UN RINCÓN CON HISTORIA

La Angelita: la pequeña Siria busca convertirse en un “pueblo auténtico”

La localidad de General Arenales, de apenas 265 habitantes, fue seleccionada por el Ministerio de Turismo de la Nación por ser la única en el país con el 70% de habitantes de origen árabe musulmán. El proyecto apunta a fortalecer el desarrollo turístico para incorporarlo como actividad económica y disminuir el desarraigo de la población joven.

A 64 kilómetros de Junín, 50 de Arenales y 27 de Rojas hay un pequeño pueblo llamado La Angelita, también conocido en la zona como “La pequeña Siria”. Se trata de una localidad perteneciente al partido de General Arenales y con apenas 265 habitantes, el 70% es de origen árabe musulmán. 
Allí hay una calle asfaltada y el resto de tierra, casas bajas, antiguas, de paredes húmedas, con lotes al fondo y ropa tendida bajo la sombra de la parra.  Hay energía eléctrica desde 1971, pisos calcáreos originales de los años cincuenta, bombas de agua estilo “sapo” de 1900, cocinas a leña y azulejos celestes, de esos que ya no hay o es casi imposible conseguir. 
En La Angelita además hay: boliches en esquinas de puertas altas con persianas de chapa, cerradas desde hace años. Hay un jardín de infantes y una escuela, hay historias de delincuentes acribillados y una capilla de aspecto rural fundada en 1942, con piezas de mármol donadas por Doña María Unzué de Alvear, una mujer inmensamente rica, propietaria de setenta mil hectáreas de la mejor tierra en el partido de Rojas. 

En La Angelita no hay cloacas ni gas natural, no hay bancos ni cajeros automáticos; no hay estaciones de servicio ni supermercados; no hay farmacias, no hay médico que resida en el lugar. Pero tampoco hay inseguridad ni hay persona que no salude al pasar. El pueblo no es uno más en la provincia de Buenos Aires, tiene características únicas y un valioso patrimonio cultural. 
En 1909 llegaron a La Angelita los primeros inmigrantes sirios que se asentaron en la zona luego de treinta días de viaje en barco. Allí arrendaron cinco hectáreas para el uso agrícola y dieron el puntapié inicial para la posterior llegada de cientos de personas. La estación del tren se inauguró el 24 de noviembre de 1911, en tierras también donadas por Doña María Unzué de Alvear, y en 1926 se fundó oficialmente la localidad con gauchos musulmanes como habitantes. 
En la actualidad, 91 años después, la convivencia intercultural e interreligiosa continúa siendo pacífica en un cien por ciento y, mientras la arquitectura acompaña el perfil de un pueblo de provincia, el patrimonio intangible, en ya mayor parte de la población, responde de manera estricta a la tradición árabe.

En los primeros meses de este año se conoció la noticia de que La Angelita había quedado seleccionada entre 17 localidades situadas en distintos puntos del país, en el marco del proyecto “Pueblos auténticos” del Ministerio de Turismo de la Nación. Los nueve pueblos con los que se trabajará en la primera etapa son: Concepción del Yaguareté Corá, Purmamarca, San Francisco de Alfarcito, Moisés Ville, La Carolina, Gaiman, Camarones, La Angelita e Isla Martín García, y para la segunda etapa: Tolhuin, Villa Traful, Villa Tulumba, Jagüé, Las Cuevas, Antofalla, Sierra Grande (Playas Doradas), Cachi. Mediante esta iniciativa se buscará impulsar el desarrollo turístico a partir de las particularidades históricas y culturales.
En “La pequeña Siria” entre las principales tradiciones que se manifiestan actualmente está la religión: los árabes realizan las cinco oraciones diarias que marca el Corán, no consumen carne de cerdo ni utilizan cubiertos o mesas de personas de otra religión, respetan los ayunos que señala el calendario musulmán, forman pareja entre personas de la misma cultura, preparan recetas ancestrales que suelen intercambiar entre vecinos, conservan el idioma, las fiestas tradicionales y también el baile. 

Uno de los hechos que funciona a modo de ejemplo para dar cuenta de la excelente convivencia e integración es el grupo de danzas folclóricas árabes “Paz y Esperanza”, integrado por chicos de origen árabe, italiano y español, todos vecinos de La Angelita.
Según señala el proyecto “Pueblos auténticos”, se buscará fortalecer el desarrollo turístico en el lugar para incorporar el turismo como actividad económica y disminuir el desarraigo de la población joven. Para ello, se reordenará el casco urbano, se incorporará señalética en los principales atractivos con un diseño acorde a la identidad del pueblo, se harán capacitaciones a los establecimientos vinculadas con la calidad del servicio y la atención al cliente, se acompañará a los emprendedores locales para incorporar productos regionales en la oferta gastronómica, entre otras iniciativas que se irán concretando de manera paulatina. 

Peones y contratistas rurales, empleados de la fábrica de postes o de carrocerías del pueblo, costureras, amas de casa y mucamas de estancias jubiladas son los oficios de los vecinos que residen hoy en La Angelita. En una localidad con muchos adultos y abuelos -como en muchos otros pueblos-, los jóvenes se van en busca del estudio universitario, o de un trabajo por fuera de estos rubros, y muchas veces ya no vuelven. 
Cada casa, con techo de chapa y olor a tuco, con la pava del mate sobre la hornalla a las nueve y galleta de pan en la mesa al mediodía, señala al pasado, a las raíces, a lo autóctono, a la identidad en estado puro, a aquello que en la ciudad-como los azulejos celestes- ya no hay, o es difícil conseguir.

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