electorales del, justamente, peronismo bonaerense: la candidatura del opositor Martín Sabbatella a gobernador y sus postulantes a intendentes, todos en listas enganchadas a la boleta que encabece Cristina Kirchner por su reelección. No sería necesario reiterar que la estrategia apunta, centralmente, a acotar el caudal de votos que pueda obtener Daniel Scioli, a quien el sector aceptará como candidato formal del oficialismo, también invitado y presente en el palco.
Asimismo invitado, el presidente formal del PJ bonaerense, Hugo Moyano, estuvo y no estuvo. El líder de la CGT no asistió al acto pero envió a las tribunas y a la primera línea frente al palco nutridas huestes de la Juventud Sindical encabezadas por uno de sus hijos, Facundo.

Batallas mayores

Detrás de los perfiles ideológicos que el kirchnerismo puro busca trazar por estos tiempos, sin embargo, el objetivo es bien prosaico, concreto y tangible: el poder, que en el oficialismo de estos tiempos y en términos electorales, se traduce en el manejo -o el sometimiento- del peronismo.
Al menos eso creen en el peronismo bonaerense, donde saben bien que en tiempos electorales ejercer el poder de manera hegemónica es sinónimo de tener el lápiz para escribir las listas de candidatos. Y donde se dicen convencidos de que, al margen de las duras pujas que se explayarán por la integración de las nóminas de legisladores nacionales y provinciales, y el arma de las colectoras, las grandes batallas que dará el kirchnerismo puro pasarán por la candidatura a vicegobernador y por toda aquella jugada que pueda socavar la base de sustentación -los votos- de los referentes del PJ, los intendentes.

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