La banda se formó en 2001, en plena crisis social.
La banda se formó en 2001, en plena crisis social.
PROFETAS EN SU TIERRA

Delfines de Etiopía sonó por primera vez en "la casa del rock" juninense

La banda nacida en los barrios Las Morochas y El Molino debutó tocando en City Rock, emblema cultural de la ciudad. "Marcó un antes y un después, y seguro lo vamos a repetir porque nos sentimos muy cómodos", dijo Mario Caporaletti.

Tras 24 años de carrera, Delfines de Etiopía continúa escribiendo su historia, innovando con diferentes estilos musicales, siempre partiendo del reggae y vinculando estilos como ska y hip hop.

El último fin de semana no fue uno más para la banda ya que por primera vez se presentó en City Rock, un lugar emblemático de la ciudad, principalmente para los músicos. Allí pasaron cientos de artistas reconocidos, y siempre está el anhelo de sonar en un sitio de las características del que se ubica en la esquina de Saenz Peña y Newbery.

Al respecto, Mario Caporaletti habló con Democracia y mostró su alegría por lo vivido. "Hacía mucho tiempo que no tocábamos en Junín y es la primera vez que lo hicimos en City Rock. Este es un dato que por ahí no todos saben y para nosotros es algo importantísimo. Llegar por primera vez con Delfines a lo que es la casa del rock en Junín hoy, que por motivos de producción, nada más, no se había dado antes", expresó. Para Caporaletti el recital en el City marca "un antes y un después" y aseguró que lo piensa repetir. "Es el inicio de algo muy lindo. Todas las bandas que vienen acá se sienten cómodas, es un lugar esplendido. Creo que no hay a la redonda un sitio con este escenario, luces, sonido, y la comodidad de un camarín que solo se consigue en Buenos Aires", advirtió.

Repasando un poco de su historia -algo que se suele hacer mucho para estas fechas, esto de sentarse a pensar y a realizar un balance de año y lo vivido-, Delfines ha tenido un año de menor a mayor.

La banda, que se formó en 2001 en plena crisis social, captó el interés de muchos jóvenes (y no tanto) y rápidamente se apoderó de un nicho musical que estaba vacío. Todo empezó como un juego de amigos que buscaban cómo expresarse, hasta llegar a ser una referencia para muchos.

Delfines nació en un galpón en la casa de la mamá de Caporaletti, que en sus inicios era el batero. Como la bata estaba en ese lugar, es allí donde empezaron a sonar, a pesar de algunos enojos de los vecinos, algo recurrente en estos temas. De a poco fueron creciendo y los sueños se empezaron a cumplir. "Cuando uno ama lo que hace, es como que eso te impulsa a aprender más, a dedicarte a hacer mejor lo que te gusta", destacó a Democracia.

Sobre el amor por el reggae, Caporaletti sostuvo que "empezó por escuchar a Clash Reggae, que hacía reggae con un poco de punk. Luego empezamos a escuchar The Police hasta que llegamos a Bob Marley, Peter Tosh, y nos atrapó". 

En sintonía, Caporaletti aseguró que lo que los conquistó fueron las virtudes del género como las letras, el sonido y la composición. En busca de un mensaje de justicia e igualdad, la banda fue creciendo en masividad. Por eso, los Delfines no hacen solo reggae, sino que también con el ska siempre presente dejan su mensaje claro a sus seguidores.

Los ritmos urbanos, como el hip hop, a su vez los ha convertido en un híbrido, que adopta el reggae como género madre. Y desde sus orígenes en los barrios Las Morochas y El Molino, han sabido agregar más sonidos que se fueron incorporando hasta lograr su identidad, algo que no suele ocurrir con todas las bandas.

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