Una vez más nuestra ciudad está copada por una tendencia. Así como fueron las vinotecas, fiambrerías boutique o las casas de tartas y empanadas hoy la cerveza es protagonista. En esta columna me quiero referir a la relación entre oferta y demanda juninense con la novedad como anzuelo permanente.
Tímidamente y hace algunos años aparecieron los primeros productores de variedades artesanales. Participaciones en Expo Junín o pequeñas partidas para grupos reducidos marcaron el comienzo. Más tarde, la esquina de Saavedra se posicionó y todos nos agolpamos en ese lugar. Algo falló y al poco tiempo la promesa mutó a un concepto de negocio más amplio.
El lugar en el mercado quedaba vacante y rápidamente alguien se hizo cargo con un posicionamiento genérico. Birra es Birrería y hoy muchos hacen cola para entrar, casi como si fuera la única opción, es “el” lugar de moda y de eso Junín sabe demasiado.
La reacción no se hizo esperar ¿qué pasa con la gente que queda afuera del negocio de moda? La respuesta fue el local de los altos de Roque Saenz Peña y ambos comparten la misma promesa en torno a un producto.
¿Qué pasará cuando pase el furor?
Son muchos los comercios de nuestra ciudad que arrancan con mucha fuerza. El viento de cola que genera la novedad, la necesidad de algo nuevo en una gran ciudad que sigue siendo pueblo. La dinámica es cíclica, abre algo y todos juntos, al mismo tiempo, nos agolpamos para estar presentes. Después, la tensión empieza a bajar y nos cansamos, lo dejamos de lado esperando otra propuesta.
¿De qué depende mantenerse?
Dependerá entonces de la construcción y mantenimiento de la experiencia de consumo. La cerveza no es más que una excusa, una forma de atraer a quienes quieren cortar la semana. El sentido de la convocatoria es otro, la intención de pasar un buen momento es lo que hay que seguir construyendo.
Acaso la propuesta gastronómica general es un tema importante pero no el único. El valor agregado del genérico “birra” radica en los anexos y novedades que un negocio debe promover para mantenerse activo y despierto en su pretención de conservar su clientela.
Claramente todo consumo que exceda las necesidades básicas tienen relación con la moda y la novedad. Nadie va a cenar afuera para cubrir una cuestión alimentaria así como tampoco nos compramos ropa solo para cubrirnos del frío. Todo lo demás es una construcción, un trabajo para mantener el atractivo y que estas buenas iniciativas no pasen fugazmente por nuestra ciudad. Puro marketing como se dice por ahí.
COMENTARIOS