La teoría económica no tiene fisuras acerca del movimiento de algunas variables: el enfriamiento de la economía lleva a una caída de la demanda, que impacta en el nivel de producción y, por lo tanto, de empleo.
En los últimos meses, un dólar estable y una mayor tranquilidad económica estarían generando un clima de confianza en el sector comercial. Sin embargo las intenciones de incorporación laboral aún se mantienen bajas.
Al respecto, Marianela Mucciolo, presidenta de la Sociedad Comercio e Industria dialogó con Democracia y aseguró que – en el plano macroeconómico – “tal vez existan señales alentadoras que podrían interpretarse como un inicio de estabilización” pero que “a nivel local, esa percepción no se traduce en mejoras significativas para nuestros comercios”.
“Aún con estos indicios, no alcanza para sostener un cambio real en las dinámicas del comercio de proximidad, que sigue enfrentando una combinación de costos crecientes y un consumo que no termina de despegar”, afirmó.
En ese sentido, explicó que “desde la Cámara de Comercio e Industria, somos testigos diarios del esfuerzo de los comerciantes por mantener sus puertas abiertas y sostener los puestos de trabajo que generan en nuestra comunidad”. “La realidad es que, si bien la contratación de nuevo personal sería deseable, para que eso sea viable es imprescindible contar con condiciones económicas más predecibles y un aumento sostenido del consumo interno; que hoy todavía no se ve reflejado en el panorama local”, detalló.
Y agregó que “nuestro compromiso sigue siendo gestionar medidas concretas que impulsen el desarrollo del comercio y mejoren las condiciones para crecer; buscando siempre el equilibrio entre la esperanza que generan las señales macroeconómicas y las verdaderas necesidades que enfrentan las pymes y los comercios de nuestra ciudad”.
Por otro lado, entre quienes han comenzado a planificar aumentar la plantilla en Junín, está Perkusic Hermanos. Consultado por este medio, su gerente, Claudio Perkusic sostuvo que “en la parte comercial no se redujo la cantidad de empleados pero tampoco se agregó”.
En tanto, en la parte industrial, según indicó, comenzó a registrarse “un mayor movimiento”, lo cual derivó a la incorporación “de tres nuevos trabajadores”.
Aumento de la demanda
De acuerdo a lo que explicó Perkusic, el proceso de incorporación se ha llevado a cabo en un contexto de aumento de ventas y de mejor escenario agrícola, porque “si bien nuestra parte industrial depende directamente del campo, el resto de la economía en la región también depende de él y por ende, tendrá una parte de mejora o retroceso de acuerdo a cómo venga el tema del tiempo”.
“Desde enero a julio o agosto, la actividad estuvo frenada y después en septiembre se empezó a mover un poco más. Después durante septiembre, octubre y noviembre comenzó a haber más demanda. Una de las razones puede ser que, al ser una actividad más estacional y al haber llovido, ahora hay otra expectativa para la cosecha”, explicó.
En relación al año pasado, el panorama es alentador. “En 2023, y durante este mismo periodo, la parte industrial estuvo muy floja por el hecho de la sequía que perjudicó notablemente al campo. En cambio, la parte comercial tuvo números positivos debido a la demanda. La gente se quería sacar los pesos de encima y se refugiaba muchas veces en materiales. De esa forma, adelantaban pagos de materiales para obras que se iban a hacer en un edificio y querían pagar todos los hierros, por ejemplo; querían dejar todo pago”, relató.
De esa forma, puntualizó que el principal motivo de ese escenario fue “la devaluación del peso”. “La gente prefería invertir en materiales. Entonces hubo una demanda que en realidad era ficticia, era una especie de refugio de la gente. Pero tanto la plata como la ciudad perdían valor todos los días”, señaló.
Respecto a los meses venideros, Perkusic sostuvo que “estamos en un escenario de mayor tranquilidad, donde la economía a lo macro se fue estabilizando”. “La verdad que venimos bien y tenemos buena expectativa para el año que viene; creo que va a haber un crecimiento de la economía. Particularmente en lo que respecta a nuestro sector ahora se está cosechando el trigo; aunque la cosecha importante es en marzo, abril, correspondiente al maíz y la soja”, destacó.
Y agregó que “si viene bien la cosecha, sumado al crecimiento económico que esperamos que tenga el país y el rubro; habrá una mayor demanda durante el año que viene”.
Actualmente Perkusic Hnos. cuenta con un total de 98 empleados trabajando en las tres empresas que conforman la firma.
“No hubo reducción de personal”
Por su parte, desde la histórica empresa juninense, Molinos Tassara, habló su gerente general, Valentín Rebottaro, quien le confirmó a Democracia que – durante el último año – “no hubo reducción de personal dentro de la compañía”.
En tanto, la incorporación de nuevos trabajadores “se dio a través del programa Jóvenes Profesionales del grupo Lartirigoyen & Cia S.A”.
Dichos empleados se sumaron “a las distintas áreas y para la fuerza comercial de las diferentes unidades de negocio principalmente”. “Hoy no estamos con procesos abiertos para incorporación de personal, lo que no quita que ante una necesidad incorporemos personal como siempre lo hicimos”, señaló.
Informalidad persistente
En Argentina, el 36,4% de los trabajadores en relación de dependencia no está registrado en la seguridad social, lo que significa que casi 4 de cada 10 empleados del país no tienen los derechos laborales básicos como jubilación, obra social y cobertura frente a despidos. O sea, están “en negro”.
De todos modos, la informalidad laboral en Argentina ha mostrado una leve reducción en el último año. En términos interanuales, la tasa de empleo informal descendió solo un 0,4%, pasando de niveles apenas inferiores al 36% observados durante los últimos dos trimestres de 2023 y el primer trimestre de 2024.
No obstante, esta mejora es marginal y no refleja un cambio estructural en el mercado laboral. En efecto, la tasa de informalidad actual se ubica en niveles similares a los registrados en 2008 y 2010, lo que indica que, más allá de las fluctuaciones observadas, la informalidad laboral se ha mantenido persistentemente alta durante los últimos 15 años, oscilando entre el 32% y el 35,7%.
Casi 6 de cada 10 jóvenes trabajadores en relación de dependencia no están cubiertos por la normativa laboral y la seguridad social, lo que implica una tasa de informalidad juvenil cercana al 58%, considerablemente superior al promedio general. Este grupo etario enfrenta una de las mayores dificultades para acceder al trabajo formal, una problemática que ha sido una constante en la economía argentina.
El empleo no registrado afecta de manera desigual a hombres y mujeres. En el primer trimestre de 2024, la tasa de informalidad entre las mujeres asalariadas fue del 37,2%, mientras que en los hombres fue del 34,2%. Aunque la diferencia puede parecer pequeña, las mujeres presentan una mayor vulnerabilidad frente a este fenómeno.
De hecho, la tasa de informalidad femenina ha sido sistemáticamente más alta que la masculina a lo largo del tiempo. Sin embargo, dada la mayor proporción de hombres en el total del empleo asalariado (54%), estos representan el 52% de la informalidad total.
Un dato destacado es que la situación de las mujeres se ve agravada en ciertos sectores económicos, particularmente en el servicio doméstico, donde la informalidad alcanza niveles alarmantes. El estudio indica que la tasa de empleo informal entre las mujeres que se dedican al servicio doméstico es del 76%, lo que contribuye significativamente a que las mujeres en conjunto presenten mayores tasas de empleo no registrado.
La educación como barrera
Otro factor determinante en la informalidad laboral es el nivel educativo. A mayor nivel educativo alcanzado, menor es la incidencia de la informalidad. En el primer trimestre de 2024, la tasa de empleo no registrado entre los asalariados con educación universitaria completa fue del 15%, mientras que entre aquellos que no terminaron la educación secundaria alcanzó el 54%. Esto significa que los trabajadores con menor nivel educativo tienen una probabilidad cuatro veces mayor de estar en situación de informalidad que aquellos con un título universitario. En el primer trimestre de 2024, la tasa de informalidad entre las mujeres asalariadas fue del 37,2%, mientras que en los hombres fue del 34,2%.
La informalidad laboral también varía significativamente según la región geográfica y la actividad económica. Las tasas más bajas se observan en la región patagónica y en el Gran Buenos Aires, donde la informalidad es considerablemente inferior al promedio nacional, alcanzando el 27% y 35,7%, respectivamente. En contraste, las regiones del noroeste (NOA) y noreste (NEA) presentan los índices más elevados, con tasas cercanas al 44%.
Por sectores económicos, las actividades más afectadas por la informalidad incluyen la construcción, donde el 70% de los trabajadores no están registrados, y el servicio doméstico, con una tasa de 76%. Por el contrario, los sectores público y financiero son los que presentan los niveles más bajos de empleo no registrado, con tasas del 9,4% y 24,5%, respectivamente. No obstante, el comercio, con una incidencia del 45%, es la actividad que concentra la mayor proporción de empleo informal, ya que emplea a un porcentaje significativo de la fuerza laboral asalariada.
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