El jefe de los mercenarios rusos Yevgeny Prigozhin fue enterrado tranquilamente en un frondoso cementerio en las afueras de San Petersburgo ayer, seis días después de su inexplicable muerte en un avión.
El funeral tuvo lugar lejos de la mirada de los medios de comunicación y en marcado contraste con el estilo descarado y autopublicitario con el que Prigozhin había avivado su reputación en Rusia y mucho más allá, de crueldad y ambición.
“La despedida de Yevgeny Viktorovich tuvo lugar en un formato cerrado. Quienes deseen despedirse pueden visitar el cementerio de Porokhovskoye”, informó su servicio de prensa.
Prigozhin, dos altos lugartenientes de su grupo Wagner y cuatro guardaespaldas estaban entre las 10 personas que murieron cuando su avión privado Embraer Legacy 600 se estrelló al norte de Moscú el 23 de agosto. Murió dos meses después del día en que organizó un breve motín contra el establishment de defensa que planteó el mayor desa-fío al gobierno del presidente Vladimir Putin desde que llegó al poder en 1999.
Fotos y videos de Reuters el martes por la noche mostraban la tumba de Prigozhin cubierta de flores en el cementerio arbolado, con una fuerte presencia cerca de agentes de policía y miembros de la guardia nacional Rosgvardiya.
El medio de comunicación Agentstvo citó a un empleado del cementerio diciendo que sólo asistieron a la ceremonia entre 20 y 30 amigos y familiares y que duró sólo 40 minutos. En Washington, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, hizo su declaración más contundente hasta el momento sobre la posibilidad de que el presidente ruso Vladimir Putin dirigiera el asesinato de Prigozhin.
“Todos sabemos que el Kremlin tiene una larga historia de matar opositores”, dijo. “Está muy claro lo que pasó aquí”.
El secreto que rodeó el funeral impidió que se pudiera convertir en una muestra pública a gran escala de apoyo a Prigozhin, una figura brutal que, sin embargo, era admirada por algunos en Rusia por lanzar a sus combatientes a las batallas más feroces de la guerra en Ucrania y hablar abiertamente sobre las deficiencias del ejército ruso y su liderazgo. El Kremlin ha rechazado como una “mentira absoluta” la sugerencia de que el presidente Vladimir Putin ordenara su muerte en venganza por el motín de junio.
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