Las bibliotecas populares aun esperan los subsidios que les corresponden

Bibliotecarias de nuestra ciudad consultadas por Democracia, se refirieron a la difícil situación que atraviesan las bibliotecas populares, que dependen de los subsidios nacionales y provinciales, cuya entrega está muy atrasada.
Alejandra Santamaría, bibliotecaria desde hace tres años en la Biblioteca Florentino Ameghino, manifestó que generalmente recibían subsidios mensuales de la Provincia de Buenos Aires, lo cual servía para pagar el sueldo a la bibliotecaria, en este caso, a ella.
“En  diciembre recibimos el ultimo y ahora, supuestamente, depositaron los sueldos atrasados. Deberíamos ver la cuenta”, explicó.
“Fuimos a una reunión con Alejandra Ramírez, subsecretaria de la Provincia, antes habíamos hecho una marcha. Habló pero no nos dio  nada por escrito, dicen que iban a poner todo al día porque se había caído el CUIL de las Bibliotecas”, dijo.
“Para subsistir hicimos lo que pudimos, fueron los meses más fuertes porque los chicos estaban cursando, rindiendo. Por otra parte, tenemos cursos y talleres. Nosotros tuvimos que hacer frente a esta problemática”, apuntó.
“No podemos explicar a la gente el tema del expediente o de los atrasos, porque a principios de año arrancamos con todos los proyectos en marcha, la puerta de la biblioteca se siguió abriendo”, sostuvo.
Santamaría explicó que durante la gestión anterior el gobierno había mandado subsidios, con los que se compraron sillas e  hicieron arreglos edilicios. “Nos mandaban el dinero, unos 2.000 pesos, y nosotros le respondíamos con los recibos de las cosas que comprábamos o hacíamos”, explicó.
“En diciembre teníamos aprobado 10 mil pesos, pero ‘se perdió’ en Contaduría, nunca más supimos. No sabemos por qué, incluso teníamos el número de expediente aprobado”, aseguró.
A la biblioteca Florentino Ameghino acuden chicos y grandes, ya que está cerca de las escuelas N° 16, 18 y de la Unnoba. Hace poco fueron del Instituto de Formación Docente N° 129, para hacer una tesis de historia sobre Florentino Ameghino, porque en esta biblioteca está la enciclopedia.
“Nosotros siempre abrimos las puertas, hay que estar, estar abiertos a la comunidad. El desafío es mostrar la biblioteca a la gente, sacarla a la calle, por ejemplo, en una feria en una plaza, hacer una biblioteca móvil”, propuso Alejandra.
En esta entidad se hacen talleres, para los cuales la persona tiene que hacerse socia. Con esta recaudación se arma una caja aparte y se compran libros.
“El año pasado recibimos 5.000 pesos para libros. Estábamos felices porque pudimos comprar libros nuevos. Nosotros igualmente agradecemos las donaciones que nos hacen, pero el hecho de tener libros nuevos nos alegra mucho”, dijo.
La entrevistada dijo que aproximadamente hay 200 socios, que pagan una cuota mensual de 15 pesos.
“Las bibliotecas son muy útiles para la sociedad, lo cultural tiene que tener una apertura. Somos una biblioteca para la gente”, aseguró.

“Olegario Andrade”
Desde la Biblioteca Popular “Olegario Andrade”, Griselda Ferrari, quien trabaja desde hace más de 20 años en esta institución cuenta que la Biblioteca data de 1909 y funciona en un espacio propio, ubicado sobre calle Belgrano.
“Nuestra biblioteca recibe subsidios de Conabip, aunque manda pocos últimamente, antes lo hacía más seguido. Eso hace que se complique la situación, más que nada por el problema económico que hay, los libros están muy caros, se compra pero no en la misma cantidad que antes”, dijo, al ser consultada por Democracia.
La bibliotecaria hizo alusión también a que la cantidad de socios había mermado, realidad en la que la computación tenía que ver, captando a la gente, que ahora lee los libros por Internet.
 “Ahora tenemos alrededor de 200 socios cuando antes eran muchísimos más. Los que leen libros, en papel, son personas cuyas edades son mayores de 40. La gente joven no viene a retirar libros, los lee por Internet”, dijo.
“Lo que más se lee son novelas, de todo tipo (histórica, de suspenso, etc) , algunos retiran investigación periodística, historia. Prefieren las novelas porque quieren distraerse. Ahora, gente que viene a copiar o a investigar en la biblioteca, como venía antes, no se ve  desde hace años. La amplia mayoría lo hace por Internet”, aseguró.
“De la Conabip mandaban hasta tres veces por año, y ahora  uno o dos, cada tanto. El subsidio te ayuda a comprar libros, a arreglar cosas que se rompen en la biblioteca. No recibimos subsidios provinciales”, aclaró.

“Paz y Trabajo”
Cecilia Casa, de la Biblioteca Popular “Paz y Trabajo”, explicó que en teoría esta entidad recibía dos tipos de subsidios: el nacional que enviaba Conabip, consistente en dinero y también libros; y el subsidio mensual, para pagarle el sueldo.
“En el 2016 todavía no llegó nada de la Conabip todavía. También tenemos un subsidio mensual, que es del Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires, para pagar sueldo de bibliotecaria y compra de libros. Está atrasadísimo, pero esperamos recibirlo pronto. Lo mismo que pasa acá pasa en todas las bibliotecas, van pagando por Distrito así que pensamos que pronto va a llegar. Ninguna biblioteca de Junín ha recibido el subsidio mensual, desde hace cuatro  a cinco meses”, apuntó.
“Con lo que se recauda de los socios, quizá no se pueden comprar libros pero por lo menos me paga. A otras bibliotecas sí les afecta mas porque dependen de ese subsidio”, dijo.
Cecilia trabaja hace ocho años en esta biblioteca, sobre la situación actual dijo: “Si recibiéramos los subsidios, podríamos trabajar bien, pero si no llega, no podemos comprar libros”.
Respecto a qué tipo de libros lee más la gente, la entrevistada mencionó a novelas y libros de autoayuda, y para los más chicos, también libros infantiles.
“No tenemos tantos textos escolares. El tema es que pasan por ahí piden textos de tal editorial y al año próximo lo cambian, y la biblioteca no puede ir cambiando todos los años. Tampoco se pueden prestar, porque lo necesita todo el año y el préstamos es por 30 días”, dijo.