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SALIDAS TRANSITORIAS

El asesino de Micaela debía estar preso

"Jonathan Luna tenía que estar preso", dijo ayer Juan Pablo Fernández, fiscal General de Bahía Blanca. Debía estar tras las rejas porque sólo había cumplido poco más de la mitad de su condena por robo calificado (5 años y dos meses), delito por el que en 2013 fue encerrado en el establecimiento de Ejecución Penal 2, de Roca, en Río Negro.
No obstante, su buena conducta dentro de la cárcel le dio algunos beneficios que propiciaron el crimen de Micaela Ortega. Un informe psicológico decía que el interno "había demostrado ser merecedor de la confianza en él depositada" y convenció en 2014 al juez de Ejecución de Penas Juan Pablo Chirinos, quien accedió a premiarlo con una salida transitoria al mes.
Su primera y última salida fue el 19 de diciembre de 2014. El acusado nunca regresó al penal.
En el mismo informe psicológico que lo ayudó a conseguir las salidas se mencionaron las siguientes consideraciones sobre su historia personal: "Cierta alteración de sus funciones cognitivas superiores", derivada de un accidente en la niñez. Además, se resaltó la necesidad de "estimular y fortalecer sus redes sociales".
Tras conocerse el crimen de Micaela Ortega, el juez Chirinos tomó contacto con el fiscal que sigue el caso en Bahía Blanca, Rodolfo De Lucía, a quien remitió en forma digital todas las constancias pertinentes del expediente de Ejecución.
Al respecto, el fiscal Fernández remarcó que "se trata de una persona psicopática", que tenía varios perfiles de Facebook con un mismo IP y que engañó a su víctima haciéndose pasar por una nena de su edad. "Jonathan tenía que estar preso. Esta persona tenía una condena por robo calificado, con una pena de 5 años y 2 meses de prisión en 2012. Desde 2014 tenía los beneficios de las salidas transitorias que no cumplió por lo que estaba en calidad de prófugo".

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