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LIGA NACIONAL DE BÁSQUETBOL

Un final con pronóstico reservado

Abruptamente la Liga Nacional puso el freno de mano. La pandemia del coronavirus obligó a la Asociación de Clubes de Básquetbol a tomar una drástica medida que puede tener consecuencias impredecibles.
De hecho a los clubes más chicos los puso contra la pared. La situación económica es complicadísima. No entra un peso y los contratos hay que respetarlos. Los salarios se siguen abonando, con las dificultades que la situación amerita, pero con el cash arriba de la mesa.
Los clubes grandes, generalmente sostenidos por los feudos provinciales, no van a tener mayores inconvenientes. Mucho menos los de Capital Federal.
La incertidumbre de no saber cuándo se va a retomar la competencia genera un escepticismo generalizado. No se puede ver el horizonte, no hay mañana. Es el día a día. Y el hoy para los clubes chicos es angustiante.
La competencia debe terminarse. Ahora bien: ¿bajo qué términos?
Seguramente y al paso que vamos la Asociación de Clubes de Básquetbol va a prescindir del Torneo Súper 20, que generalmente comienza a fin de año y sirve de “preparación”. Y en ese espacio podrá terminarse la competencia.
Pero del otro lado está el problema de los clubes que le están pagando a los jugadores por un servicio que no prestan. Corresponde: sí, absolutamente. Pero conseguir la prórroga de los contratos dependerá de la voluntad de los jugadores. Y lógicamente corresponde un nuevo pago por la extensión, si es que se termina el campeonato. Resulta inverosímil que los clubes terminen con otros jugadores. Nadie lo va a aceptar.
Por lo tanto sabemos de dónde venimos, pero no a dónde vamos. Una situación extraña, delicada, angustiante, inimaginable.

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