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MARKETING APLICADO

Marketing de guerrilla

El recurso al servicio del pensamiento.

Dejando de lado la discusión prehistórica sobre sistemas económicos, me quiero referir a la permanente asociación de la actividad publicitaria con lo peor del capitalismo. Aquí es importante mencionar que quizá sean las experiencias publicitarias en países socialistas o comunistas los que mayor uso hacen de las herramientas de la actividad.  
Recorrer Cuba implica ser testigo de un fascinante despliegue de estímulos visuales, un lenguaje político-social que se funde en la cotidianeidad de los pobladores, ellos que con el pecho defienden orgullosos y justificados los motivos de la revolución y con el paso del tiempo como testigo piden en silencio, tímidamente, un cambio que aún no sabrían como interpretar.
Letreros, vallas, carteles, pintadas en las paredes, periódicos y otros recursos conforman una gramática visual puestos al servicio de la creación de un tipo de pensamiento. El despliegue comunicacional en la isla manifiesta una planificación marketinera perfecta. Me refiero a la política de segmentación de contenidos, selección de medios, redacción de textos, elección del producto (entiéndase como la figura a destacar en cada zona) potenciación del valor y demás secretos de la actividad.
Analizando de forma abstracta la metodología, no encuentro diferencias entre las formas tradicionales de desarrollar la publicidad comercial y el mensaje político. En ambos sistemas detecto un producto a difundir con la intención final de modificar conductas colectivas.
La interpretación de la actividad publicitaria y los elementos visuales subyacentes debe considerarse entonces como evidencia o rasgo de la sociedad que la define y origina. Objetivos e intereses que condicionan el desarrollo del trabajo que surge en función de un contexto determinado definido previamente.
Como cierre y en función de la permeabilidad de las nuevas generaciones a los medios (sumado a la ausencia-descrédito de líderes políticos o sociales) entiendo que es la sociedad en su conjunto, desde empresas conscientes de sus mensajes, quienes puedan conformar un imaginario colectivo deseable. El punto es que, consciente o inconscientemente los chicos buscan referentes, íconos o ejemplos y de forma creciente las marcas están ocupando ese lugar vacante. No me refiero al fanatismo por un sachet de yogur sino al despliegue de su fabricante de mensajes asociados a su actividad: vida saludable, compromiso nutricional, etc.
Creo que la revolución de los nuevos tiempos viene de la actividad privada, ya demasiadas oportunidades tuvo el sector estatal en sus diferentes concepciones. Me refiero a la motivación individual para generar actos colectivos positivos, hacernos cargo de nuestro propio destino, desplegando marketing de guerrilla como arma contemporánea para que el mensaje llegue al líder de turno.

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