TRIBUNA DEL LECTOR

La Provincia es inviable, pero dividir y unir al mismo tiempo es posible

Durante estos años, por no decir desde siempre, quienes se han sucedido en el gobierno han manifestado dramáticamente que, así como está, la situación de la provincia de Buenos Aires no es viable. 
¿Alguien estará pensando en hacer -desde la política- algún aporte patriótico serio para afrontar dicha inviabilidad traducida en crisis y mejorar la calidad de vida de los bonaerenses, además de recordar siempre y no resolver nunca los problemas de inflación, pobreza, salud, educación, seguridad; privilegios y gasto público? 
¡Qué oportunidad se perdió Axel en la Legislatura de anunciar la promoción de reformas estructurales para rediseñar el territorio y dividir, por ejemplo, aquellos partidos del conurbano que, por su densidad, superan o representan una provincia dentro de otra! 
Me sumo así a expresiones del senador Costa y el concejal Feldman que expresaron su preocupación en tal sentido. Sin duda, ello posibilitaría una mayor descentralización en beneficio de quienes allí habitan por sobre los intereses de los punteros y zares políticos que los gobiernan. 
También, el Gobernador podría haber introducido -como lo he venido proponiendo reiteradamente en este mismo diario - que el poder legislativo sea unicameral. Solo Buenos Aires, Catamarca, Corrientes, Salta, Entre Ríos, Mendoza (en curso de modificar su Constitución eliminando el bicameral) San Juan y Santa Fe mantienen el sistema dual. ¿Alguien tiene idea del ahorro que ello representarla? 
Estas cuestiones deberían constituir verdaderas políticas de Estado, cualquiera sea el signo político de quien gobierne, porque la Provincia, así como está, es ciertamente inviable.
Obviamente se trata de un tema complejo que debería ser abordado por urbanistas, sociólogos, políticos, economistas y especialmente por las universidades que cuentan con sedes en la Provincia. A partir de una decisión política sin fisuras, podría comenzarse a pensar cómo definir lo que más conviene a tales fines. 
Dividir partidos o crear regiones, son algunas de las opciones que permitirían descentralizar y descongestionar ese gigante burocrático que habita en la Capital de la Provincia. Por tomar sólo un trámite: absolutamente todos los bonaerenses (sean de La Matanza, General Villegas o Bahía Blanca) nos vemos obligados a concurrir a La Plata para gestionar, por ejemplo, la división de un lote en cualquiera de nuestras ciudades. Entre el ministerio de Obras Públicas, Catastro, Hidráulica, etc. se nos va la vida. Quienes conocen de esto (ingenieros, arquitectos, agrimensores, emprendedores, martilleros, etc.) saben que es así. ¿A nadie se le ocurrió descentralizar estos organismos por regiones? 
Una cuestión elemental de medida y tamaño indica que, en las comunidades con menor densidad poblacional, los ciudadanos interactúan con los gobiernos locales sin intermediarios. El sentido de cercanía e inmediación confiere vínculos y genera compromisos recíprocos que permiten trasparentar y controlar las acciones de quienes tienen responsabilidades públicas. La solución de problemas sería más rápida, eficaz y económica. 
Todos sabemos porque no se hace o ni se insinúa siquiera. Los caminos cuando más tortuosos y sinuosos favorecen a los baqueanos. Por eso es previo e imprescindible el acuerdo y compromiso político. Esto sólo se construye mediante la sumatoria ininterrumpida y persistente de voces. 
Nuestros legisladores- de todo signo- podrían lucirse. Posible es, improbable también, si nos remitimos -al menos- a la parte de la historia que nos tocó vivir.

COMENTARIOS