FÚTBOL

Alberto Miguel “El Vasco” Ochoaizpuro

Goleador de Agustina en los ´60 y ´70. Hizo las inferiores en el club Atlético Ambos Mundos, donde fue varias veces campeón.

Nací en Villa Cañás, provincia de Santa Fe, pero prácticamente me crié en Teodelina.

En Teodelina se jugaba en el campito y con la pelota de tiento. Un día en el campito vino un pelotazo largo y estaba mojada. Le pegué de cabeza y todavía estoy viendo las estrellitas. Era bravísima, pesaba como diez kilos mojada. Ahora es un jauja, si no pesa nada la pelota. Aparte sale para cualquier lado. A la de tiento vos le pegabas y tenía una dirección increíble.

A los quince años mi familia se trasladó a una estancia de Junín. Habíamos tenido una suerte en los ´60 de sacar la lotería de Santa Fe, por eso nos vinimos. Pero acá no nos fue del todo bien.  Vivos existieron en todas las épocas y los ´60 no fueron la excepción a las reglas del juego.

A mi viejo le aconsejaron –porque acá nosotros no conocíamos a nadie- poner un millón de pesos en los 5 Grandes, que acá en 1964 era una empresa privada de banqueros muy recomendable en ese entones. Pagaban más intereses que el banco. Y presentaron quiebra. Nos quedamos en pampa y la vía. Perdimos el capital y como cinco meses de intereses. Menos mal que habíamos comprado una casa y teníamos donde meter la cabeza.

Nos radicamos en el barrio Pueblo Nuevo. Conseguí trabajo en la Casa Cadile. Un día estaba trabajando y me  vino a hablar Oreste Saucich para llevarme a Ambos Mundos.

Así fue que empecé en Ambos Mundos, a los 17 años en la quinta. Salimos campeones de punta a punta. Pasé a la cuarta especial y  también fuimos campeones. Jugaba con Néstor Yópolo, Pocho Ciancio, el Lobo Sofía, Ricardo Cano, Cucú Piedrabuena. 

Otro día vino un verdulero de Agustina a buscar mercadería al por mayor, de apellido Moretti. Y me ofreció una buena plata para ir a jugar a Agustina. Acá no pagaban un peso y el mango siempre se necesitaba en todo orden de la vida.

Entonces no debuté en la primera de Ambos Mundos. Directamente me fui a Agustina y como dominaba las dos piernas era wing derecho o wing izquierdo. Tenía 19-20 años y me cansé de hacer goles. Nunca llegamos a ser campeones.

 Estuve tres años y coseché una legión de amigos. Los domingos después de los partidos te pagaban religiosamente y además hacían unas picadas inolvidables con todo el fiambre casero que se te pueda ocurrir. El presidente era Laguzzi y en la comisión estaban Monti, Scaroni, y jugaban en el equipo Villegas, Colman, Pascual, Belén que atajaba.

Después me contrató el club San Martín, también de la Liga Independiente, donde la cancha rebalsaba de gente. Estaban los Palma, Leroy, Clérico, Lázzaro.

Ahí me retiré porque me habían venido a buscar de Junín y no me querían dar un peso. Allá ganaba dos mil pesos por partido, me llevaban, me traían, cenaba allá, había baile dos por tres y la gente me reconocía en todos lados.

La diferencia del futbol de antes al de hoy básicamente  pasa porque se cuidaba mucho la pelota, se la mimaba. Era pararla de pecho a cada rato, gambetear uno, dos, tres.

Hoy es una maratón. No hay fútbol. Ya casi ni miro los partidos. Agarran la pelota y ya hay uno que lo tira al suelo al otro. Están diez metros dando vueltas y los otros están encima del árbitro para que le saque tarjeta amarilla.

A mí me  han pegado miles de patadas. Iba al suelo, me levantaba y seguía jugando. No usaba tobillera, canillera, nada que se le parezca. Nunca me pasó nada.

La selección fue un fracaso. Ya no se puede jugar con los nombres solamente.  Ahora me está gustando como la están armando con mucha gente joven, con tres o cuatro de los viejos para que le vayan pasando la posta. Los pibes jóvenes van a defender los colores de la selección nacional como nadie. Van a querer ganarse el puesto y van a dejar todo.

¿Maradona o Messi? En el ámbito futbolístico, Maradona. Fue un señor jugador.

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