Tras la apertura de su nuevo consultorio, señaló que “este es el final”.
Tras la apertura de su nuevo consultorio, señaló que “este es el final”.
EXPERIMENTADO KINESIÓLOGO Y EXFUTBOLISTA

Oscar Santiago Sharry: “Tuve suerte, pero me dediqué y estudié mucho para ser un profesional”

Fue flamante defensor del once titular de Newbery que se impuso ante River Plate, salió campeón incontables veces y jugó el Nacional en Chaco. Hace 40 años que ejerce como kinesiólogo especializado en deportología e, incluso, llegó a atender a 90 pacientes por día.

La vida de Oscar Sharry transcurre entre el deporte y la salud, disciplinas que le han permitido acopiar cientos de historias y amistades. Fue un destacado defensor que emigró para jugar en el norte y, finalizada su carrera deportiva, se dedicó enteramente a su pasión, la kinesiología. En Junín, creció profesionalmente y se preocupó siempre por perfeccionarse, incluso en la recta final de su carrera.

Tiene 70 años, inauguró un nuevo consultorio y atiende a sus pacientes semanalmente, mientras continúa con sus estudios y formación. Es kinesiólogo en rehabilitación traumatológica, especialista en deportología y ejerce la terapia manual osteoneuromuscular. En diálogo con Democracia, reconoció que “este es el final” de su carrera, adelantó nuevos proyectos y recordó sus inicios en el deporte y la profesión.

Otras ambiciones

La vida profesional de Oscar no inició como se acostumbra. Previo a la kinesiología, se interiorizó en el derecho, carrera que estudió en Santa Fe y de la que aprobó 16 materias.

Pero su mayor anhelo era avanzar en el mundo del fútbol. “Iba y venía para jugar en Newbery, era un gran esfuerzo”, explicó Sharry, que, a medida que obtenía buenos resultados deportivos, se alejaba de la facultad.

“En el año ´74 llegamos al Nacional, por lo que decidí quedarme y rendir libre”, recordó. 

Es que las oportunidades que le brindaba el fútbol eran poco compatibles con sus estudios. “Cuando me fui a Chaco ya había decidido dejar la facultad, no quería estudiar derecho”, afirmó Oscar, que, aún así, no descartó la posibilidad de continuar su formación y apostó por otra carrera, esta vez con mayor vínculo con el deporte, la kinesiología.

“Ingresé a kinesiología cuando se creó la carrera en la Universidad Nacional del Nordeste, en Corrientes”, señaló, y recordó que fue un buen alumno y obtuvo resultados por demás de satisfactorios. Cuatro años más tarde, en 1981, tenía su título en mano. “Me gustaba mucho, estudiaba y jugaba al fútbol”, recordó.

No obstante, tales decisiones no fueron gratuitas para el joven deportista, que destacó que “era otra época”, y le fue difícil explicarles a sus padres que abandonaría sus estudios momentáneamente por el deporte. “Cuando me recibí las alternativas eran trabajar o estudiar, no había grises”, afirmó, y agradeció la oportunidad que le brindó el fútbol de emigrar y tomar las decisiones con tranquilidad.

“Si hubiera sido abogado, tendría un quiosco. No era para mí”, señaló, entre risas.

Futbolista de carrera

Los logros deportivos lo acompañaron en toda su juventud. Desde el campito de la esquina de su casa, el defensor central avanzó rápidamente a las grandes ligas. Por el fanatismo de su padre, fichó en el club Jorge Newbery, donde tuvo torneos brillantes en las inferiores y debutó, con 16 años, en Primera División. 

Los títulos en cadena alentaron a quien tenía el número 2 en la espalda, que, rápidamente, tuvo roce con grandes equipos y fue conocido en otros puntos del país. “Jugué el Nacional y salí segundo en el puntaje de la revista El Gráfico”, detalló Sharry, que, en 1975, desembarcó en Chaco para formar parte del plantel de Sarmiento de Resistencia, que finalmente llegó al Nacional 2 años más tarde.

“Jugábamos miércoles y domingos, fue un torneo corto y de mucho desgaste”, señaló Oscar, a propósito del memorable torneo en que Independiente de Avellaneda obtuvo el triunfo ante Talleres de Córdoba con 7 jugadores en cancha. Su etapa en Chaco duró 6 años, porque luego lo fichó Chaco For Ever.

Entre sus hazañas deportivas, que hoy recuerda detalladamente, enumeró al triunfo de Newbery ante River Plate, que, explicó, “tenía un muy buen equipo, con figuras como Mastrángelo, Morete, Ghiso y Passarella”, y cayó por 1 a 0 contra el conjunto que defendía Sharry.

Fueron 16 años de carrera profesional para el defensor, entre 1969 y 1985. “Yo era fuerte, trababa, iba muy bien arriba pero no era malintencionado”, recordó.

Primeros pasos

“Cuando me recibí, me fui a Buenos Aires porque quería especializarme”, señaló Oscar, que eligió profundizar conocimientos de kinesiología en niños en el Hospital Gutiérrez, donde aprendió “el arte de la kinesiología respiratoria” y trabajó en terapia intensiva. 

Sin embargo, su estadía en Capital Federal fue corta, porque un conocido médico de Junín lo trajo nuevamente a la ciudad. “Me vio José Tomino y me dijo que necesitaban kinesiólogos en Junín especializados en pediatría”, recordó, y en 1982 Oscar retornó a sus raíces.

De ese modo, durante un largo tiempo trabajó en conjunto con reconocidos pediatras de la ciudad, sin dejar de intervenir en otros campos. Es que, “en ese entonces, en Buenos Aires los kinesiólogos ya estaban divididos por especialidad”, lo que en Junín no sucedió hasta varios años más tarde.

En paralelo, Oscar viajaba cada semana a la capital a profundizar su formación e interiorizarse en la deportología, la rama que continuaría durante toda su carrera. “Era muy necesario, tenía que armarme intelectualmente y en ese momento había que golpear puertas para especializarse”, afirmó Sharry, que agradeció haber recolectado muchas amistades por su profesión.

Profesional de renombre

Poco tiempo después de obtener el título, Oscar fue muy bien recibido por la ciudad, y ganó notoriedad rápidamente. “Tenía mucho trabajo, y tuve que dejar el fútbol porque no podía dedicarme”, recordó, respecto a su retiro definitivo, en 1985, del club que lo vio nacer.

En dicho sentido, abrió su propio consultorio porque “había mucha derivación de los pediatras” y, además, “empezó a llegar gente grande”. Sharry se perfilaba como uno de los kinesiólogos más elegidos de la ciudad. 

“Me fue muy bien”, señaló Oscar, al recapitular su carrera, con el paso por clínicas privadas, la atención de pacientes del Pami y los múltiples consultorios que abrió en la ciudad.

Sin ir más lejos, hacia los años 2000 la cantidad de pacientes lo condujo a abandonar la atención en las clínicas y dedicarse exclusivamente a su consultorio, dado que “estar en terapia intensiva y hacer guardias pasivas era muy exigente”, y era incompatible con su actividad diaria.

“En una época, llegamos a atender a 90 pacientes por día”, recordó, y atribuyó parte de su éxito al perfeccionamiento y formación continua en la materia. “Tuve suerte, pero me dediqué y estudié mucho para ser un profesional”, afirmó.

Sin embargo, ello no estuvo exento de roces y diferencias con otros profesionales. El kinesiólogo recuerda que “fue duro”, porque, al ser una profesión relativamente novedosa en su época, otros colegas no le dieron fácilmente un espacio. “Con otros médicos, especialmente de traumatología, me costó”, afirmó. 

Su presente

Hace un año, abrió un centro de atención integral en calle Mayor López 122 junto a otros profesionales, donde atienden “gente grande, jóvenes, deportistas, y a quienes desean mejorar su calidad de vida”.  

“Este es el final”, señaló Sharry, respecto a su presente. Es que el especialista está próximo a cumplir 71 años y ejerció la actividad profesional en las últimas décadas, tras recibirse a los 30 años, pero tiene otros proyectos para el mediano plazo.

“No llegué a los 70 años desgastado, llego bien y estamos trabajando bien”, explicó, y destacó que han incorporado nuevo personal para atender a los pacientes. En su caso, trabaja lunes, miércoles y viernes en el consultorio, junto a Guido Pomposiello, Blas Russo y Lucía Albornoz.

Sin embargo, el especialista adelantó que su alejamiento de la profesión no será definitivo, sino que contempla la posibilidad de trabajar en “algo específico”, a lo que está dedicando su tiempo semanalmente. “Estoy estudiando en mis días libres”, agregó.

Y destacó: “Me siento bien, espero llegar a los 75 años trabajando”. 

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