A la gente hay que darle opciones para trasladarse

El mayor rigor en los controles de tránsito renovó en nuestra ciudad el reclamo por el transporte público urbano; una deuda pendiente de la gestión del intendente Mario Meoni, que impacta, con todo, en los sectores sociales más desprotegidos, que no tienen más opción que circular al margen de las normas.
Es que tener el vehículo en regla sale mucho dinero, no tanto como las onerosas multas que pone en práctica el Gobierno local, pero una suma alta al fin.
Que el Municipio recaude cerca de 300 mil pesos por mes no hace más que poner en evidencia el afán recaudatorio que se persigue, el cual arroja la friolera de más de 3 millones de pesos anuales, que van a rentas generales: una caja con escaso control. Además, que los funcionarios municipales -consultados ayer por este diario- no hayan sabido informar sobre lo que se recauda, no aporta transparencia a la cuestión.
Paralelamente al endurecimiento de los controles, uno de los aspectos de fondo para mejorar el tránsito: la educación vial, prácticamente no figura en la agenda, más allá de algunos intentos aislados. Dicho de otro modo, no se pone el mismo acento en la educación vial que en las sanciones.
Está claro que todo aquel que circula tiene que hacerlo con el vehículo en regla, pero a la gente hay que darle opciones. Es que las madres tienen que llevar a sus hijos a la escuela; los trabajadores, estar en horario en sus puestos...
Por eso, ser agresivo en los controles no parece ser el mejor comienzo para mejorar el tránsito. Antes bien, se debería haber pensado en un plan integral, que no margine más a los marginados, que no excluya más a los excluidos.

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