EL GALLO MELILLO

Ascendió dos veces con Sarmiento, obteniendo el valioso título de 1977

Fue un jugador muy querido en el ambiente futbolístico. Cosechó una legión de amigos durante su trayectoria, entre ellos Daniel Alberto Passarella con quien estuvo pescando la semana pasada en la provincia de Santa Fe. Obtuvo el primer título oficial con Sarmiento.

Yo comencé a jugar a los 11 años en Mariano Moreno. Me había ido a probar a Sarmiento pero por esas  cosas del destino el papá de Miguel Ángel Romero me llevó a Moreno y me fichó allá. No alcancé a jugar en la primera de Moreno cuando me fui a San Lorenzo. Chiche Tablada me llevó al club de Boedo, me probaron y quedé. Estaba Néstor Luchini de técnico y el profesor Weber. Luchini me preguntó en ese entonces por un full back que era el Vasco Martingorena que se estaba probando en La Candela.  Ahí lo llamé al Vasco y se vino a San Lorenzo. Estuve un par de años en Boedo y me fui a Bolivia. Recuerdo que mi viejo me hizo un permiso ante escribano público para poder salir del país porque era menor de edad. Estuve en la A, en La Paz, pero no se dieron las circunstancias y a los seis meses me volví.
“Mi esposa es de apellido Vílchez y Juan Carlos viendo que me había venido me llevó a Jorge Newbery. Estaba el Capi Boda de presidente. Cuando estaba practicando en Newbery me llaman de Sarmiento, donde estaba Mosca de técnico. Pero me querían hacer un contrato medio raro donde tenía que jugar como diez partidos o más para firmar. Hablé con Boda y me quedé en Newbery. Fue el famoso año donde jugamos la final con Rivadavia y patearon trece penales para definir. En ese tiempo un solo jugador ejecutaba todos los penales. Omar Frías, el Brujo, lo hacía para Rivadavia y con nosotros Peteca Molina. Ganó Rivadavia 13-12. La cancha repleta.
“En 1972 me fui a Sarmiento. Estaba el Chacho Villafañe que tuvo la picardía y la fuerza de llevar diez jugadores de Junín. Para ese entonces San Lorenzo nos había dejado en Libertad donde habíamos llegado a jugar en Reserva. De 35 jugadores eran dos o tres los que llegaban a firmar. Lo bueno de mi paso por San Lorenzo es que me vi el año de los Matadores, que fue el gran equipo de Tim.
“Fito Pezzati, el Gaucho Avilés, Rocha Zunino, Marba, Bertolotti, fue Juan Frías, Castro y nos sumamos nosotros. Nos fue bien. Peleamos arriba. En el 73 viene Daniel Passarella y otra vez estuvimos arriba hasta que ascendimos en el 74 pero no fuimos campeones. En el 76 descendimos y en 1977 fuimos los primeros campeones oficiales, la primera estrella de Sarmiento en la historia de la “C” a la “B”.  Atajaba Durich ese año, estaban Cortés, Simoncini, Polo, Solaegui, Atondo, el negro Apariente, Fito Pezzatti, Aldo González, entre otros. Héctor Silva el técnico y Roberto Biurrun el entrenador. Tito corría al lado nuestro y si alguno venía bajoneado porque tenía algún problema particular y no quería entrenar, no había problema. Siempre hablando de frente.
“Esa campaña del ascenso fue impresionante. Me acuerdo el gol de Omar Atondo en Zárate que lo hizo con una tranquilidad tremenda en esos centros que yo tiraba al área. Parecía que no la pateaba nunca y le cambió el palo al arquero. Impresionante.
Antes calentábamos en cualquier lado.  Por ahí llegaban los colectivos con los hinchas y nos saludábamos mientras nos movíamos al lado del tapial y a veces ni tapial había. Ojo que había dos tipos de botines nada más, los Adidas y Sportlandia, después salieron los otros. Entrenábamos con las zapatillas Flecha y jugábamos con la famosa Pintier que cuando se mojaba no la movías ni con un cañón”.

Salida del Verde


“Yo termino ascendiendo en Sarmiento. Cambió la comisión directiva y en el ´78 jugué por primera vez en la primera de Mariano Moreno. Había perdido un poco de interés por el fútbol, pero me tentaron de Newbery y fuimos campeones del local en 1979. Creo que fue el fin de la seguidilla  de campeonatos consecutivos de Newbery. Y en el ´80  Héctor Silva tomó Luján y me llevó a jugar la “C” donde estuve un año. Fui con Omar Giménez, el Tano Simoncini, Cortez, el Bachi Américo, el loco Gutiérrez, el Gaucho Avilés. Hasta que vino un recorte al otro año y se disolvió todo”.

Recuerdos

“Haber jugado con Sarmiento en la cancha de Ferro Carril Oeste ante Flandria fue inolvidable. El césped crecido parecía una alfombra. Así nos fue también. Nos quedamos sin piernas y nos mataron. Nunca habíamos jugado en una cancha así. Concentramos en Buenos Aires.
Nosotros siempre viajábamos en el día, almorzábamos pasando Luján (en Moreno) y después seguíamos viaje. Comíamos fiambre de entrada, bife de chorizo, postre y a seguir viaje para jugar a las cinco. Hoy te dan fideos, antes ni loco. Nosotros caminábamos hasta la plaza de Moreno mientras el colectivo calentaba para salir y esa era la digestión que hacíamos.
“Hemos ido a canchas donde el colectivo caminaba por las vías del ferrocarril para llegar, una locura. En otras los vestuarios estaban a sesenta metros de la cancha. En La Plata había que pasar por una pista de atletismo hasta llegar a la cancha. Hoy te cocinan a fuego lento en Buenos Aires.
Ojo que una vez viniendo de Buenos Aires para acá nos tiraron dos tiros. Uno impactó en el asiento atrás del chofer al lado de Tito Biurrun y otra vez fue en la calle Pavón por Avellaneda. Nunca supimos nada de quien disparó.
“El colectivo del club se rompía cada tanto. Yo pasé por dos micros. Uno viejo como los del Obrero local de los 70 y después uno frontal que mejoró las condiciones del viaje. A la vuelta la parada obligatoria era en Tres Sargentos. Cenábamos según los tiempos y como andaba el equipo. Si íbamos bien pagaba el club y si no tenías que pagarte lo que comías de tu bolsillo.
“La concentración más grande fue cuando ascendimos. La hicimos en los Focolares (O´Higgins). Muy lindo. El martes ya había que estar a la noche y nos soltaban el domingo a la tarde. Fue un campeonato muy duro el del ´77 donde Español no aflojaba ni a palo y le ganó Argentino en Rosario que fue cuando nos despegamos. Encima no estaba la tecnología de ahora donde lo mirás por tele y sabés como se manejan. En aquellos tiempos no sabías ni con quien jugabas. Me pasó con René Houseman acá. Hugo Jorge me dice que la iba a pasar bárbaro con el “pendejo” y me pegó un baile bárbaro. Chiquitito, no dabas dos pesos y me paseó toda la tarde. Estaba en Defensores de Belgrano. Después pasó a Huracán  y ya lo conocía una noche cuando vino a Junín. Lo encimé todo el tiempo, no dejé que la recibiera. Me tomé revancha.
“A otro que marqué fue al uruguayo Antonio Alzamendi cuando yo jugaba para Luján. Era un jugador impresionante. En una lo apreté contra la raya, la tiró para adelante y salió corriendo por afuera de la cancha.  No lo agarré más. Fue un amistoso contra Independiente. Un jugadorazo. Me acuerdo que en ese partido Velorio Giménez le hizo un caño a Bochini y se calentó el Bocha. Ahí Santoro lo sacó y le dijo de todo a la pasada”.

Amistad con Passarella


“Me quedó la amistad con Daniel de cuando vino a jugar a Sarmiento donde fuimos compañeros. Si bien no nos vemos todos los días, lo hacemos cada tanto. Inclusive cuando vos me llamaste para hacer esta nota yo no estaba en Junín. Me fui a pescar a Alejandra, partido de San Javier (Santa Fe) con Daniel Passarella y el Gaucho Avilés. Daniel siempre se acuerda de su paso por Sarmiento y me pregunta por los ex compañeros. Prometió que va a venir a Junín a comer y reunirnos a todos”. 

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