None
El terrible accidente en pleno centro en el que perdió la vida Francina Marcaccio.
LA INSEGURIDAD VIAL, UN DRAMA

Junín, entre las 10 ciudades bonaerenses con más muertes en accidentes de tránsito

Así surge de un relevamiento difundido por el Observatorio de Estadísticas de Seguridad Vial de la Subsecretaría de Gestión Gubernamental. Las estadísticas corresponden a 2017. Para el municipio, por el trabajo realizado este año se percibe un descenso en los siniestros graves.

Según los datos relevados por el Observatorio de Estadísticas de Seguridad Vial de la Subsecretaría de Gestión Gubernamental bonaerense, en 2017 murieron 1302 personas en 1161 accidentes, lo que equivale a 3,5 muertes cada día. Estos datos marcan un incremento del 5% con respecto a los datos de 2016, cuando ocurrieron 1.239 fallecimientos en 1.103 hechos. Además, estos hechos provocaron 45 mil heridos.
En la distribución por ciudades, La Plata ostenta el triste récord de ser el distrito con más víctimas fatales por accidentes: 72 en 2017. La capital bonaerense supera ampliamente a distritos con muchos más habitantes como La Matanza, que quedó segunda con 66 muertes. Luego siguen Quilmes y Pilar (36); y Mar del Plata (33).
En el interior provincial, Pergamino mantiene una preocupante tasa en relación con su población, con 30 muertos en 2017. Le siguen Cañuelas (26); Olavarría, Junín y San Nicolás (22); Bahía Blanca (21); Luján (19); Azul y Chivilcoy (16); Pehuajó (15); Chacabuco (11); y Trenque Lauquen (8).
En el extremo contrario del ranking se encuentran 9 distritos en los que no se registraron víctimas fatales: General Guido, Laprida, Lobería, Lezama, Rojas, Salliqueló, Gonzales Chaves, Carlos Tejedor y Daireaux.

Más de la mitad de las muertes en siniestros viales ocurre dentro de las ciudades, y no en las rutas.

La secretaria de Gobierno de la Municipalidad de Junín, Agustina De Miguel, afirmó a Democracia que según las estadísticas del municipio, este año se percibe un descenso de los accidentes graves y adelantó que están trabajando “muy fuerte junto a la Provincia en una serie de medidas para mejorar la circulación”. Con respecto a la fuerte inversión que realizó la comuna en infraestructura vial, señaló que “todas las intervenciones ayudan y han redundado en una mejora en materia de seguridad vial. Al principio los reductores de velocidad y las tachas generaron quejas, pero hoy sabemos que ayudan”. 

Relevamiento de datos
Desde el Observatorio aclararon que se trata de datos preliminares (en las próximas semanas estarán los definitivos), que se construyen a partir de tres fuentes concretas: del Ministerio de Seguridad, que recolecta la información de fallecidos o lesionados en el lugar del hecho; del Ministerio de Salud, que tiene los datos sobre las personas que murieron en los 30 días posteriores al accidente; y de la Justicia, que amplía la información a través de peritajes. Este sistema, que imita estándares internacionales, no se utilizaba hasta ahora, y permite achicar el margen de los agujeros estadísticos que suelen existir en estos casos.
De acuerdo a esta información, en 2017 en la Provincia hubo una tasa de mortalidad de 7,65 cada 100 mil habitantes (en 2016 había sido de 7,36). En tanto, la tasa de fatalidad (muertes cada 10 mil vehículos) se ubicó en 1,63, apenas por debajo del número de 2016, que se ubicó en 1,66. Por otro lado, se destaca que el 42,8% de los muertos tienen entre 15 y 34 años.
Más de la mitad de las muertes en siniestros viales ocurre dentro de las ciudades, y no en las rutas. Los datos del observatorio ubican el 54,5% de los fallecimientos por accidentes ocurren en la vía pública, mientras que el 21,9% se producen en rutas nacionales, el 17,9% en caminos provinciales y el 5,5% en la autopista.

La mayoría, en moto
El informe destaca que el 43,5% de los muertos en accidentes circulaba en motocicleta, mientras que el 40,8% conducía un auto, y el 4,3%, una bicicleta. Además, en los meses de verano es cuando se registra una mayor recurrencia de accidentes fatales (casi 400 entre enero, febrero y diciembre), lo que está vinculado con el mayor consumo de alcohol.
En el país, la participación de las motocicletas en el total de los accidentes viales graves se triplicó en apenas una década y llega a ubicarse actualmente en más del 35 por ciento. 
Así lo indicó un informe del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV), que precisó que hasta 2005 "la participación de la moto en la siniestralidad vial grave argentina (siniestro con participación activa de una moto) no superaba el 10% del total (o sea de cada 10 vehículos partícipes en siniestros solo 1 era una moto)". 
Según se señaló, "una década después, luego de una progresión casi geométrica, en los presentes años, dicha participación se ha triplicado, alcanzando en el año 2017 el 35,5 por ciento".
En el texto, firmado por el director de ISEV, Eduardo Bertotti, incluye una advertencia al Estado y el sector privado sobre la falta de políticas ante el aumento de la cantidad de vehículos de dos ruedas, que parece estar acompañado de un incremento en los siniestros que los involucran. 
La moto, reconoce el informe, "es uno de los vehículos que mayor aporte puede hacer a la movilidad sustentable de una comunidad", en medio de la alta conflictividad que presenta el tránsito en las ciudades. No obstante, se advierte "la vulnerabilidad de sus ocupantes, la falta de percepción de ese riesgo y una generalizada displicencia en la habilitación de sus conductores por parte del Estado, generan severas consecuencias en materia de siniestralidad vial".
"Aumenta la cantidad de motos, aumenta el riesgo, pero las políticas públicas, los programas de seguridad de las empresas y el cuidado personal, parecen no acompañar con eficiencia esa  realidad", alertó el texto del ISEV.
Además, el informe indica que "cada día, más camas de hospitales, están siendo ocupadas por personas que se trasladaban en motocicletas, como consecuencia de un tránsito vehicular cada día más violento".
Por lo tanto, se concluye que "se requieren políticas activas (tanto desde el Sector Público como privado), para enfrentar el problema".
Las políticas que se requieren se relacionan con una mayor "seriedad y responsabilidad en la capacitación y habilitación de los nuevos conductores por parte del Estado", en que el casco sea vendido junto a las motos, incrementar la formación en seguridad vial en empresas que usen ese medio de transporte, mientras que los conductores deben revisar periódicamente la  unidad y respetar las normas de tránsito.

COMENTARIOS