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La familia Gorosito comparte las Fiestas con chicos del Máximo Gil desde hace tres años.
NAVIDAD SOLIDARIA

Familias de Chacabuco pasarán Nochebuena junto a los chicos del Hogar Máximo Gil

Las iniciativas solidarias, en muchos casos, exceden la donación de objetos materiales y pasan por compartir el afecto. Democracia charló con familias que decidieron pasar las Fiestas junto a los chicos que viven en una institución que contiene a niños en situación de riesgo y vulnerabilidad social.

La Asociación Máximo Gil fue fundada en 1985 en Chacabuco y funciona como un espacio de contención para niños víctimas de abuso, violencia, maltrato, abandonados por sus padres o separados de ellos por sus conductas adictivas y delictivas. Se trata de una ONG que recibe chicos derivados por Servicios locales o zonales y, pasados los tres meses, toma intervención el Juzgado de Familia. 
En la actualidad, viven allí 25 menores de entre 9 meses y 17 años; el próximo martes llegarán tres más provenientes del conurbano bonaerense.
Si bien muchos de estos chicos están en proceso de vinculación con familias interesadas en adoptar, hay otras familias de Chacabuco que, a lo largo del año, mantienen un vínculo cercano con esta institución, ya sea colaborando con llevarlos y traerlos a la escuela, o bien, ayudando a hacer la tarea y compartiendo tardes de helados o meriendas. 
Democracia charló con dos familias que, esta Navidad, buscarán a chicos del Hogar para que pasen con ellos la Nochebuena en casa. Se tratará no solo de donar, sino de compartir. Y compartir el afecto tal vez sea una de las cualidades más genuinas y generosas en la experiencia de seres humanos. 

“Queremos que pasen un buen momento”
Paula (42) y Mariano Salinas (41) son vecinos de Chacabuco, están casados y tienen dos hijas de 11 y 8 años. Esta Navidad será diferente a las anteriores: por primera vez, la celebrarán junto a dos hermanitas que viven en la Asociación Máximo Gil. Por la mañana, las buscarán en el Hogar, pasarán el día juntos, la Nochebuena, y el 25 por la tardecita noche, las llevarán de vuelta. El matrimonio colabora con distintas instituciones y, desde hace algunos años, sintieron la necesidad de tener mayor sensibilidad con el otro y descubrieron que, en muchos casos, más que donaciones monetarias se precisaba compartir tiempo y momentos.
“Nosotros solemos ir al Asilo de Ancianos, al Máximo Gil, a visitar a los chicos que no tienen familia, ellos muchas veces van a casa a pasar la tarde o se quedan a comer, y este año surgió la posibilidad de pasar la Navidad con dos hermanitas de la Asociación que tienen 8 y 11 años”, cuenta Mariano Salinas de Democracia y agrega “hace un mes tuvimos una cena en el Hogar y mis hijas quisieron invitar a sentarse a unas nenas que estaban en otra mesa, ellas nos contaron que para Navidad y Año Nuevo se iban con familias, ahí mi mujer me miró y entonces tomamos la decisión”.
Mariano hace hincapié en la importancia de naturalizar las acciones solidarias y de que sus hijas crezcan con esa realidad.

“Nosotros lo que buscamos es compartir un momento lindo”. 

-¿Cómo manejan el tema del vínculo para que no se generen falsas expectativas en los chicos?
-Cuando uno cuenta esto en el seno familiar o del grupo de amigos, muchos preguntan: ¿y si se encariñan? Nosotros respondemos que buscamos que pasen dos días diferentes. Con los pies sobre la tierra,nos preguntamos qué sentido tendría negar un buen momento a los chicos y también a uno, porque luego uno se siente mejor. Desde ya, puede ocurrir que los chicos pregunten algo y no saber qué contestar, pero como padres nos pasa tantas veces que no sabemos qué decir, porque nos sorprenden…pero siempre hay una respuesta.
Durante la cena en el Máximo Gil, Mariano le manifestó a Norma –la directora de la institución- las intenciones de pasar Navidad con esas niñas que se habían sumado a la mesa a través de sus hijas. Luego vino la entrevista con la asistente social quien aclaró dos cuestiones: por un lado, que en caso de haber interés en adoptar, ya no podrían compartir las Fiestas con las hermanitas. Y, por otro lado, que en caso de también querer compartir Año Nuevo, deberían ser con otros de los chicos alojados en el Hogar. De esta manera, se busca proteger a los menores, evitando confusiones en los vínculos y futuras frustraciones.
“Nosotros lo que buscamos es compartir con ellas un momento lindo y que sepan que cuentan con nosotros para lo que necesiten”, cuenta Mariano. Durante la infancia, los chicos que viven en el Máximo Gil van a la escuela, a la colonia, hacen deportes y demás actividades, pero alcanzada la mayoría de edad, deben dejar el espacio y puede ocurrir que cumplan los 18 y nunca hayan sido adoptados. En este sentido, Mariano comentó a Democracia “con Paula tenemos pensado trabajar en un proyecto para acompañar a los chicos que no logran dar con una familia, que llegan a la adolescencia y tienen que dejar el Hogar, para ellos, queremos buscar la forma de que tengan el respaldo necesario para seguir estudiando.”

-¿Los chicos expresan sus problemas familiares con ustedes?
-Lo más chiquitos no. Ellos valoran mucho la sonrisa, el abrazo, el juego. Naturalizan el vínculo de manera que no hablan de sus problemáticas. Los chicos son así. Los nenes tienen muy buena relación con las chicas que trabajan ahí desde hace años. Hay un amor impresionante, tienen mucha vocación. 

“Todos tenemos algo para compartir”
La familia Gorosito, compuesta por Mariana y su marido y dos hijas Ana e Inés, de 19 y 14, hace tres años que comparte las Fiestas con chicos del Hogar y esta Navidad los encontrará junto a dos pequeños hermanitos de 4 y 7 años. Cuando Ana, la hija mayor, tenía 15 años, se sumó al equipo de Red Solidaria Chacabuco y, a partir de allí, tomó contacto con el Hogar Máximo Gil. Luego, su familia decidió acompañarla en esta actividad solidaria y comenzaron a colaborar llevando a los chicos a la escuela y compartiendo espacios de recreación. 
“Nosotros con el Hogar tenemos un importante vínculo afectivo, algunos chicos me eligieron como madrina y a mi marido como padrino, todo el año estamos en contacto. El primer año vino mi ahijado con sus cuatro hermanitos a pasar la Navidad, luego fueron adoptados y seguimos en contacto, pero cada año vienen chicos distintos”, cuenta Mariana y agrega “las puertas están abiertas para todos, la institución decide, ellos se manejan con mucha seriedad.”
Mariana confiesa que al comienzo sufrían y la pasaban mal, es que sentían mucha impotencia de que haya chicos en esa situación. “Después empezamos a pensar en que, si bien no podíamos cambiar la realidad de estos chicos, sí podíamos ayudar a que sea mejor y empezamos a compartir paseos, helados, tardes de plaza, ellos vienen a casa o vamos nosotros. Comprendimos que podíamos colaborar desde ese lugar” y agrega “el otro día encontré una frase que siento que nos identifica, es de la Madre Teresa de Calcuta y dice ‘no siempre podemos hacer cosas grandes pero sí podemos hacer cosas pequeñas con mucho amor’. 

“Nadie tiene poco para dar”. 

-¿Cómo manejan el tema de los vínculos con los chicos?
-Yo trato de no saber por qué ellos están ahí. Me manejo con mucha prudencia con lo que digo. Con los más chiquitos el vínculo es desde el juego, pero a veces los adolescentes sí tienen ganas de charlar algunas cosas. Hay gente que dice que no le gustaría traer a los chicos porque creen que se van a poner mal al ver que otros tienen una familia formada y ellos no, pero para nosotros es al contrario, nos parece bien que ellos tengan el ejemplo de que sí se puede formar una familia. Ellos vienen acá, almuerzan y cenan en familia y ven que ellos también pueden tenerla. Hay que alentarlos a que se puede, yo les digo “cuando ustedes trabajen” o “cuando tengan su familia”, siempre cosas positivas, porque lo negativo ya lo tuvieron.
En Nochebuena, los sobrinos de Mariana van a ir a cenar y a jugar y el 25, después del almuerzo, si el día está lindo, los chicos disfrutarán en la pileta antes de volver al Hogar.

-¿Qué le dirías a las familias que quieran sumarse a esta iniciativa?
-A veces las personas no se acercan porque piensan que no tienen mucho para dar, pero simplemente con compartir una tarde en la plaza o un helado, para ellos es muchísimo porque se distraen, están con otras personas. El mensaje es que no piensen que tienen poco para dar. Nadie tiene poco para dar.

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