los wachiturros
MARKETING APLICADO

Wachiturros

Paso en falso para el cocodrilo.

Los wachiturros fueron el boom de cualquier verano. Sus canciones sonaban en todos los boliches del territorio. Hoy no se bien por dónde andan sin embargo de casualidad los rememoré y me despertó curiosidad por un caso que vincula y compromete a una marca. 

De un lado, el cosmos imaginario construido a lo largo de años por el cocodrilo. Un signo que encarna la elegancia y el lujo informal. Por otro, un conjunto de niños que se dedicaban a bailar en boliches y un día “la pegaron” con un asunto que tuvo bastante más de 10 millones de reproducciones en Youtube. 2 mundos opuestos con un dilema comercial. 

 En esta columna constantemente diferenciamos a la comercialización del marketing definiendo que esta última no se ocupa solo de activar tickets sino, además, de proteger el capital marcario. En este sentido, frecuentemente imaginé la actitud de los causantes de Lacoste al observar como los adolescentes cumbieros bailaban vistiendo orgullosamente sus prendas. 

Los wachiturros en las nuevas generaciones

 El punto es que la irrupción de los niños generó un boom de ventas, un lapso breve empero de gran efecto en el cual la marca obtuvo beneficios económicos por la interacción. La “ganancia” nace por la penetración en un segmento intencionalmente inexplorado antes.  

 Llegamos al eje temático de la columna, un caso que representa beneficios económicos (ventas) empero males por descontrol en el posicionamiento que crea la interacción (marketing). Inclusive los causantes del cocodrilo fueron acusados de dar dinero a los niños para que dejen de utilizar las prendas en sus clip de videos y presentaciones. 

 En tiempos tan susceptibles, imagino que la averiguación de los ejecutivos no poseía un tono discriminatorio sino tan solo evadir la sociedad de la marca, habituada a torneos de polo, tenis y otros eventos disimules al ambiente tropical.  De cualquier manera, vale mencionar que una vez que una marca busca colocarse en un espacio definido está “discriminando” sin embargo en el buen sentido. No me refiero un trato desigual por motivos raciales, religiosos, de condición física o semejante sino tan solo a conceptualizar un cosmos objetivo donde “ubicar” el imaginario de consumo de esa oferta y aquello se denomina segmentación de mercado. 

 Un caso sensible que puso en jaque la interacción entre el sector de ventas (felices por el incremento) y el marketing (preocupados ya que se estaban “corriendo” del posicionamiento). Un caso muestra claro por el que tenemos la posibilidad de concluir que no continuamente vender más es mejor. “Tirate un qué, tirate un paso". 

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