ENFOQUE

Matices por la cumbre del PJ

En cierta forma, la gran cumbre del PJ bonaerense que se realizará el próximo fin de semana en

Santa Teresita será justamente lo inverso de lo que fue el encuentro similar que realizó

ese partido en el mismo escenario un año atrás, en febrero de 2013.

Delicias de una fuerza que suele definirse a sí misma como “movimientista” pero a la que también podría caberle el mote de “contradictoria”.

Veamos. El intendente de La Matanza y titular formal del partido, Fernando Espinoza, se auto impuso la tarea de lograr que la reunión -a realizarse en un lugar tan poco peronista como el Golf Club local- derive en una postal de la supuesta unidad partidaria.

Por eso, viene diciendo a los cuatro vientos que será un encuentro de “puertas abiertas”, incluso para los que han saltado al opositor Frente Renovador (FR) de Sergio Massa.

El concepto de apertura reviste cierta negación de la idea de que, en los hechos, el justicialismo de la Provincia se está desmembrando.

No es casual que el encuentro llegue en medio del cimbronazo que causó en el kirchnerismo la mudanza al FR del histórico barón del Conurbano Raúl Othacehé, que amenaza -aunque formalmente hayan proliferado las desmentidas- con arrastrar a otros dirigentes. En verdad, no se espera que ningún massista se aparezca por Santa Teresita por más abiertas que estén las puertas. 


Contención

La reunión, de alguna forma, está planteada para ser un ámbito de contención ante posibles migraciones de intendentes. Que se suma a los encuentros que ha venido teniendo con ellos el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, un interlocutor de la Casa Rosada que estaba algo alejado del “mundo conurbano” y al que los jefes comunales valoran, en las que plantea que no faltarán fondos para obras públicas en los municipios afines.

Pero desde lo estrictamente político-partidario, lo que obsesiona a Espinoza es mostrar que es capaz de encolumnar sin fisuras al sciolismo, al cristinismo acérrimo encarnado en la agrupación La Cámpora y al poder territorial de los intendentes del conurbano, expresiones del PJ que se

recelan entre sí y, en algunos casos, se detestan. Y si no que lo digan los que presenciaron

las peleas a gritos entre algunos jefes comunales y los juveniles, en los días de cierre de listas previos a las elecciones partidarias.

El encuentro del sábado será, en esta línea, una suerte de prólogo para ver la cintura política de Espinoza, que en marzo próximo deberá abocarse a la tarea de repartir, con cierto equilibrio, los más de 40 cargos de la mesa de conducción del PJ bonaerense.

Deberá sortear primero la sospecha que sobre él tienen muchos cristinistas respecto a que su verdadero objetivo es ser candidato a gobernador de una boleta presidencial encabezada por Scioli.

Recuerdos de un año atrás Lo dicho: aquella “unidad” que persigue Espinoza es justamente lo que no mostró el PJ provincial hace un año, cuando también se juntó en Santa Teresita. Los memoriosos recuerdan que en aquella oportunidad el sciolismo quedó relegado frente a un cristinismo que, siempre afecto a las teorías conspirativas, se empecinaba en rotularlo como un movimiento desleal.

En el Gobierno bonaerense aún hoy recuerdan aquel cónclave, que había sido impulsado por el instituto de formación híper K Gestar, como un encuentro “antisciolista” del que salió una fuerte discusión entre representantes de los gobiernos nacional y bonaerense por el sistema de distribución de la Coparticipación de impuestos que perjudica a la principal provincia del país.

La estrella de aquel evento, la gran cara visible del oficialismo nacional en actitud avasallante frente al sciolismo, había sido el vicepresidente Amado Boudou. “Es traidor el archivo”, dice hoy, irónico, un dirigente del kirchnerismo en diálogo con este diario. Muchas cosas sucedieron en este año completo que ha pasado desde la reunión de enero de 2013, más allá de que ahora se verán las caras casi los mismos dirigentes:

-Por empezar, la Rosada tiende a esconder a Boudou cada vez más, mientras se complica   también cada vez más- su situación judicial en el expediente de la ex Ciccone Calcográfica.

-El Gobierno tuvo un muy mal desempeño primero en las Primarias Abiertas de agosto pasado y luego en las legislativas de octubre, lo que favoreció la irrupción de Massa como un actor presidenciable de perfil justicialista. El tablero del PJ se sacudió.

-Scioli pasó de revertir la categoría casi de enemigo a ser un aliado indispensable del oficialismo nacional, luego de ponerle el cuerpo a una campaña que, muy probablemente, sin su participación hubiera culminado con un resultado aún más duro para el Gobierno. Además, ahora

ya se ha plantado como candidato a la Presidencia y está dispuesto a darle una interna a cualquier postulante que le ponga enfrente el cristinismo. 

-El Gobierno, en los hechos y más allá de la definición ficticia que quieran ponerle, avanza hacia un ajuste de la economía y en el peronismo son muchos los que creen que eso puede arrastrar al partido a una derrota el año que viene. 


Debate

Si la convocatoria es un éxito -algo aún no asegurado- se espera cierta discusión interna y un respaldo inevitable a la presidenta Cristina Fernández. Lo que está por verse es si sobrevuela la autocrítica genuina o si, por el contrario, se impone la tendencia autista de no ver los errores propios.

Además de las presencias, dirá mucho sobre este último punto el dato de quién será el orador de cierre. Las viejas tirrias parecen inagotables hasta en este punto. De hecho, hay una discusión aún irresuelta: si, como se había asegurado en un principio, debería ser Scioli por su proyección nacional o si se imponía la presión de la Casa Rosada para que fuera el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.

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