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MARKETING APLICADO

“La vino tinto”

Juan Bautista Blanc Planificador de Marketing y Comunicacion [email protected] Sobre la erosión de la ventaja competitiva por inacción propia o movilidad ajena.

Cuando ése pequeño hombre llamado César Farías, técnico de la selección venezolana de fútbol, se abrazaba con sus colaboradores no sólo festejaba un gol sino que celebraba un nuevo triunfo de la planificación y el trabajo a largo plazo por sobre la suma de individualidades desparramadas en un campo de juego.

Acechado por la prensa de su país, y con el resultado como bisagra entre la consagración el destierro, este autodidacta del fútbol apretaba su sonrisa nerviosa para mantener la cordura; claro, era consciente de que había logrado un triunfo histórico pero que su responsabilidad era otra, su objetivo es llevar al mundial de fútbol a un país que tiene al beisbol como deporte nacional. 

Del otro lado, los reproches de los mejores del mundo, los que ganamos con la camiseta, a fin de cuentas el vino tinto es más argentino que venezolano y  tenemos el  mate, el dulce de leche, los alfajores y  tantas otras cosas. 

Pasan los años y los argumentos que suenan a excusas o justificaciones se entrelazan conformando un tejido impotente: no hay nada que hacer si “el árbitro nos cobró un penal increíble”, “nos cortaron las piernas”, “merecimos más” “la lotería de los penales”, “la pelota no dobla”, “el calor nos sofocó”, “nos metieron un gol muy rápido” o “los rivales juegan un partido especial contra Argentina”. 

El discurso se modifica anestesiando las circunstancias para disminuir el dolor.  La cruda realidad se presenta a modo de espejo en manos de miradas objetivas; generalmente periodistas extranjeros que nos “cantan las cuarenta” y son ajusticiados por ex jugadores denominados “caudillos” que escupen su soberbia: “vo no podé habla porque nunca pateaste una pelota”. 

No aceptamos la crítica, detestamos que nos sugieran un camino, denostamos a quienes siquiera lo intentan. Qué nos van a venir a decir a nosotros “los gallegos” que no le ganaron a nadie. 

Quizá sea el fútbol una metáfora de muchas de nuestras actitudes y un buen ejemplo de lo que las empresas líderes deben evitar: la soberbia del líder. 

El paso del tiempo, la dinámica de los mercados, los cambios sociales, culturales, tecnológicos y/o políticos afectan las posiciones dominantes de muchas empresas. El sólo hecho de pensar que “somos los mejores” es el primer rasgo de un pensamiento que conduce a la erosión del lugar de privilegio. 

Claro está, no existen fórmulas mágicas, ni en el fútbol ni en el mundo de los negocios. Nadie conoce la receta,  sólo hay una serie de ingredientes que combinados nos acercan a un plato de excelencia: alma, proyecto, planificación, concepto, esfuerzo, trabajo, humildad, respeto, inteligencia, objetivos, creatividad y coherencia con el rumbo de las ideas.

Afuera no se consigue. 


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