FUNDADOR DE LETRAMANÍAS

Noberto Andrés Fernández: “Siempre fui ilustrador, toda la vida dibujé”

Es letrista y multifacético. Se formó en artes gráficas, diseña la cartelería de gran parte de los negocios de la ciudad y plasma sus trabajos en múltiples soportes. Colecciona vinilos, toca reggae en una banda local y proyecta nuevas metas para la pasión que lleva desde pequeño.

Es conocido por su particular estilo y sus diseños conformaron la identidad de negocios, puestos de revistas, instituciones y casas particulares. Conocido popularmente como “Beto”, el artista descubrió el letrismo a temprana edad y, desde entonces, no ha hecho más que perfeccionar su técnica y hacer único cada uno de sus trabajos.

Puede que su estética sea catalogada como vintage, una corriente muy en boga actualmente, pero para Norberto es, sin dudas, un estilo de vida. Los vinilos que mezcla en su consola, el reggae y las artes gráficas son parte de su cotidianidad, y aún realiza el trabajo de forma manual.  

Hace 22 años fundó su marca personal, “Letramanías”, y, al día de hoy, no concibe una vida sin la música y el arte, a lo que se dedica de forma exclusiva y a tiempo completo. En diálogo con Democracia, describió su labor diaria, adelantó proyectos personales, y destacó el trabajo detrás de la estética que pregona, fruto de una técnica de antaño.

Pasión de larga data

“Siempre fui ilustrador, toda la vida dibujé”, explicó Norberto, que incluso antes de leer y escribir, mostró interés por las artes gráficas y tomó clases en cursos particulares.

El recuerdo de sus inicios lo conduce a las jornadas de Turismo Carretera que se disputaban en la ciudad. Norberto tenía apenas 5 años y visitaba los boxes, deslumbrado no tanto por los fierros, sino por la estética de su chasis. “En el año 87 los logos de los autos aún se pintaban a mano”, explicó el letrista, que intentaba luego reproducir cada diseño en su casa. “Siempre me gustó copiar la realidad”, agregó.

Por su parte, su afición por el dibujo de la letra se despertó años más tarde. Durante su adolescencia, cursó los estudios secundarios en el colegio Comercial, y se interiorizó aún más en las artes plásticas y el letrismo. “Tuve la suerte de tener como profesor a Horacio Alonso”, afirmó, y destacó que fue la pasión del artista local lo que lo impulsó a continuar su formación en la escuela de arte Xul Solar. 

“Elegí mal la carrera, ingresé en artes visuales pero lo mío era el diseño” explicó Fernández, que 3 años más tarde decidió no continuar sus estudios en Junín e ingresar a Bellas Artes en La Plata. 

Sin embargo, su experiencia y técnica fueron adquiridas a partir del trabajo diario desde joven. “Me compré un kit de pinceles y arranqué a hacer cartelería”, explicó el letrista, que, hacia el final de su adolescencia, pintaba vidrieras y carteles y recibía los primeros pagos por hacer aquello que siempre le gustó.

Una disciplina particular

El trabajo de Norberto se basa en una técnica de larga data, actualmente popularizada en el diseño de cartelería y de interiores, sobre todo de locales comerciales pero también trasladada a múltiples soportes. 

Al respecto, el artista explicó que “el letrismo combina la técnica del diseño con las artes plásticas”, y afirmó que, para llevarla a cabo, prácticamente no usa medios digitales, y aún realiza sus diseños en papel, para posteriormente digitalizarlos. “Para mí el lettering no es vintage, es algo que hice siempre”, afirmó. 

Cabe señalar que, en los últimos años, hubo un retorno a la técnica manual, y la disciplina del letrismo ha sido nuevamente adoptada por muchos artistas para realizar sus trabajos, lo que Norberto atribuyó a “las muestras en grandes ciudades a nivel global”, que permitieron redescubrirla.

Por su parte, el artista explicó que asigna mucha importancia al soporte con el que trabaja, y, a modo de analogía, destacó que “un disco muy bien grabado en estudio puede sonar mal en un parlante de una casa”, y por ello piensa cada trabajo acorde al lugar y material donde se realizará.

Sin embargo, el letrismo no se restringe al cartelismo y los murales, y Norberto detalló que diseñó “muchas tapas de discos y flyers”, incluso para clientes de otros países, así como también remeras a mano. “Soy multitécnica y tengo facilidad para la creatividad”, señaló.

Proyecto propio

En el 2000, a sus 18 años, Norberto optó por crear su marca personal, y comenzó a firmar sus trabajos bajo el pseudónimo de “Letramanías”, que, destacó, refiere a “la manía de hacer letras”. 20 años más tarde, el nombre resuena en la ciudad y sus alrededores, donde deja su marca y particular estética.

“En el 2012 me propuse vivir de esto”, detalló el artista, que, en ese entonces, trabajaba en el área de marketing del supermercado Vea, particularmente dedicado al diseño y realización de la cartelería y las pizarras. 

En dicho sentido, actualmente Norberto se dedica de forma exclusiva al letrismo y las artes gráficas, y gran parte de su trabajo es en solitario, aunque explicó que suele realizar colaboraciones con diseñadores y otros artistas. “Siempre pongo mi grano de arena en lo que hago”, agregó.

Innovar es también parte del diseño. En busca de nuevas alternativas, incorporó hace pocos años un nuevo material para sus trabajos, la tiza. “La técnica de la tiza la conocí en el supermercado”, explicó, y detalló que inicialmente fue concebida para las ofertas, aunque su uso se ha diversificado.

Por su parte, destacó que impulsó “el uso de colores y diseños llamativos” y asiste periódicamente a muchos negocios de la ciudad para escribir en sus pizarras la información relevante. “Los clientes se quedan sorprendidos con la realización y la creatividad”, afirmó.

En el campo

Su labor se centra en la técnica de rotulado, que, afirmó, “se aplica sobre carteles, vidrieras, vehículos, paredes y banderas”, entre muchas otras superficies. “Pinté muchos quioscos de diarios y revistas”, destacó.

Fruto de su habilidad y talento, Norberto es reconocido entre los comerciantes de la ciudad y la región, muchos de los cuales contratan sus servicios desde hace varios años. “A ellos les sirve, le da buen aspecto al comercio, y los libera de una tarea”, señaló. 

Asimismo, afirmó que si bien el mundo digital ha adquirido mucha relevancia, “todavía hay calle y los únicos medios para publicitar son gráficos”, tales como “la pizarra, la vidriera, los afiches y los carteles”, lo que demanda de su trabajo, tanto en los interiores como en la fachada. Uno de sus últimos trabajos fue en la sede del Club Atlanta de Vedia.

“En Junín aún hay cierta resistencia al letrismo”, lamentó el artista y observó que, en muchos casos, “no se le da a lo hecho a mano la importancia que se merece”. Sin embargo, señaló que a futuro “no va a ser raro que se pinten carteles”, y es incontrastable que “el armado de los negocios se empezó a tomar más en serio”, en el que intervienen diseñadores y letristas. 

En su caso, Norberto destacó que se encarga de “dar calidez” a los locales, en su mayoría del rubro gastronómico. Entre los encargues más insólitos, destacó “un epitafio en una bóveda en el Cementerio del Oeste”, y también explicó que muchos murales que adornan las calles de la ciudad son de su autoría. 

Su faceta musical

“Mi estilo de vida se basa en la música y las artes gráficas”, explicó el artista, que vincula su estética a su afición musical. Es que Norberto colecciona discos de vinilo, es músico y forma parte de Ambassador, una banda de ska y reggae que se formó hace una década.

Al respecto, destacó que recientemente lanzaron un nuevo disco en las plataformas digitales, están remasterizando canciones ya publicadas y, de forma esporádica, realizan presentaciones en la región. “La última fecha fue en Pergamino, y solemos ir a Buenos Aires”, afirmó, y agregó que “a modo de aniversario, se relanzarán los éxitos en Spotify”

“Mi estilo es lo que ahora se llama vintage”, afirmó Fernández, que hace más de 20 años descubrió su pasión por los discos, y también pasa música como en los viejos tiempos en la región. No le teme al pincel, el lápiz, el marcador y la tiza, y es reacio al formato digital, enaltece el trabajo manual y deposita su esencia y particular estilo en cada obra que lleva a cabo. Tal vez para muchos ello sea una moda pasajera, o un simple retorno de lo antiguo, pero para Norberto es su marca personal.

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