RECONOCIDO MÚSICO JUNINENSE

Heber Domínguez: En la búsqueda de un camino y un sonido propios

Formó parte de variadas y exitosas agrupaciones y tocó con numerosos colegas y cantantes de renombre. Guitarrista autodidacta, se define como “folclorista y popular”. Actualmente es miembro de Junín Guitar Trío y acompaña a su hermana Virginia.

Heber Domínguez se crió en un ambiente en el que se respiraba una atmósfera artística: sus padres, su hermana, primos, tíos y hasta algún abuelo están o estuvieron vinculados, de una u otra manera, a la música.
En ese contexto, su destino como guitarrista no resulta nada extraño.
Cuando él era chico, los primeros acordes se los enseñó su mamá, que en ese entonces era miembro del grupo Itatí, del que también formaba parte su papá. Pero, en general, se considera un autodidacta porque fue aprendiendo mientras miraba lo que hacían otros.
Así empezó un camino que lo llevó por diferentes lugares artísticos, acompañando músicos, formando parte de distintas agrupaciones y ganándose un espacio por su calidad como intérprete. Aunque asegura que todavía está buscando “su” sonido.

Primeros pasos
En aquellos primeros años, Heber comenzó con la guitarra criolla y, más adelante, también dio algunos pasos con la eléctrica. Por eso pasó por algunas bandas de rock, como Vía Láctea, que fue donde más tiempo estuvo.
Pero su inclinación iba más por el folclore. “Empecé a juntarme con mi primo Gerardo Domínguez y también toqué con mis viejos, en Itatí”, recuerda.
“Todo lo que sé lo aprendí en las guitarreadas -afirma-, con Cacho Falcón, con Cacho Correa, tuve la suerte de conocer al Negro Viyer, que era un referente, también compartí con Peto Díaz”.
Más adelante, lo invitaron a formar del grupo Las Guitarras del Alma, en donde estaban Walter Pino, Daniel Robledo, su primo Gerardo y Fabián Lavalle. Un proyecto que se mantuvo por varios años.

Más proyectos
En ese entonces, comenzó a acompañar a grupos, cantantes y a otros músicos: “Toqué con muchísimos, con los Cachos (por Falcón y Correa), Claudio Jurado, Hugo Casanova, Los Marchetto, El Chaguanco”.
Mientras tanto, formó un dúo con el acordeonista Raúl Barbieri. “Hace tiempo que no tocamos, pero no lo damos por terminado. Ahora estamos con otras cosas, pero es algo que nos llevó por todos lados y a la gente le gusta mucho”, señala.
Con Los Gringos, dúo al que acompañó varias veces, fue al festival de Cosquín: “Les estoy muy agradecido. Yo había tocado una vez en un Pre Cosquín, pero sin público ni nada. Cuando fui con Los Gringos estaba la plaza colmada así que fue una experiencia hermosa”.
Otra de sus exitosas propuestas fue Domingueros, un grupo que formó con Martín Cordeiro.
Y aun cuando la pandemia afectó un poco su relación con la guitarra, actualmente sigue con ganas de potenciar sus proyectos: “Estoy en Junín Guitar Trío, con Leandro Bonifacini, Daniel Robledo y Marcos Errapan que está en la percusión. Además, con Marcos estamos acompañando a mi hermana Virginia, que hace un folclore lindo y canta muy bien”.

La música
Domínguez tiene claro cuál es su vínculo con la guitarra: “Para mí la música no es un trabajo. Por supuesto que creo que hay que pagarle a los que la hacen, no está bueno que te hagan tocar gratis, pero yo no vivo de eso”.
Es que siempre supo que tenía que hacer otras cosas para subsistir. E hizo de todo: fue remisero, repartidor de soda, vendió autos y camiones, y ahora tiene su comercio.
Al momento de definirse como artista, indica: “Yo soy folclorista. Puedo tocar tango y a veces lo hago, pero soy folclorista y popular. Nunca me gustó hacer algo demasiado sofisticado, prefiero que sea accesible para todos, siempre bien hecho. A mí me gusta salir a tocar todo lo que puedo y eso te lo dan las peñas”.
Es por ello que se siente fuertemente atraído por lo popular. “Los artistas populares siempre tienen algo, no se llega a ese lugar por nada. Yo soy muy respetuoso de los tipos que hicieron algo por la música”.
Lejos del purismo, considera que “a veces no se trata de tocar limpito”. Y añade: “Antes yo me reprochaba mucho el hecho de no poder hacerlo así, sin embargo, con el tiempo me di cuenta de que esas desprolijidades que tengo yo cuando toco también las tienen otros que son ídolos”.

Balance
Siempre se presentó en dúos, tríos, grupos o acompañando a otros. ¿Por qué no hace shows como Heber Domínguez? Él mismo lo contesta: “Debe ser una cuestión de personalidad. Hasta ahora nunca me animé, pero no lo descarto. No subiría solo a un escenario, pero sí lo haría con otros músicos que me acompañen. Me considero todavía una persona joven y que tengo tiempo de encarar un proyecto de estas características”.
Es real su juventud, pero también lo es que ya tiene más de veinte años de trayectoria. “Todo el día estoy con la música, tocando, escuchando o lo que sea”, dice.
Pero más allá de su recorrido, todavía está buscando su lugar: “Creo que todavía no encontré mi camino final, es una búsqueda constante. Cuando uno encuentra su estilo, su sonido y lo puede transmitir, puede enganchar a la gente. A mí me gusta toda la música y tu sonido puede estar presente en cualquier género, ya sea un folclore, un tango o una canción. Cuando uno escucha una guitarra de Juanjo Domínguez, de Luis Salinas o de Eduardo Falú se da cuenta quién está tocando solo por el sonido. Y esa es la búsqueda”.

COMENTARIOS