Cada sábado clientes se acercan para disfrutar de un menú bien campero.
Cada sábado clientes se acercan para disfrutar de un menú bien campero.
COMO EN LOS PUEBLOS

Lo de Minguiolo y la experiencia de una pulpería

Los comensales degustan de los distintos platos rodeados de una decoración histórica con marcas, cartelería, propagandas, ordenanzas municipales y herramientas de campo antiguas, además de un sulky y un sector que homenajea a los caídos en Malvinas.

Vecinos de nuestra ciudad y de toda la Región noroeste bonaerense llegan a Junín a vivir una experiencia gastronómica distinta en Lo de Minguiolo, un local que mantiene la esencia de las antiguas pulperías de pueblos, con paredes decoradas y sillas y mesas desiguales de distintos colores. 

Abrió sus puertas en 2016 en un predio rural situado en avenida La Plata, a unos 2 kilómetros de la Ruta 188, mano izquierda, donde cada sábado decenas de clientes se acercan, con reserva previa, para disfrutar de un menú bien campero.

Los comensales degustan de los distintos platos rodeados de una decoración histórica con marcas, cartelería, propagandas, ordenanzas municipales y herramientas de campo antiguas, además de un sulky y un sector que homenajea a los caídos en Malvinas y a los tripulantes del submarino Ara San Juan.

El emprendimiento está a cargo de Rubén Alaniz y su esposa Graciela Romeo, quienes reciben a los clientes y trabajan cada noche que abre el restaurante junto a sus hijos. “Con mi familia siempre nos dedicamos a la crianza de animales, gallinas, pollos, y chanchos”, recordó Alaniz a Democracia.  “Yo pertenecía a la agrupación Gauchos Peregrinos que todos los años, para el 4 de diciembre, emprendíamos el viaje a Luján a caballo o en sulky, para estar el 8 allí”, explicó. 

En el trayecto paraban en todos los pueblos para descansar y comían en algunos bodegones de campo, entre esos lugares una pulpería en Castilla, “un hermoso lugar”, expresó. En efecto, según dijo el emprendedor, “así nacieron las ganas de replicar una pulpería en Junín. Mi idea era que, además de comer, las familias pudieran venir a pasar un rato agradable en la tranquilidad de la zona rural y escuchar música como en esas pulperías de antaño”.

“Así es que lo hablé con mi esposa y mis dos hijos y comenzamos a juntar cosas que teníamos antiguas. Otras fueron adquiridas, algunas nos las regalaron, y fue haciéndose realidad mi sueño”, manifestó. En noviembre de 2016 abrieron las puertas, en un primer momento, los días viernes con pizza y los sábados con lechón libre, que eran criados por ellos mismos, y algo de folklore. 

“Comenzamos en el salón principal y nuestro objetivo era llegar a las familias, abuelos, hijos y nietos, todos juntos disfrutando de noches distintas. Fue el boca en boca, y cada vez venía más gente”, recordó Alaniz. “La gente se siente como en su casa, los niños pueden jugar. Hay juegos de mesa para ellos y también juegan en el patio: se suben al Charret y al sulky. Se divierten sanamente”, destacó Alaniz.  

También, “hay un lugar que homenajea a los caídos de Malvinas y otro a los del Submarino Ara San Juan. También fuimos recolectando banderines de todos los clubes de Junín, además de clubes de pueblos cercanos”, indicó. 

Por último, Alaniz comentó que “ahora solo abrimos todos los sábados. Y entre semana, con reservas previas, para peñas y cumpleaños. Demás está decir que siempre está la guitarra y el micrófono a la espera de que alguno de los visitantes nos deleite con alguna canción”.

COMENTARIOS