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ECONOMIA

Preocupan crecientes signos de una recesión global

A casi tres años de la caída del Lehman Brothers, sus fantasmas aún se agitan y hoy la caída en la actividad amenaza en convertirse en una.

Para muchos analistas, la actual crisis económica internacional se asemeja a la Gran Depresión de los años `30 y tienen un antes y un después de la caída del banco de inversión Lehman Brothers. Aquel 15 de septiembre de 2008 quedó al descubierto la verdadera magnitud del huracán financiero que había comenzado un año antes.
Esa quiebra amenazó al sistema financiero internacional al que sólo se salvó con inmensos aportes de dinero público. El crédito, virtualmente desapareció y la recesión se agudizó hasta amenazar con convertirse en depresión, casi similar a la catástrofe que afectó al mundo en los años `30.
Pero si bien ya han transcurrido tres años de aquellos sucesos, el fantasma de Lehman aún agita a los mercados. Y cuando reaparecen los temores a otra recesión, el dinero desaparece de los tradicionales refugios de inversión y derrumba a las Bolsas del mundo.
Y en los últimos quince días volvieron a generarse los mismos cimbronazos que agitaron al mundo en el último tramo del 2008, que se pensaba ya olvidado.
Los indicadores que se ven estos días en los mercados se mueven en los mismos niveles que en las dos primeras semanas de septiembre de 2008. La volatilidad está disparada.
Los inversores acuden a refugios tradicionales como el oro que en su escalada superó por primera vez los 1.800 dólares por onza, mientras la rentabilidad de los bonos de Estados Unidos y Alemania caía a sus niveles mínimos históricos. Y divisas como el franco suizo se revalúa cada día, pese al intento constante del Banco de Suiza por desinflarlo.
Todo ello en medio de crecientes versiones de que al menos un banco tuvo serios problemas para fondearse en dólares.
Mientras tanto, es cada vez más evidente que el freno económico en la segunda mitad de 2011 es mucho mayor de lo esperado. Morgan Stanley publicó esta semana un informe en el que anunciaba un recorte de sus previsiones de crecimiento para la eurozona y Estados Unidos, y los situaba “peligrosamente” al borde de la recesión. Los datos que surgían de la primera economía del mundo (prestaciones por desempleo, índice de actividad adelantado de Filadelfia, ventas de viviendas usadas...) ahondaban el pesimismo.
Si bien algunos expertos ven una situación muy similar a la caída del Lehman Brothers, aún falta un hecho especíico, como fue la quiebra de ese gigantesco banco de inversión para que las caídas bursátiles desemboquen en una recesión. Pero este detonante podría ser una cesación de pagos de Italia.
Y es que la crisis de la deuda en Europa avanza con cada vez mayor fuerza y muchos ya incluyen a España, Italia y hasta a Francia, como las próximas víctimas. Además casi todos los grandes bancos del mundo están expuestos al riesgo de incumplimiento grave y, por lo tanto, al igual que en el año 2007 cuando comenzó la crisis, dejan de prestarse unos a otros, es decir que desaparece el call interbancario.
Los más optimistas estiman que los bancos están en mejores condiciones para enfrentar cualquier situación. Sin embargo, cualquier noticia sobre la inestabilidad de algún banco dispara los temores.
Esta desconfianza y los temores sobre la fortaleza del mercado interbancario se agravó por la noticia publicada por el diario The Wall Street Journal en la que se afirmaba que la Reserva Federal estaba vigilando las filiales norteamericanas de los bancos europeos para asegurarse de que están preparadas por si se presentaran problemas de liquidez.
A partir de ese momento ahí arrancó el castigo a la banca. Société Générale, que está en el centro del huracán desde hace semanas, perdió un 12,3%, pese a estar protegida por la prohibición de las ventas en corto de la autoridad bursátil gala. No está mejor el banco británico Barclays, que perdió el 11,4%. Menor castigo recibieron los grandes bancos españoles: el BBVA cayó un 5,76% y el Santander, un 4,08%.
Pero la posible recesión no sólo pasa por los malos resultados bursátiles y el temor sobre la banca. La inquietud es tan profunda que los papeles de la deuda de Italia y España volvieron a dispararse pese a la decisión del Banco Central Europeo de comprar papeles de la deuda.
Eso hace suponer a muchos analistas que la situación se les fue de las manos a las autoridades.

Cambios profundos  
      
Es más, algunos expertos señalan que la actual caída de los mercados de valores, la escalada de crisis de deuda soberana, la rebaja en la calificación de la deuda estadounidense, así como el estancamiento del crecimiento económico en los países desarrollados, hacen temer que el mundo está afrontando cambios fundamentales.
Es que desde el inicio de la crisis financiera, el mundo todavía no ha vuelto a la normalidad. Ningún país desarrollado ha recuperado los niveles perdidos durante la recesión y los precios de las acciones globales permanecen a un tercio de lo que valían antes de la crisis.
Los mercados financieros han perdido dos tercios de su valor y la deuda de los gobiernos europeos y norteamericano han aumentado debido a los rescates bancarios, aunque ha quedado claro que no todos los gobiernos pueden financiar esta deuda.
Y si la primera estrategia de la crisis pasó por transferir la responsabilidad del sector financiero a los gobiernos a través del rescate de bancos, la fase dos está siendo testigo de una transición de gobiernos débiles a gobiernos fuertes, ya que los últimos persiguen prevenir una quiebra que cause más inestabilidad financiera.
El endeudamiento de los gobiernos ha llevado a un cambio de actitud respecto al riesgo. Los bonos de deuda de los países desarrollados no tienen el mismo nivel, casi nulo de riesgo, que antes tenían. De hecho, los mercados muestran que se aprecia mayor riesgo en la deuda de los gobiernos que en la de corporaciones en Europa del Este.
La rebaja de la máxima calificación de la deuda estadounidense AAA a un AA+ por parte de la agencia Standard & Poor`s ha puesto en la mira a otras deudas soberanas que aún mantienen la máxima calificación, como la francesa.
Durante los últimos meses la crisis ha empezado a tener un cariz mucho más político. Los líderes políticos están luchando para controlar una situación donde las medidas de austeridad para reducir el déficit público se producen en un momento de estancamiento de las economías de los países desarrollados.
El crecimiento económico se ralentizó al 0,3% en Estados Unidos y un 0,2% en Reino Unido. Alemania -conocida como la locomotora de la eurozona- tan sólo creció un 0,1% en el último trimestre y el crecimiento francés está estancado.

Entredicho sobre el euro


Y, como si fuera poco, muchos cuestionan que el euro pueda sobrevivir a la crisis. Una cada vez mayor cantidad de analistas cuestionan la supervivencia del euro debido a las actuales tensiones políticas.
Muchos ven que el euro sólo será sostenible si los países de la Unión Europea emiten eurobonos, en un intento de salvataje común repleto de incógnitas. Y es más, muchos analistas consideran que ya es casi demasiado tarde para la eurozona.
Pero no sólo el euro está en problemas. Las autoridades chinas están planteando la creación de una nueva moneda mundial para reemplazar el dólar después de la rebaja en calificación de Standard & Poor`s. Es decir que es muy posible que ni el dólar ni el euro vuelvan a ser las monedas fuertes que eran antes de la crisis, asumiendo que el euro sobreviva.
Lo mismo aplica a la libra esterlina, donde la inhabilidad del Banco de Inglaterra de reducir los niveles de inflación está poniendo a prueba su credibilidad y animando a los inversores a huir de monedas que están perdiendo su valor, normalmente a través de la compra de oro.

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