Junín votó, como lo hace desde 1983, a un candidato radical. Desde el restablecimiento de la democracia, Abel Miguel triunfó en cinco elecciones: 1983, 1987, 1991, 1995 y 1999 y Mario Meoni venció en 2003, 2007 y 2011.
Las circunstancias de cada elección fueron distintas y ninguna fue tan reñida como la realizada ayer. Pero nuestra ciudad, está acostumbrada al corte de boletas y tiene un electorado en el que sus preferencias no siempre coinciden en un todo con la tendencia nacional.
Sin embargo, en el análisis, hay que tener en cuenta que muchos oficialismos no kirchneristas lograron sus reelecciones. Como ejemplo, se puede mencionar las intendencias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario, Resistencia y Sáenz Peña.
Por otra parte, Cristina Kirchner logró en Junín un menor porcentaje de votos que la media nacional y muy por debajo de la provincial.
Mario Meoni se alejó del radicalismo para acompañar a Julio Cobos en lo que se llamó el radicalismo k y luego hizo su reingreso al partido en que comenzó su actuación política aunque con disidencias con el candidato presidencial Ricardo Alfonsín.
Como otros candidatos, tuvo que buscar apoyos en otros sectores y partidos y logró polarizar al electorado juninense. Al punto de que ni la Coalición Cívica (Magdalena Ricchini), ni el Frente Popular (Ricardo Petraglia), alcanzaron una banca en el Concejo Deliberante.
Sin duda, el de ayer constituye un gran triunfo del actual intendente, que logró en su elección más complicada, obtener un tercer mandato al hilo.
Enfrente se encontró con una Presidenta con un enorme caudal de votos y un candidato local del Frente para la Victoria que recibió todo el apoyo de los gobiernos nacional y provincial.
No obstante ello, el jefe comunal hizo prevalecer su historia personal, y sus propuestas para nuestra ciudad, por sobre la idea de que si no se está en línea con el Gobierno nacional, no se puede hacer crecer a Junín. Lo del Intendente ayer no fue un triunfo, fue un gesto de independencia.
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